Aspaym y Atapuerca unidos por el ocio inclusivo

Treinta jóvenes, quince con discapacidad, pertenecientes al Campamento Urbano de Ocio Inclusivo de Aspaym visitaron ayer Atapuerca y sus instalaciones. El objetivo principal de la visita era que los jóvenes conociesen cómo era la vida en la Prehistoria.Esta es la primera vez que los integrantes del campamento urbano de Aspaym visitan las instalaciones. El motivo principal de que se organizase esta visita fue que durante esta edición, el hilo conductor de las actividades desarrolladas en el campamento urbano es la evolución humana. Además, para la Fundación y el Sistema Atapuerca es una gran oportunidad poder cooperar a favor de la integración social del colectivo de personas con discapacidad, así como incrementar el interés y conocimiento del patrimonio cultural.La visita contó con la presencia del director general de la Fundación Atapuerca, Javier Gutiérrez, la coordinadora del Museo de la Evolución Humana, Aurora Martín, el presidente de Aspaym, Ángel de Propios, y la coordinadora de Juventud de Aspaym, Natalia Neira.El presidente de la asociación apuntó que «uno de los objetivos principales que tiene Aspaym es la plena inclusión y la normalización de las personas con discapacidad». Así las cosas, este tipo de campamentos, que no solo se desarrollan e la capital burgalesa sino en diversas provincias del territorio nacional persiguen «lograr la normalización plena en todas las actividades» y este tipo de iniciativas «permiten que los niños desde muy pequeños compartan experiencias y capacidades».La coordinadora de la asociación fue la encargada de explicar las actividades que se están llevando a cabo durante los campamentos, donde los participantes no solo han disfrutado de la salida a Atapuerca, sino que también desarrollarán actividades en el centro de Terapias Asistidas con Animales Mil Encinas, que permite la interacción de los niños con animales y en especial con caballos. «Realizarán también actividades de piscina, graffitis, actividades de expresión corporal, etc», comentó la coordinadora. Neira remarcó que en este campamento «se parte de actividades que ya sean inclusivas» y explicó que «los coordinadores y monitores del campamento diseñan actividades que ya son cien por cien inclusivas».Por su parte, Gutiérrez aseguró que desde la Fundación Atapuerca «estamos muy interesados en colaborar en la inserción social del colectivo y seguir avanzando en el conocimiento de la evolución humana». La coordinadora del MEH explicó que esta visita «entra dentro de nuestra línea de programación ‘ResponsabilízaMEH’, una serie de iniciativas que tienen como finalidad tanto la inclusión como valorar que en la evolución siempre ha habido solidaridad y que todo el mundo ha tenido su lugar».Martín destacó además que «en el MEH se encuentran las primeras muestras de solidaridad en grupos de nuestro antepasados, como el caso de Benjamina o del individuo del cráneo 5, ambos cuidados por sus congéneres», y agregó que «la diferencia nos ayuda a evolucionar y debe estar presente en todas nuestras actividades con el objetivo de potenciar la evolución humana y nuestro propio crecimiento como personas».A lo largo de la hora y media que duró la actividad, los participantes conocieron las diversas facetas de la vida cotidiana del hombre primitivo, desde sus inclinaciones artísticas, la elaboración de herramientas, sus métodos para cazar, la producción de fuego o sus ritos funerarios. La primera actividad de la que pudieron disfrutar los participantes del campamento fue ver cómo se elaboraban las herramientas de piedra o sílex. Además, los visitantes descubrieron todos los secretos de las pinturas rupestres de nuestros antepasados, desde cómo se fabricaba la pintura hasta qué animales eran los más representados en las cuevas. Posteriormente aprendieron cuál era la manera correcta de utilizar las armas para cazar.Por medio de este programa, el Ayuntamiento de Burgos busca ofrecer a los jóvenes una alternativa de ocio inclusivo por medio de actividades al aire libre y de carácter accesible durante la segunda semana de agosto. Una acción en la que los valores de convivencia y los hábitos saludables son los elementos centrales.