El canto a la tierra y el ojo al cielo

BURGOS

El himno a Burgos cambió de ubicación, al pasar frente al Arco de Santa María para ir frente a la Catedral de Burgos, pero nadie de los habituales se perdió el nuevo lugar. Los burgaleses abarrotaban la parte izquierda de la Plaza del Rey San Fernando donde, al principio, la sombra era la mejor barrera mientras las vallas se colocaban para guardar las vías de salida. La plaza casí se llenó a pesar de que el sol picón se entretejía con las nubes que amenazaban lluvia.

El aguacero respeto el tradicional canto del‘Himno a Burgos’ con el que los burgaleses, grandes y pequeños, entonan las estrofas de Calleja y Zurita. Para quien no lo supiera una firma de automóviles se encargó de repartir entre los presentes un abanico con las estrofas que cantan a esa ‘tierra sagrada donde yo nací, suelo bendito donde moriré’... El paraguas tuvo, conforme se acercaban las dos de la tarde su segunda función, la de tapar el sol que a ratos molestaba. Mientras tanto los integrantes de la Banda Impulso Musical iban tomando sus asientos con el manto de ofrenda a la virgen y la Catedral de Burgos como escenario. Por detrás una decena de voces de la Federación Coral Burgalesa que aglutina a 28 coros de la ciudad vestidos de negro. De blanco un grupo de niños del comedor de Aransbur. Son protagonistas durante toda la ceremonia en la que entonan las letras del Himno a Burgos en lengua de signos bajo la atenta dirección de Marta su profesora. «Son ya cinco años los que participamos y los niños se lo saben bastante bien, solo ensayamos un poco los días previos pero es una oportunidad magnífica para dar visibilidad al colectivo», aseguraba en los minutos previos.

Con la llegada del Gigantillo y la Gigantilla comienzan a sonar los primeros acordes. Tras ellos se colaron algunos de los integrantes del colectivo en defensa del tren directo con su identificativa pancarta. Después la agrupación de danzantes y las reinas y representantes de las peñas. Tras los maceros hizo acto de presencia la comitiva municipal con el alcalde de Burgos flanqueado por las reinas mayores y el resto de concejales de la ciudad. Y así los ojos voltearon al cielo. El estruendo de los aviones de la Patrulla Águila y su humo rojigualda daban el paso para los primeros sonidos del himno. Volvería a pasar, en vuelo rasante justo antes de que sonara el aviso de los timbaleros desde el balcón de la Catedral. Ahí ya empiezan los primeros toques y la primera estrofa ‘Cantemos unidos, la insigne grandeza...’ Ya no todos colocan su mano en el corazón, los hay que siguen con tradición este canto, los más portan el móvil para grabar la interpretación y el ambiente recogido de la plaza del Rey San Fernando, otros, incluso, se hacen un videoselfie cantando las estrofas. Al final la emoción puede con todos y terminan con las manos arriba, indicación del coro de Aransbur que arrasó al final de la canción, y un sonoro y fuerte ¡Viva Burgos!