El Correo de Burgos

CASO GABRIEL / EL PASADO BURGALÉS DE LA DETENIDA

La Policía retoma el caso de la muerte de la hija de Ana Julia

Se investigará la muerte de su hija de 4 años en 1996 al caer por una ventana

La niña cayó desde una ventana del séptimo piso a este patio de luces.-SANTI OTERO

La niña cayó desde una ventana del séptimo piso a este patio de luces.-SANTI OTERO

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MARTA CASADO / Burgos
Burgos

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Tras la detención el domingo en Almería de Ana Julia Quezada trasladando el cadáver del niño Gabriel Cruz en su coche, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, confirmó ayer que «habrá que ver» qué ocurrió en relación con la muerte del 10 de marzo de 1996 de la primera hija de esta dominicana de 44 años, una menor de cuatro, Ridelca Josefina, fruto de una relación con Santiago Gil en la República Dominicana y que había traído a Burgos un año antes de su fallecimiento. La niña perdió la vida al precipitarse por una ventana abierta de su casa en un séptimo piso en el número 41 de la calle Casa La Vega de la capital burgalesa, en el barrio de Gamonal. En aquel momento el juzgado consideró la muerte como accidental.

El nuevo examen del caso corresponderá a la Policía Nacional, que ya ha vuelto la vista sobre aquel informe para ir preparado la investigación oficial, que llegará una vez la Guardia Civil culmine su trabajo en Almería. Entretanto, la policía judicial ya ha empezado a repasar el expediente que el juzgado número 6 de Burgos archivó por si al verlo desde la perspectiva actual saltase a la vista cualquier detalle que pudiera ser relevante.

Ese vistazo, según explicaron fuentes policiales, no desvela por el momento que fuese incorrecto el trabajo realizado por el inspector y los agentes que firmaron el expediente del caso en 1996, todos ellos «jubilados hace muchos años», incluso alguno de ellos fallecido, ya que en aquel entonces ya contaban con una edad cercana a la salida del cuerpo. Incluso sigue en pie la hipótesis de que la muerte de la niña fuera «una desgracia» sin culpables, tal y como zanjó el juzgado.

Precisamente, desde la comisaría provincial de Burgos se ha contactado con el juzgado número 6 de la ciudad, que llevó la instrucción, para que revise los expedientes y aclare en qué fecha se formalizó el sobreseimiento de la muerte de la niña y si ordena o no reabrir el caso.

Investigación en marcha

Fuentes policiales explicaron a este periódico que por el momento estos son los pasos iniciales que se van a dar en relación con este suceso del pasado de Ana Julia Quezada, dado que aún «no es el momento» de ampliar las actuaciones porque la Guardia Civil aún no ha completado su investigación en Almería y es prioritario para quienes coordinar el trabajo policial relacionar a la detenida con la muerte del niño Gabriel Cruz, más allá de que fuera sorprendida trasladando su cadáver. Investigar el entorno, las relaciones o el pasado de Ana Julia para esclarecer la muerte de Ridelca, podría «interferir» negativamente en las pesquisas de la Guardia Civil, por lo que se esperará a la conclusión de su informe final para oficializar las gestiones que la policía está ya realizando y empezar a hablar con los testigos, según aclararon esas mismas fuentes.

Muerta en el patio

10 de marzo de 1996. «En la mañana oí gritos en la escalera y nos despertamos. Yo tenía dos hijas que al escuchar el ruido miraron por la ventana y al ver a la niña se pusieron a gritar». Así recuerda un vecino del mismo portal de Ana Julia Quezada la terrible mañana en la que la primera hija de la hoy detenida por la muerte del pequeño Gabriel en Almería cayó desde un séptimo piso, supuestamente con las primeras luces del día. Varios jóvenes de la zona Gamonal recuerdan el suceso con pena y uno de ellos explica que «me habían contado mis padres que una niña había caído por la ventana pero que les parecía muy raro que una niña tan pequeña, aún siendo sonámbula como se decía, hubiera podido tirarse así». Otro vecino coincide en que aquel suceso fue hace mucho tiempo y que «lo único que recordamos es eso que se cayó y que se dijo que fue un accidente y ya, que era algo raro siendo tan pequeña la niña pero poco más».

La niña llevaba apenas un año en Burgos cuando murió. A mediados de los años 90 Ana Julia deja una hija en República Dominicana y viene a Burgos. Aquí conoce a Miguel Ángel, hay quien dice que en un club de alterne, otros que en un bar. Acabarán casándose y tienen una hija, la misma que reside con el padre en una vivienda de Gamonal en un portal justo al lado del domicilio de los hechos.

Tres meses antes del luctuoso suceso traen a la niña de Ana Julia que es acogida como una más en la familia por su marido y su suegra. La pequeña Ridelca Josefina tiene un «carácter un tanto retraído, como si no se hubiese adaptado a la nueva situación familiar», refleja el atestado que la Policía Nacional abrió abrió sobre el suceso. Tres semanas antes de que cayera por la ventana, su padre cuenta a los agentes que «su madre fue a despertarla para ir al colegio y la encontró desvanecida». Tras acudir a Urgencias de la Residencia Sanitaria y ser oscultada «no encuentran nada anormal».

En la noche de aquel 10 marzo de 1996 el padre se acuesta a las 22:30h. Según dijo a los policías no supo determinar cuando lo hicieron su mujer y sus dos hijas, que dormían juntas en una habitación. Al levantarse a las 7:30 de la mañana no ve a la niña mayor en la cama, por lo que la busca en una habitación contigua de juegos en la que se percata de que la ventana, de doble hoja, está abierta y junto a la ventana había una pequeña mesita de color blanco, de unos 40 centímetros.

Al asomarse vio a su hija caída en el fondo del patio de luces. El atestado de aquella terrible noche, firmado por un inspector y dos agentes de la Policía Judicial, refleja que el hombre bajó corriendo por las escaleras, rompió la puerta de la letra D del primer piso que da acceso al patio interior, que estaba vacío, para poder acceder a donde está la pequeña. En ese momento ya había personal sanitario de la Cruz Roja con él, pero sólo pudieron comprobar que la niña había muerto por la caída.

Dos patrullas Zeta de la Policía Nacional se personan en el lugar y comprueban que «en el patio de luces se encontraba muerta, en posición decúbito supino el cuerpo de una niña como de unos cuatro o cinco años» vestida con un pijama blanco con rayas de color rosa. Junto al cadáver encuentran un peluche de color azul, un «ciempiés». Los agentes también documentan que desde el patio se veía abierta una ventana del séptimo piso, que luego se comprobó que tenía «doble hoja» y unas dimensiones difíciles de mover para una niña tan pequeña.

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