El Correo de Burgos

TROTABURGOS Tórtoles de Esgueva

Reencuentro con la historia

En una noche de hace cinco siglos, Juana ‘la Loca’ visitó la localidad tras la muerte de su esposo y se reunió con su padre Fernando ‘el Católico’ / Arte, tradición y naturaleza conviven a orillas del río Esgueva

Imagen del monasterio de Santa María.-ECB

Imagen del monasterio de Santa María.-ECB

Publicado por
DANIEL MONTES
Burgos

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En la Ribera del Duero, en el suroeste de la provincia y como último municipio antes de cruzar a Palencia se alza Tórtoles de Esgueva. Asentado en la ladera de una suave colina, domina el valle que cruza el río de mismo nombre y es el lugar de residencia de más de 450 personas. En una zona llena de acuíferos de los que nacen manantiales, gran parte de sus habitantes se dedican a la agricultura de cereal y cultivos de regadío.El lugar se encuentra bajo la jurisdicción de la abadesa del monasterio de Santa María la Real. De estilo románico y fundado en el siglo XII, es uno de los principales puntos de interés de la localidad. Se encuentra en la parte alta del municipio, junto a las abundantes fuentes que regaban años atrás sus huertas. A día de hoy ya no cumple su finalidad religiosa con la que se creó. Las monjas benedictinas se trasladaron en los años 80 del pasado siglo a la vecina Aranda de Duero. Hace diez años se completó su restauración y actualmente es de propiedad particular. En su interior se desarrollan otras actividades como una residencia para la tercera edad, una quesería de producción artesanal y una posada rural. Este monasterio se creó por iniciativa de una familia noble local que era descendiente del Conde Fernán González y recibió la protección real de Alfonso VIII y Fernando III.Su arquitectura y patrimonio artístico también cuentan con la iglesia parroquial de San Esteban Protomátir, en cuyo honor celebran su festividad el tres de agosto. Esta se encuentra adosada a un antiguo torreón que ha cambiado sus funciones defensivas por las de campanario. Compuesta por tres naves sobre las que se sitúa una bóveda de crucería, también cuenta con un rosetón, una pila bautismal románica y varios retablos, el mayor de ellos, de estilo renacentista. Acompañan a la iglesia dos ermitas, las de San Cebrián y San Isidro. Los habitantes y el Ayuntamiento decidieron hace veinte años restaurar esta segunda para evitar que terminara en ruinas.Los visitantes pueden disfrutar también del paraje natural que rodea el lugar. Durante el día se puede visitar el puente romano construido para cruzar el río Esgueva, acudir al Parque de los Caños, lugar de encuentro durante las fiestas patronales, y caminar junto al embalse situado en El Vallejo. Este último está administrado por la Comunidad de Regantes ‘San Isidro’. A sus orillas es posible descansar, dar un paseo y disfrutar de la tranquilidad que emana Tórtoles de Esgueva. Durante la estancia se puede degustar la gastronomía típica del lugar y de la provincia: el lechazo, la morcilla y el queso fresco. Las fechas ideales para viajar pueden ser las que coinciden con las diferentes festividades de la ciudad. Además de la de San Esteban, a mediados de mayo se celebra durante tres días San Isidro Labrador y, en octubre, los festejos de la Virgen del Rosario y de Santa Lucía.La localidad nació en torno al siglo IX, durante la reconquista y la colonización de tierras castellanas. Dos siglos después se construyó una fortificación que servía para delimitar los reinos de Castilla y León a la muerte de Fernando I. Se levantó una muralla alrededor del pueblo y en ella se colocaron unas puertas de entrada con almenas. En esa misma época, Alfonso VI les otorgaría fueros y un señorío.Aunque uno de los episodios históricos que aún permanece en la memoria de los habitantes es la leyenda de la visita de Juana I de Castilla a este municipio. Era un 28 de agosto de 1507 y Tórtoles de Esgueva era, temporalmente, la Corte de la Corona de Aragón. En su vagar por estas tierras, entre Burgos y Tordesillas, portaba el cuerpo fallecido de su marido, Felipe ‘el Hermoso’.Al llegar al municipio, decidió pasar la noche y allí se encontró a su padre. Fernando ‘el Católico’ acudió a entrevistarse con ella por primera vez desde la muerte de Felipe. El rey vio cómo había afectado este suceso a su hija y, probablemente, a raíz de ello, decidió que ella no debía acceder al trono. Juana se instaló en una casa nobiliaria que, a día de hoy, se mantiene intacta. Durante su estancia, se desplazaba hasta la iglesia parroquial para velar el cadáver de su esposo. Actualmente se conoce a este lugar como la Casa de Juana ‘la Loca’. Para mantener vivo este recuerdo, cada año, en el mes de agosto, los ciudadanos de la localidad interpretan de forma teatralizada este reencuentro.

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