El Correo de Burgos

LA ESPUELA / LINA BERTA DOMÍNGUEZ

"Canto 'Resistiré' a voz en grito. ¡Me quedo ronca!"

Hace un año dejó atrás el despacho del sindicato y se incorporó a su puesto de trabajo como cuidadora técnica de Servicios Asistenciales de la Junta. El mismo empleo que hace más de treinta años la llevó a Comisiones Obreras

Lina Berta Domínguez-ISRAEL L. MURILLO

Lina Berta Domínguez-ISRAEL L. MURILLO

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A.S.R.
Burgos

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Pregunta- ¿El sindicalismo no es lugar para viejos?

Respuesta- A priori, no. Pero sí es un sitio donde te sientes muy a gusto cuando te jubilas.

P.- ¿Y para mujeres?

R.- Estamos en ello, pero cuesta. El sindicalismo para la mujer es muy difícil, por el entorno familiar. Parece mentira pero no ha cambiado. Esto se está poniendo cada vez peor para las mujeres.

P.- ¿Cuántos chistes sobre rubias ha aguantado?

R.- No muchos, porque llevo poco de rubia, pero sí he oído otros comentarios cuando iba de pelirroja o me ponía mechas verdes. Gente del sindicato, con mucho cariño, me llamaba Alaska.

P.- Y entonó el A quien le importa lo que yo haga...

R.- ¡Muchas veces! La edad hace mucho, a los 20 piensas de una manera, a los 30 actúas y a los 50 todo te da igual y dices ‘yo ya he peleado, ahora me toca vivir y lo que piensen los demás me la pela’.

P.- ¿Qué movida la llevó en los ochenta a Comisiones Obreras?

R.- Ninguna movida. Solo quería mejorar la situación laboral que teníamos. Era un centro recién abierto y había que colocarlo entre todos, la Dirección y los trabajadores, que teníamos mucho que decir y aportar y la manera era estar en el Comité. No quedaba otra.

P.- ¿Cuál es la batalla más dura que ha librado?

R.- Los muertos de Arranz Acinas en la calle Sauce. Fue durísimo. Todas las víctimas mortales lo son.

P.- ¿Y en el plano personal?

R.- La muerte de mi padre y la de mi hermano.No lo supero y han pasado treinta años. Aprendes a vivir con ello, pero es muy duro.

P.- La victoria más amarga fue...

R.- No me pongo metas por lo que no cuento victorias.Las cosas surgen y me siento a gusto con ellas, pocas veces a disgusto.

P.- Pero alguna habrá saboreado...

R.- Mis triunfos han sido mis hijos.

P.- ¿Canta ah, y como hemos cambiado... (léase con musiquilla del conocido tema de Presuntos Implicados) cuando ve qué en Comisiones Obreras?

R.- Es que ha cambiado casi todo. Comisiones somos los trabajadores y estos han cambiado. Antes ibas a una fábrica, decías dos palabras y salían todos a la puerta, casi hasta el jefe, y hoy no sale nadie. Hoy Comisiones es una empresa de servicios. Sin la negociación colectiva y el apoyo de los trabajadores no somos nada.Luego el Gobierno nos ha hecho mucha pupa con la reforma de la negociación colectiva y los empresarios, que cada día saben más, ahora nos machacan, porque hace cuarenta años no tenían ni idea y nosotros éramos los listos, entre comillas.

P.- Por qué actualmente hay más comisiones que obreras...

R.- Porque las comisiones son el único sitio donde nos podemos dejar oír. Sí es verdad que hay más comisiones que obreras, pero ¿por qué no hay obreras? Porque los trabajadores no van al sindicato más que cuando tienen un problema. Insisto, se está convirtiendo en una empresa de servicios.

P.- ¿Cuándo tensó la cuerda y se rompió?

R.- Se me tensó hace unos veinte años, una de las pocas veces que me he enfadado en mi vida. Fue en Comisiones. Estaba liberada y una situación ‘trapera’ me hizo largarme. No podía más. Ha sido la única vez en mi vida que he tenido esa sensación tan rara y tan mala.

P.- En todos los sitios vuelan cuchillos...

R.- Y cuecen habas... (ríe).

P.- ¿Su negociación imposible?

R.- Imposibles nunca son, puedes tardar dos meses o dos años. Negociación que no se firme no existe, otra cosa es que no firmes lo que tú quieres, pero al final de todo tira y afloja se consiguen cosas, por ambas partes.

P.- ¿Qué contrincantes son más duros: los empresarios o sus nietos?

R.- Los empresarios. Los nietos todavía son pequeños, igual es por eso, aunque ya tienen su genio eh...

P.- Han salido a la abuela...

R.- Espero haber aportado algo.

P.- ¿Qué músculo debe trabajar el sindicalismo burgalés?

R.- El corazón, que en la cabeza no hay músculo. Tenemos que poner todos mucho corazón, pero el brazo también, porque Burgos no está tan mal, se va mucha gente y hay despoblación, pero hay mucha industria y ninguna está perdiendo dinero. El sindicalismo no puede bajar el puño porque le comen todos, empresarios y trabajadores.

P.- ¿Y cuál debe entrenar Lina Berta Domínguez?

R.- La lengua es un músculo que se me da genial (ríe). Yo pongo corazón en todo lo que hago, en el sindicalismo y en mi vida. Unas veces me sale mejor, otras peor. En alguna decisión creo que debía haber pensado más, pero soy muy impulsiva. Me puede.

P.- ¿A qué político le gustaría echarse a la cara?

R.- A Rajoy, no puedo con él.

P.- ¿Qué le diría?

R.- Mejor me callo.

P.- ¿Y cómo fue que cayó en la tentación de la política?

R.- Fui concejal cuatro años en Quintanaortuño con el PSOE, aunque no estaba afiliada. Es un mundillo que me gusta, pero en un pueblo difícil, no, lo siguiente. Fue una experiencia buena, me aportó mucho, y espero haber respondido con todo lo que sabía, que no era mucho porque era novata. Porque, ojo, el sindicalismo no es política, aunque lo parezca.

P.- Y en la taberna del pueblo se negocia...

R.- Muy bien, mejor que en los Plenos, sin ninguna duda, las mejores negociaciones se hacen en los bares.

P.- ¿También las del sindicato?

R.- Las grandes negociaciones no, pero cuando te tomas una caña después de las reuniones se hablan muchas cosas con más naturalidad, todos, empresarios y sindicatos.

P.- ¿Qué tic de la sindicalista de vieja escuela perdura?

R.- Me molesta que se esté perdiendo el valor que el sindicato da a la afiliación de base. Cuando empecé las decisiones las tomábamos los afiliados, había reuniones, de tres o 300.Y eso se está perdiendo.

P.- ¿Los sindicatos se están aburguesando?

R.- Sí, porque la sociedad se está aburguesando y un sindicato es el reflejo de la sociedad.Unos más que otros.

P.- Apunte al culpable.

R.- En Comisiones aún perdura un poquito el pensar de la izquierda, pero cada vez menos.

P.- ¿Qué empresa es de cine?

R.- No existe. Las hay buenas, pero de cine...

P.- El 1 de mayo está a la vuelta de la esquina. ¿Qué le gustaría ver escrito en la pancarta de cabecera?

R.- Trabajo digno. Con eso basta. Si el trabajo es digno, el salario también lo es, la gente cotiza, se pagan pensiones, se invierte en servicios sociales...

P.- ¿Y qué cantará ese día a voz en grito?

R.- (Ríe). Resistiré, del Dúo Dinámico, la canto que no veas, me quedo ronca y todo. Y la de No nos moverán me sigue pareciendo mundial.

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