El mercado de la vivienda se reactiva con un alza del 12,6%

BURGOS

No puede ser una mera coincidencia que el ejercicio en el que más viviendas se han vendido en la provincia desde el año 2009 haya sido también el que más licencias de nueva planta se han visado y el que más pisos en construcción registra en la última década. Es evidente que se ha consolidado un cambio de tendencia en el mercado inmobiliario que ha reactivado las operaciones de compra y venta, tanto entre particulares como las operaciones inmobiliarias por parte de las constructoras y sus comercializadoras. Las grúas y los andamios en varios puntos de la ciudad lo atestiguan, como también son indicativos de una mejora de este sector los buenos datos del mercado de alquileres, donde la recuperación llegó mucho antes que a la compraventa, como las estadísticas hipotecarias, que tiran al alza en los últimos tiempos.

Refuerza esta premisa el hecho de que, según los datos que ayer hizo públicos el Ministerio de Fomento, son las viviendas libres y el mercado de segunda mano donde se concentraron las ventas del año pasado, aunque en el conjunto de la región hay un ligerísimo descenso de las ventas de pisos de nueva planta.

Las cifras concretas indican que a lo largo de 2017 cambiaron de manos un total de 3.887 viviendas en la provincia de Burgos, lo que supone que se vendieron 436 inmuebles más que en año precedente, ocho a la semana de media frente a menos de dos semanales en 2016. Es un cambio notable que tiene su reflejo en Castilla y León y en el resto de España, donde la mejoría también es evidente. En la Comunidad la compraventa crece un punto menos que en Burgos (con un 11,6 por ciento), mientras que el promedio nacional es claramente mejor con un 16,3%.

El mercado de la compraventa de viviendas en la provincia de Burgos llega a este punto de recuperación tras una década de subidas y bajadas que ha culminado en una curva ascendente que, pese a todo, sigue muy lejos de las cifras de traspaso de viviendas en los años precedentes al estallido de la burbuja inmobiliaria e, incluso, en los primeros años de la crisis. Volviendo la vista atrás resulta llamativo recordar que en el año 2008 el entonces Ministerio de la Vivienda, cuyas funciones hoy aglutina el de Fomento, confirmaba que 5.072 viviendas habían cambiado de manos y otras 4.425 en 2009, uno de los peores años de la crisis en términos de empleo y de pérdida de poder adquisitivo que, sin embargo, registro casi una quinta parte de ventas más que las que se consumaron en 2017, cuando ya en Burgos se percibía una evidente recuperación económica.

Este dato es indicativo de que la confianza no ha vuelto del todo a los consumidores y menos en un mercado en el que los compradores deben movilizar muchos recursos económicos para adquirir una vivienda, casi siempre con la ayuda de una entidad financiera. Esa desconfianza ha arraigado desde el año 2013, cuando las ventas se desplomaron hasta las 2.015 viviendas vendidas en todo un año.Más información en la edición impresa