El Correo de Burgos

«Sería injusto no poder beneficiarnos del turismo»

Jesús Manuel alquila un piso en Airbnb y considera que la competencia es inherente al sector / Defiende que la convivencia junto a los hoteles beneficia al cliente en el precio

El salón de estar del apartamento que alquila Jesús Manuel.-ECB

El salón de estar del apartamento que alquila Jesús Manuel.-ECB

Burgos

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DANIEL MONTES Burgos

Los alquileres a través de la plataforma Airbnb viven un momento de auge en Burgos. La zona centro de la capital es uno de los lugares más ofertados. Desde hace dos años, Jesús Manuel ofrece su apartamento, situado cerca de la Catedral y del albergue de peregrinos, a los usuarios de esta empresa. A principios de 2016 decidió alquilarlo como prueba y terminó bastante satisfecho. Desde entonces, por su piso han pasado tanto visitantes ocasionales como algún inquilino durante más tiempo: «Los huéspedes se quedan casi siempre una o dos noches. Muy pocos superan los tres días». Su alojamiento es bastante solicitado ya que se encuentra en una de las pocas calles silenciosas de Burgos. Quienes han recurrido a él valoran positivamente tanto el trato con el anfitrión como la comodidad del apartamento.

«Airbnb es una plataforma que facilita muchísimo todo tipo de gestión con los clientes». Jesús Manuel no tiene quejas sobre la empresa, ni sobre las personas que ha conocido gracias a ella durante estos años: «La experiencia con los huéspedes ha sido siempre muy positiva. Hay gente de todo tipo. Desde personas que visitan la ciudad y únicamente necesitan un espacio en el que dormir, hasta peregrinos que quieren descansar en este punto de su ruta». Él ha decidido ofertar todo el piso y no solo una habitación privada, pero no por ello ha tenido menos trato con los clientes.

Durante la crisis decidió comprar y reformar un primer piso. Unos años después hizo lo propio con un segundo alojamiento. Ambos eran pisos con encanto, pero estaban muy dañados. El estado en que se encontraban así como la normativa referente al plan de protección del casco histórico le llevaron a efectuar una reforma integral. Actualmente, los pisos están totalmente cambiados, incluido el suelo, que ya no es de madera, sino de arlita. El segundo piso fue el que decidió alquilar y, a día de hoy, destaca la educación de los inquilinos, quienes no han causado ningún daño en el piso que reformó con «mucha ilusión».

Los precios se rigen por la oferta y la demanda que haya, así como por la calidad del propio sitio. Sin embargo, estos tienden a ser bastante elevados. El propio Jesús Manuel, cuando viaja con su familia, valora las diferentes opciones que hay a su disposición en busca de las más asequibles y considera que las de Airbnb no suelen ser las más económicas. Tras analizar las ofertas que encuentra, suele elegir pequeños hoteles o pensiones a las afueras de la ciudad correspondiente. Hace unos días su mujer estuvo en Granada con su hija y las dos pudieron dormir por solo catorce euros, «algo impensable en esta plataforma».

En Burgos considera que los precios de los hoteles son muy caros en comparación con los de otras ciudades. En su opinión esto repercute también en el coste de los apartamentos turísticos, ya que lo que buscan los usuarios que ofertan es obtener ingresos. Por esta razón, cada día proliferan más apartamentos y habitaciones de alquiler en todos los puntos de la ciudad.

En cuanto a la competencia que puedan generar este tipo de alojamientos a los hoteles, argumenta que esta «no gusta a nadie, pero que está presente en todo tipo de actividades». Hace una comparación con el día de Todos los Santos. Durante su celebración, hay personas que venden flores por las calles, hecho que también podría perjudicar a los floristas. Considera la competencia como algo inherente a toda actividad económica. Además, permite que los precios bajen y se ajusten más a la capacidad adquisitiva del usuario final. Cree que la relación calidad-precio no siempre es la adecuada y que algunos hoteles ofrecen precios elevados que no compensan la estancia.

Defiende que es buena una regulación de esta actividad, pero ve injusto que los ciudadanos no puedan aprovechar estas actividades para obtener un pequeño ingreso para sus economías: «El ladrillo y el turismo son dos pilares fundamentales de la economía española. Conozco a personas a las que poder ofertar sus pisos para alquiler les ha librado del embargo».

Al tratarse de una actividad económica, sí que defiende la necesidad de regular los pagos a Hacienda por los ingresos recibidos. Actualmente, es la plataforma quien tiene un control absoluto de los beneficios obtenidos por cada anfitrión. Donde cree que se necesita también un mayor control es en los alquileres ‘normales’, en todo lo referente a la calidad de los pisos. En Airbnb sí que se mantiene un cierto control de las infraestructuras de forma que el piso quede preparado para su uso: «Se realizan previamente pruebas de aislamiento acústico, un plano de evacuación y se colocan luces de emergencia y extintores».

«Este tipo de prácticas tienen su origen en Europa, donde el alquiler resulta muy caro. Allí ofrecer una habitación libre en su casa era un medio de obtención de ingresos, así como toda una experiencia», explica Jesús Manuel. Existen tres tipos de alquileres, con diferencia de precios y servicios. El más básico son las habitaciones compartidas, «que permiten a muchas familias ingresar un dinero que les ayude a pagar su propio alquiler o llegar a fin de mes». El segundo son los pisos turísticos, en los que se alquila el alojamiento a un precio razonable y sin el riesgo de inquilinos morosos o destrozo del piso. El último está formado por los apartamentos vacacionales, que están más enfocados a empresarios que deciden realizar inversiones importantes para acondicionar un edificio.

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