El Correo de Burgos

Viaplana aún sigue presente

La plaza Mayor pierde casi toda la referencia al diseño del catalán / Dejó otras obras valiosas

La constructora Raimconsa levantó la Casa de la Muralla sobre el lienzo anexo al Arco de San Juan siguiendo un aplaudido diseño del arquitecto catalán.-RAÚL OCHOA

La constructora Raimconsa levantó la Casa de la Muralla sobre el lienzo anexo al Arco de San Juan siguiendo un aplaudido diseño del arquitecto catalán.-RAÚL OCHOA

Publicado por
B. OLALLA / Burgos
Burgos

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Lo primero fue la restitución de la estatua de Carlos III a un pedestal digno de su alcurnia. Después desapareció el clinker rojo en la calle Entremercados que une las plazas Mayor y de Santo Domingo. Ésta fue remodelada y se aprovechó para levantar el ladrillo rojo y colocar un nuevo granito de color pretendidamente similar. Anteriormente se habían sustituido los largos báculos de acero pintado de negro de las luminarias originales por altas farolas tradicionales para mejorar la pobre calidad de la luz y, por último, se está ejecutando la renovación total del pavimento con el que se ideó en el año 2000 la reforma de la plaza mayor. Del polémico diseño del arquitecto Albert Viaplana ya sólo quedan las tres hileras de bancos -que se conservan pero que la nueva remodelación está dejando demasiado bajos respecto al suelo- y las estructuras de metal y cristal que sirven de acceso peatonal al aparcamiento subterráneo y la gran visera de los mismos materiales que cubre la rampa de salida de los vehículos. Todo lo demás es historia.

Razón tenía el propio Albert Viaplana cuando en unas declaraciones a los medios con motivo de las protestas vecinales contra uno de sus proyectos de reforma para una plaza barcelonesa venía a justificarse argumentando que «La arquitectura no es como la escultura. Es algo vivo. Se vive a trozos y se reconstruye en la cabeza de cada uno. Hay que experimentarla en diferentes días, horas, estados de ánimo». Esas palabras de 2008 del fallecido autor del diseño de la plaza de Burgos llegaban en el final de una carrera profesional controvertida en la que las protestas que se elevaron desde Burgos no fueron ni las primeras ni las únicas.

Lo curioso del caso burgalés es que la elección de Viaplana estuvo avalada por casi todos los miembros del jurado del concurso de ideas convocado para reformar una plaza que pedía a gritos una intervención a fondo y que congregó a representantes de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Burgos, por diversos representantes de la sociedad burgalesa y por distintos colegios profesionales.

Polémica peana

Las obras empezaron en marzo de 2003 y no fue hasta junio del año siguiente, una vez completada la obra del aparcamiento e iniciada la capa superficial, cuando los burgaleses, incluidos los responsables políticos, se llevaron el primer susto por obra y gracia de Viaplana. cuando, en palabras del exalcalde Ángel Olivares, «contemplamos con sorpresa, que la peana de la estatua de Carlos III, que debía ser la misma que existía con anterioridad al inicio de las obras, había sido cambiada por otra diferente, que no había sido informada ni aprobada por ningún órgano colegiado del Ayuntamiento de Burgos». La extrañeza del que fuera alcalde y quien firmó el encargo al arquitecto catalán se amplió, según explica en una proposición elevada al pleno municipal, con la colocación de los báculos de las luminarias, que eran de otro material y aspecto.

El caso del pedestal devenido en peana para la estatua de Carlos III fue la comidilla de la ciudad durante meses, por el poco airoso espectáculo que el ilustre monarca ofrecía encaramado en un soporte metálico en forma de L.

El Ayuntamiento, pasados los meses, estuvo encantado de aceptar el ofrecimiento de una empresa burgalesa de costear y colocar un pedestal de piedra arenisca ‘en condiciones’ para la vieja estatua, que es el que actualmente ocupa su tradicional rincón en la plaza y que se estrenó en las navidades de 2005.

El problema del clínker ha sido más complicado de resolver. A los cinco años de su colocación ya se habían invertido 150.000 euros en mantenimiento y sustitución de ladrillos dañados, además de que nunca se eliminaron del todo las goteras en el aparcamiento. Ha tenido que pasar más de una década para que el Ayuntamiento decidiese abordar su completa sustitución, que es la obra que ahora está en marcha y que avanza hacia el extremo norte de la plaza.

Aplausos, por fin

Viaplana, que repudió el proyecto tras las sucesivas modificaciones municipales antes de su fallecimiento en 2014, también dejó en la ciudad una muestra de su obra ajena a la polémica y, por el contrario, merecedora del aplauso de los profesionales: la casa de la muralla. Así se llamó al edificio que sobrevuela el lienzo de muralla que parte del arco de San Juan y se extiende por la calle San Lesmes. Esa edificación, perteneciente a la constructora Raicomsa, está siendo utilizada en la actualidad por la entidad financiera Cajaviva como sede central de operaciones mientras se realizaba la reforma de sus oficinas en la plaza de España y durante unas semanas más mientras se culmina el traslado a las nuevas dependencias.

Tuvieron que pasar quince años de una compleja tramitación administrativa hasta conseguir el visto bueno de la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León para ver, por fin, el moderno edificio de la muralla diseñado por el arquitecto catalán Albert Viaplana.

Pérgola

En su paso por Burgos, el arquitecto catalán también dejó su sello en la remodelación del cementerio municipal, un proyecto en el que volvió a surgir la polémica por las las deficiencias de construcción que se imputaron a la empresa que llevó a cabo la ampliación. El remate de la obra fue una pérgola que se sitúa en la parada del autobús y que, arquitectónicamente, mereció aplausos aunque se cuestionó su elevado coste. Destaca por su diseño en forma de media luna, tanto en horizontal como en vertical, y el espacio que se crea en su entorno, además de como enmarca el paisaje con un brillante empleo del acero mate y del hormigón visto, mucho antes de que se hiciera popular con su omnipresencia en el bulevar.

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