El Correo de Burgos

VIOLENCIA DE GÉNERO

El asesino de Silvia Plaza actuó de forma «extremadamente violenta»

La víctima y el agresor, que tenía una orden de alejamiento, coincidieron en un bar de Gamonal / Tras la brutal agresión, huyó del lugar y la PolicíaNacional lo localizó escondido en un trastero

Imagen del local en el que comenzó la discusión entre la víctima y el agresor.-ISRAEL L. MURILLO

Imagen del local en el que comenzó la discusión entre la víctima y el agresor.-ISRAEL L. MURILLO

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V.M. / M.R.
Burgos

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La agresión machista que acabó con la vida de Silvia Plaza, de 34 años, la madrugada del pasado domingo en la calle San Antón, en Gamonal, fue «extremadamente violenta», tal y como describió ayer el subdelegado del Gobierno en Burgos, Roberto Saiz.

Su expareja, J.D.L.C., un ciudadano de origen colombiano y con nacionalidad española de 36 años que fue detenido horas después por la Policía, y que tenía una orden de alejamiento de la víctima, le propinó numerosos golpes por todo el cuerpo que le provocaron politraumatismos en la cabeza y en el tórax. Todo ello, fruto de los puñetazos y patadas que el agresor dio a la víctima, que quedó tendida en suelo inconsciente.

La brutal paliza se produjo poco después de la una de la madrugada, cuando la víctima y su agresor coincidieron en el bar Candelas. Los investigadores de Policía están tratando de averiguar cómo coincidieron allí la víctima y el agresor, teniendo en cuenta que había una orden de alejamiento. Esa es la pregunta que se plantean los investigadores, ya que ninguno de los dos era de la zona, aunque ambos solían frecuentar los mismos ámbitos de ocio. La orden de alejamiento se había dictado el pasado mes de marzo, ya que ambos habían mantenido una relación conflictiva, en la que había habido varias denuncias.

La Policía tiene muy claro qué paso. En ese momento, se inició una discusión entre los dos dentro del local que acabó después en la calle con la agresión del detenido, que cuenta con numerosos antecedentes policiales.La virulencia de los golpes la dejaron tirada en el suelo e inconsciente. Hubo una persona que vio parte de la agresión y, mientras le recriminaba su acción, avisaba a la Policía, lo que provoca que el agresor huya del lugar. Otra llamada de avisó que entró a las 1.28 horas en el centro de emergencias del 112 indicaba que había una mujer en el suelo, entre unos coches aparcados, con un golpe en la cabeza como de haber sufrido una caída. Al poco rato llegaron las primeras patrullas de Policía y es cuando se inicia la búsqueda del agresor.

Cuando los servicios de urgencia llegaron al lugar todavía seguía viva y la trasladaron al Hospital Universitario. Una vez allí se comprobó la extrema gravedad de las heridas, por lo que tuvo que ser intervenida de urgencia. En el centro hospitalario se confirmó que la víctima ya tenía un historial abierto por lesiones a causa de la relación con el agresor. Pese a los esfuerzos del equipo médico por salvar su vida, los daños que le había provocado la brutal paliza eran irreversibles y Silvia fallecía en el hospital pasadas las nueve de la noche del domingo. Las honras fúnebres y el funeral se celebrarán hoy a las 10.15 horas en tanatorio de la funeraria San José.

Mientras la víctima se debatía entre la vida y la muerte, la Policía había desplegado un amplio dispositivo para localizar al agresor. Los agentes no lo localizaron en su domicilio, pero consiguieron encontrarlo en el trastero de una vivienda donde se había escondido. El detenido permanece en dependencias policiales a la espera de que hoy pase a disposición judicial.

En el barrio de Gamonal, vecinos y hosteleros de las calles Candelas y San Antón se despertaban conmocionados tras conocer el asesinato de la joven burgalesa. Los responsables de bares y bodegas cercanas al lugar del suceso aseguraban no saber «nada» y haberse enterado esa misma mañana del suceso.

Lo mismo ocurría con los vecinos que a primera hora de la mañana empezaban a transitar por el barrio. Preguntados por lo ocurrido, la mayoría aseguraba no haber oído ni visto nada en las horas en las que se produjo el suceso, pero algunos de ellos señalaban el bar Candelas -local situado frente al lugar donde se produjo el asesinato- como foco de inicio del suceso.

Precisamente en este sentido, un vecino residente en los bloques de la barriada Inmaculada próximos al local explicaba que se alarmó «por el nivel de ruido y de gritos que se oían en la calle». El hombre, que se encontraba en el salón de su vivienda, decidió acercarse hasta la terraza, pero pensó que «sería una de las muchas trifulcas y peleas que se producen en el entorno del local un día sí y otro también».

Una vez conocido lo que había ocurrido, este vecino se mostraba sorprendido de que «ninguna de las personas que se encontraban en la zona hiciera nada o llamara antes a la Policía» y aseguraba que en el entorno del local «son habituales las peleas y los gritos».

La persiana del bar Candelas se alzaba poco después de las once y media de la mañana. La responsable del local afirmaba no haber visto nada debido a que a las horas en las que ocurrió el asesinato «el bar estaba cerrado», afirmación que negaban vecinos del barrio. La mujer declaraba no conocer «ni al agresor ni a la víctima» y aseguraba que había conocido lo ocurrido ayer por la mañana de boca de su madre.

Durante el resto de la mañana, la rabia y el desconocimiento fueron los grandes protagonistas. Frente a las traseras del bar otra vecina lamentaba lo ocurrido desde la puerta de su vivienda. Explica que la noche del suceso no escuchó nada y aunque apuntó que la zona «se ha calmado en los últimos años», hace «tres o cuatro años había mucho ruido todos los fines de semana y altercados constantemente».

Conmoción y sorpresa

Al otro lado de la ciudad, en la calle Calleja y Zurita, donde residía la víctima, los vecinos no salían de su asombro y se mostraban conmocionado por la noticia. A pesar de ser un lunes, el hecho de que era víspera de fiesta, no había mucha actividad en la calle, con establecimientos cerrados. En el portal donde residía Silvia, algunos vecinos del inmueble se enteraba por los periodistas de su fallecimiento. Una esquela pegada en el portal recordaba el dramático suceso.

Los vecinos del portal donde está la residencia familiar de la víctima recordaban a Silvia, aunque algunos de una forma más difusa que otros. Un vecino, que decía conocer bien a los padres, aseguraba que alguna vez se cruzaba con ella en el ascensor. Este hombre recordaba que la familia lleva más de 20 años residiendo en el inmueble. A media mañana, pasadas las 11.00 horas, bajaba un allegado de la familia, quien no quería comentar nada de los sucedido y solo pedía respeto. Poco después salían a la calle otros vecinos, un hombre y una mujer, que también se topaban con la noticia. Él comentaba que se había enterado por la radio, mientras ella preguntaba «¿quién, la hija de Manolo, la pequeña?». Cuando está vecina aún no salía de su asombro, aparecía el padre de la víctima, quien, todavía conmocionado, pedía respeto mientras una vecina le daba el pésame visiblemente emocionada.

Muchos vecinos del entorno se fueron acercando al portal de la víctima para ver la esquela. Un vecino que vive en el edificio de enfrente contaba que conocía Silvia y a su familia desde hace más de 20 años, mientras que otra vecina afirmaba que conocía mucho a los padres y a la víctima, aunque no sabía mucho de su vida. Ninguno de los vecinos sabía quién era su expareja. Una vecina que había llegado la noche anterior se acaba de enterar. «Madre mía, me he quedado...», aseguraba. Todos coincidían en lamentar y condenar lo sucedido.

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