Las hostelería confía en alcanzar un acuerdo para evitar la huelga

Mucho se tendría que complicar la negociación prevista para hoy, bajo la tutela del Servicio Regional de Relaciones Laborales (Serla), para que patronal y sindicatos de la hostelería burgalesa rompan la baraja y aboquen al sector a la huelga. Ambas partes, enfrentadas en asuntos esenciales, llegan al encuentro con la mano tendida y la intención de acercar posturas respecto al nuevo convenio colectivo. Sobre la mesa aguarda «respuesta» la propuesta lanzada por UGT y CCOO en la anterior reunión para sustituir las tres tablas salariales en vigor por una sola, que mejore las condiciones de buena parte de los empleados sin empeorar las del resto.

«La cuestión es que las diferencias hasta el momento están vinculadas al tipo de establecimiento y esa designación la escoge el propio negocio, por lo que se opta mayoritariamente por la que ofrece los sueldos más bajos», relata el secretario de Acción Sindical de la Federación de Servicios de CCOO, Luis Sáez, convencido de que se trata de una medida «más que razonable» para mitigar la precariedad de un sector que da trabajo a 12.000 personas en la provincia y en el que, «hasta la fecha», los consecutivos récords de actividad no han redundado en mejoras de las condiciones laborales.

Así lo entiende también el representante de los empresarios burgaleses, Luis Mata, confiado en alcanzar un acuerdo. Lo emplaza, no obstante, a los «detalles» pues, si bien cree que la unificación salarial propuesta «es posible», recuerda que su implantación «ha de ser progresiva para dar facilidades a los negocios más pequeños, que serán los principales afectados». «Si queremos hacerlo bien, debemos poner todos de nuestra parte», añade.

Cabe recordar que Segovia ‘abría’ la ronda de acuerdos la semana pasada. Tal resultado difuminaba la alargada sombra de la huelga anunciada a comienzos de marzo «ante la escasa o nula disposición de la patronal a regularizar el sector», lamentaban entonces los sindicatos.

CONTROL HORARIO

Mata rechaza tal resistencia y achaca el bloqueo a la insistencia de UGT y CCOO a la imposición de un mecanismo de control horario que «no consideramos bueno, ni malo, sencillamente instaurarlo excede a nuestro ámbito de actuación», detalla, satisfecho de que la exigencia se haya quedado finalmente fuera de las condiciones para un posible pacto. «Si se hace debe articularse a través de un reglamento nacional o incluso europeo, o en su defecto vía acuerdo con la agrupación nacional de empresarios. Pedírnoslo a las provinciales es como querer que modifiquemos el IVA: imposible», añade.

No lo tiene Saéz tan claro y afirma que los sindicatos optaban por renunciar a la que, sin embargo, es su «principal batalla» por encontrar demasiado «cerrada» a la patronal. «Sabíamos que si nos enrocábamos en ello era imposible avanzar y hemos preferido dar pasos en otra materia importante y necesaria, dado el número de beneficiarios, como es la salarial», precisa.

Con todo, recuerda que lograr esta exigencia pendiente sería crucial para acabar con excesos de jornada que, por cierto, suponen, según los cálculos de CCOO, un fraude anual de 15 millones solo en la provincia de Burgos. En el conjunto de la región, en el que el número de empleados se eleva a 53.000, la cifra supera los 93 millones.