El Correo de Burgos

Las plantillas recelan del ajuste de oficinas bancarias

El sector afronta más ajustes por la adaptación a una concentración de servicios «Supone una carga psicológica tremenda para la plantilla por la incertidumbre»

Las entidades financieras tratan de amoldarse a la atención remota.-RAÚL G. OCHOA

Las entidades financieras tratan de amoldarse a la atención remota.-RAÚL G. OCHOA

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MARTA CASADO / Burgos
Burgos

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Una reestructuración que no cesa. El sector bancario ha sufrido la crisis desde el principio, se contrajo y reestructuró en número de entidades financieras y de oficinas en un proceso de concentración que aún no se ha detenido. La evolución de los bancos es preocupante para quienes viven de ellos. Ahora ha llegado un momento general para este sector de adaptación a un nuevo modelo de negocio de servicio, en gran parte on line, que obliga a replantear oficinas, servicios y la atención al público. «Que el ajuste sea tan largo en el tiempo supone una carga psicológica en la plantilla por la incertidumbre. Tienes una espada de Damocles encima y resulta casi insoportable en un proceso que va unido a una presión comercial que se incrementa constantemente», señala el responsable de UGT en Ibercaja, Miguel Ángel Gómez.

La situación viene dada por una bancarización excesiva que tuvo mucho impacto en Burgos.En los tiempos anteriores a la crisis, con dos cajas muy fuertes (Caja Burgos y Cajacírculo) y los bancos y entidades de otros territorios en constante expansión, la provincia tenía más de medio millar de sucursales en 2007. Hoy, según el Banco de España, sólo quedaban abiertas, hasta diciembre de 2017, 350 y a esa cifra hay que descontar al menos tres cierres que se han producido o anunciado en los últimos dos meses.

Según los datos de la Asociación Española de Banca (AEB) y la ConfederaciónEspañola de Cajas de Ahorro (CECA) ambas tipologías de oficinas, las mayoritarias en el sector financiero de la provincia, contaban con 487 centros de trabajo y más de 2.000 empleados. En 2016, último dato hecho público por ambos organismos en los que están integrados los bancos y cajas presentes en la provincia, se daba cuenta de la existencia de 292 sucursales de las que 78 son bancarias y 214 de cajas. La capilaridad de entidades financieras también se ha reducido. Si en 2007 estaban presentes en suelo burgalés 16 bancos diferentes y 19 cajas de ahorros distintas, nueve años después hay 11 entidades bancarias y ocho cajas de ahorro bancarizadas.

Estos movimientos tienen un ajuste en el empleo que generan. Durante los nueve años analizados por AEBy CECAse han perdido 700 puestos de trabajo en la provincia en este sector. El empleo en las cajas ha caído un 35% al pasar de 1.472 trabajadores a 898. En los bancos el ajuste ha sido también duro al pasar de 531 empleados a 405 en 2016.

Un ajuste que no cesa porque hay dos cierres más en Ibercaja, dentro de un ERE en todo el país, y el reajuste de oficinas en el nuevo modelo de negocio donde la concentración de servicios en un espacio físico con oficinas más grandes y la banca on line elimina las necesidades del pasado. Un proceso en el que igualmente están inmersas las oficinas ‘in Touch’ de CaixaBank.

A mayores, los últimos movimientos del Banco Santander con la compra del Banco Popular y las nubes de rumores, dimes y diretes sobre el futiro de Banki hablan de un ajuste que no ha finalizado. «Si hubiese nuevas integraciones bancarias afectaría, como ha sucedido en el pasado, al ámbito laboral pero es un proceso sobre el que no sabemos nada», relata el representante de UGT en CaixaBank, Adrián Rodríguez. Asegura que en su entidad disponen de «una certeza de seguridad laboral que para nosotros, en un entorno donde a nivel nacional se han perdido 30.000 empleados desde que empezó la crisis y que es una barbaridad, nos permite estar más tranquilos». Aunque también se declaran expectantes ante el cambio de modelo.

Otra situación diferente atraviesan en Ibercaja. Se mueven entre la presión del mercado y el temor a que llegue una carta que anuncie que la oficina está afectada por un ERE que termina en junio. Esto ha pasado en las sedes de Plaza Nueva en Gamonal, Zatorre, Eladio Perlado y Trujillo. Están en proceso de cierre el Espolón y San Pablo. La primera dejará de prestar servicio el 18 de mayo.La segunda el 21 de junio. Los dos movimientos obedecen también a la venta de activos como son el Hotel España y el edificio de oficinas de la calle San Pablo. De los 12 cierres previstos por Ibercaja en Castilla y León, la mitad se han realizado en Burgos. «Hasta este ERE más o menos la situación personal se había salvado porque se producían salidas de personas mayores que quedaban más o menos protegidas hasta alcanzar la jubilación, el problema es que ahora ya afecta a gente joven que supone un palo bestial a su planteamiento de vida porque no hay límite para los traslados», explica Miguel Ángel García. Los traslados se dan en oficinas de Ibercaja que asumen la gestión de las cerradas en una parte de la plantilla mientras que el resto se plantean traslados, en su mayoría, a La Rioja o Aragón. Por ejemplo, el último cierre de San Pablo agrupa a los tres trabajadores en la oficina que gestionará sus cuentas a partir de ahora, ubicada a 400 metros de distancia.

La concentración de oficinas también se produce en CaixaBank aunque en este caso la apuesta está en implantar el nuevo modelo de negocio. Burgos dispone de la sede en Castilla y León de su servicio de gestión online ‘inTouch’. También están habilitado las oficinas ‘store’ en un plan en el que buscan alcanzar el millón de clientes de atención remota para el que trabajarán 1.000 personas. La entidad busca concentrar en las oficinas más eficientes, con mayor horario de apertura y mejor adaptadas el negocio de otras sucursales menores, que estén demasiado cercanas entre sí o que entren en los planes de reestructuración. Las nuevas oficinas, más grandes y modernas, que prevén abrir por la mañana y por la tarde.Más información en la edición impresa

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