El Correo de Burgos

En busca de una nueva oportunidad

Carlos Gutiérrez salió de Venezuela y llegó a Madrid en junio de 2017 / En enero de 2018 logró reunir a su familia y ahora viven en Burgos con el apoyo de Cruz Roja

Carlos junto a sus mujer y sus hijos frente a la Catedral de Burgos.-ISRAEL L. MURILLO

Carlos junto a sus mujer y sus hijos frente a la Catedral de Burgos.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
V. MARTÍN
Burgos

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Más de 65 millones de personas viven fuera de sus hogares por la guerra, la violencia y graves violaciones de sus derechos fundamentales. Esto supone el número más alto jamás registrado. El pasado año 2017, 31.120 personas solicitaron asilo en España- de los cuales el 58% eran hombres y el 42% eran mujeres- el doble que un año antes, cuando lo hiceron 15.755 personas.El pasado año se realizaron 13.350 resoluciones, de las cuales un 65% fueron desfavorables y un 35% favorables. Un tercio de los solicitantes procedían de Venezuela y de las 1.545 solcitudes estudiadas, 1.530 fueron denegadas y 15 recibieron recibieron el estatuto de refugiado.Los venezolanos sufren una crisis económica, con hiperinflación y escasez de alimentos básicos y medicamentos, así como una crisis política, agudizada desde las manifestaciones contra el presidente Nicolás Maduro entre abril y julio de 2017 que costaron la vida a 125 personas. De esa situación quiso escapar Carlos Luis Gutiérrez el pasado mes de junio. «La crisis humanitaria que está viviendo Venzuela es insoportable, no hay respeto, no hay leyes, no hay comida, nos ha robado la dignidad y la libertad de expresión», explica.La decisión de abandonar la propia tierra nunca es fácil, «más aún cuando lo haces solo y dejando a tu familia en tu lugar de origen». La decisión «se toma de una forma desesperada, cuando llegas al extremo», apunta Carlos, quien recuerda que años atrás vivió en «una Venzuela con futuro, donde había oportunidades, pero la situación empezó a cambiar y todo falla y tú solo buscas lo mejor para tu familia».Gutiérrez trabajaba en su país como técnico superior en Contaduría y Administración además de gestionar un restaurante y desarrollar negocios comerciales. Salió de Venezuela el pasado mes de junio y su primer destino fue Madrid. Vino solo, poco tiempo después de haber visto nacer a su hija. Junto a ella dejó a su mujer y a su hijo mayor. «Un mes después de llegar a Madrid pude sacar a mi familia de Venezuela y trasladarles a Panamá porque la situación ya era muy complicada y temía que les pudieran hacer daño». En Venezuela aún residen su hermana y su padre. «He tenido incluso problemas para enviar dinero a mi padre durante este tiempo».Aún tendrían que pasar unos meses hasta que Gutiérrez lograría traer a su mujer y a sus hijos a España. «En Madrid solicité la protección internacional», explica y añade que «fue la Comisión Española de Ayuda al Refugiado la que me proporcionó asesoría gratuita y mucho apoyo anímico, me llamaban y se preocupaban por mi situación».En la capital, Carlos consiguió un trabajo como camarero. «Trabajaba sin contrato y aunque era un mundo que ya conocía, las diferencias de gustos entre unos países y otros es reseñable, por eso tenía que aprender rápido», explica. Para alojarse,Gutiérrez alquiló una habitación. «Trabajaba día y noche y en un momento dado decidí pasar necesidad para reunir la mayor cantidad de dinero posible y poder traer a mi familia». Para ello, decidió dejar la habitación, pero su casero «me ofreció quedarme en el sofá de su casa mientras reunía el dinero necesario, me acogió en su casa, no quiso dejarme en la calle, fueron unos meses muy duros».El dos de enero de 2018, la mujer y los hijos de Carlos llegaban a España. «Estuvimos un tiempo en el salón de mi casero, durmiendo en un colchón en el suelo y en el sofá», explica Gutiérrez quien recuerda aún emocionado la reacción de su mujer y de su hijo mayor al reencontrarse con él ocho meses después. «Mi mujer me encontró muy cambiado, pero sobre todo mi hijo, con quien tengo un vínculo muy especial, él lo pasó muy mal».Pero las cosas empezarían a mejorar. Tras una reunión con una trabajadora social «nos informaron que Cruz Roja tenía en Burgos una vivienda disponible y ese mismo día nos trajeron aquí, estuvimos una semana alojados en un hotel hasta que la vivienda estuvo lista, en ese momento sentí que nuestra situación empezaba a mejorar».Gutiérrez solo tiene palabras de agradecimiento para Cruz Roja, «ellos han sido nuestra red desde que llegamos a Burgos». Nombra a Tamara y Marta, trabajadoras sociales de la entidad, que «nos recogieron y nos ayudan desde el minuto uno». En el piso de Cruz Roja, la familia estuvo seis meses y este mismo viernes firmaban el alquiler de una nueva vivienda. «Nos ha aapoyado la asociación y es una tremenda ayuda que estén al frente de uno, que se responsabilicen si no podemos hacernos cargo».Por el momento Carlos está trabajando, lleva un mes con permiso de trabajo. «Tengo un contrato de dos meses, pero ojalá haciendo bien mi labor pueda seguir con este empleo», explica y apunta que «si nosotros no tenemos sustento Cruz Roja se hace cargo de nuestras necesidades básicas, pero si tenemos nuestros ingresos y somos independientes, podremos hacer nuestra vida y seguir mejorando».Carlos cree que Burgos es «una ciudad muy buena para criar a nuestros hijos» y «hasta ahora nos sentimos muy bien aquí, mientras mi familia esté feliz, yo no tengo nada que decir».

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