El Correo de Burgos

Compañeras de piso que se vuelven de la familia y les cambia la vida

El programa de Alojamientos Compartidos cuenta con más de 100 convivencias en 7 años

Cruz y Angelina se intercambiaron experiencias del programa de compartir piso con universitarias.-ISRAEL L. MURILLO

Cruz y Angelina se intercambiaron experiencias del programa de compartir piso con universitarias.-ISRAEL L. MURILLO

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Cruz y Angelina se encuentran en la cafetería del barrio. Viven en la misma zona y ambas comparten piso a sus más de 80 años. Pero cada una en su casa y cada una con una joven estudiante de la Universidad de Burgos y, cuando se acaban de marchar de vacaciones, ya las echan de menos. Angelina pasa el curso con Irene, una vallisoletana que estudia Pedagogía y con la que está encantada. «Tenía mis reticencias al principio pero estoy encantada, muy contenta, en casa hay una alegría con ella, mis hijos están más tranquilos porque si pasa algo ella les avisa y yo, para mí... es mi niña», dice emocionada. Ella entró en contacto con el programa de Alojamientos Compartidos de la Universidad de Burgos a través de la trabajadora social del CEAS.

Con un problema de huesos es capaz de vivir sola, «la cabeza responde mejor que los huesos pero me defiendo perfectamente» y no quería acabar en casa de los hijos ni en una residencia ni que nadie le hiciera las labores. «En el Ceas me explicaron lo que era y la verdad es que muy contenta nos hemos coordinado bien para hacer las labores de casa, la comida, yo le enseño a ella, ella lo hace por mí, la verdad que está muy pendiente y es un cariño mutuo», señala Angelina. Tanto es así que aunque la convivencia ha terminado porque afronta ya su último semestre continuarán la convivencia.

Para Angelina, de 83 años, participar en este programa le rejuvenece cada vez más. Una mujer tremendamente activa acoge jóvenes en su vivienda desde hace siete años. «Y quienes han empezado conmigo, conmigo se han quedado, alguna incluso toda la carrera», dice orgullosa. «Yo las dejo a su aire, ellas me dejan al mío pero me encanta sentarnos en el sofá y ver la tele y hablar y, aunque todas con las que he estado han sido muy diferentes, con todas me he llevado bien», asegura. Ahora vive con Mariví, que es de Benavente y estudia Ingeniería Informática. Asegura que les une un lazo de convivencia que no se rompe cuando terminan su época de estudios. «Con una de ellas la llevé a mi pueblo a las fiestas y al final se echó novio allí con un nieto de un amigo... Al final son apegos que perduran», dice esta mujer que no perdona sus clases en las Aulas María Zambrano y que es un claro ejemplo del envejecimiento activo.

Ambas relatan las muchas ventajas de este tipo de experiencias por ello animan a más personas a participar. «Hay mucho miedo a dar la llave de casa a otro, a que entren y, la verdad, es una tontería porque todo está muy revisado por Lourdes y las chicas que vienen son muy majas, no hay nada por lo que tener miedo porque es una convivencia de dos y hay que saber entenderse», afirman.La coordinadora del programa de Alojamientos Compartidos de la UBU, Lourdes Bustamante, señala que en este tipo de convivencias «se analizan muy bien los perfiles de un lado y de otro para garantizar la mejor convivencia». Aclara que «de entrada son estudiantes que prefieren un ambiente más tranquilo a lo que puede ser una residencia o un piso de estudiantes». También son soluciones habitacionales que permiten a muchos estudiantes el desplazamiento cuyos costes no todos pueden asumir. «La pena es que hay más estudiantes demandantes de este servicio que propietarios disponibles a compartir vivienda por esa reticencia y desconfianza inicial». Para este curso se han gestionado 16 convivencias pero «podrían haber sido 20 ó 30 porque la demanda de estudiantes lo permite solo que no hay viviendas disponibles». Destaca Bustamante que los problemas en los 100 alojamientos realizados durante estos siete años han sido los menos. «Son dos personas que se cogen cariño, en muchas ocasiones la convivencia se repite por varios cursos y acaban conociendo a los padres de los estudiantes y se mantienen los lazos afectivos», explica.

Deja claro que «no son personas para cuidar de mayores a un precio más barato que una cuidadora, eso se deja claro a las familias desde el principio es una convivencia y como tal ellos se ayudan se cuidan, acuerdan como hacer las labores, las reglas... Aunque desde el servicio hacemos un seguimiento constante del proceso».

La forma de llegar a este servicio, que surge en 2007 fruto de un convenio entre el Ayuntamiento de Burgos, la Universidad y la Gerencia de Servicios Sociales, es diversa. Pueden ser los hijos los que acuden al despacho de Lourdes Bustamante. También trabajadores sociales de los centros de salud o de los centros de acción social. Ella realiza primero una entrevista a cada una de las partes por separado. Por un lado los acogedores, generalmente señoras de más de 60 años que viven solas «en este tiempo sólo he tenido tres matrimonios». Bustamante acude a su casa, analiza los perfiles y que realmente es una convivencia y no se busca un cuidador a precio bajo ya que quienes acogen tienen que ser autosuficientes. Por otro lado, analiza los perfiles de los estudiantes. El objetivo es casar dos caracteres similares que puedan encajar bien en la convivencia.

Cuando dos personas cuadran en los perfiles que el servicio estima se realiza una primera presentación en la vivienda para que «ellos decidan si siguen adelante o no». Y en un tercer estadio del proceso se realiza una convivencia a prueba de un mes al que «se les hace un seguimiento continuo». El resultado generalmente es positivo «hay un estudio muy concienzudo previo para que la convivencia fluya como suele ocurrir por norma general», destaca Bustamante. «Yo entiendo que da miedo meter a un extraño a tu casa, pero la verdad que es una experiencia muy bonita», apunta Angelines a lo que Cruz apunta «son buenas chicas, se preocupan por una y dan un cariño que vale mucho». Quien desee más información puede llamar al teléfono 947259377 o escribir al correo cmayores@ubu.es.

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