El Correo de Burgos

TROTABURGOS / SOTOPALACIOS

Patrimonio, naturaleza y talento gastronómico

Sotopalacios es mucho más que morcilla. La capital de Merindad de Río Ubierna ofrece múltiples alicientes para descubrir joyas arquitectónicas en un entorno envidiable

Imagen de la iglesia de Nuestra Señora de Acorro.-ISRAEL L. MURILLO

Imagen de la iglesia de Nuestra Señora de Acorro.-ISRAEL L. MURILLO

Burgos

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A un paso de la capital y al abrigo de un envidiable entorno natural, Sotopalacios presume con orgullo de ser una de las principales cunas de la morcilla de Burgos en la provincia. Sin embargo, el municipio no solo ofrece alicientes gastronómicos al visitante que se adentra en el corazón de la Merindad de Río Ubierna. Su patrimonio, el siempre caluroso recibimiento de sus vecinos y su estratégica ubicación convergen a la perfección para convertir a la localidad en uno de los principales referentes turísticos del Alfoz.

La joya arquitectónica de la corona es, sin lugar a dudas, el imponente ‘Castillo del Cid’, levantado en el siglo IX y reconvertido, a partir del XIV, en fortaleza por parte de la familia Manrique para beneplácito de los Adelantados de Castilla. Desde entonces, el inmueble ha pertenecido a la nobleza hasta su mediados del siglo pasado. No obstante, tras el estallido de la Guerra Civil se convirtió en residencia y centro de operaciones de los oficiales de artillería que controlaban la fábrica de armamento instalada en Sotopalacios.

Tampoco desmerece en absoluto el patrimonio religioso. Dentro de este apartado destaca la romanista iglesia parroquial de Nuestra Señora de Acorro, donde en su día se guardó con celo el archivo de la Hermandad que rinde honores a la patrona y que representaba el fervor de nueve localidades en el siglo XVII. Por desgracia, el paso del tiempo no perdona y de su construcción original apenas conserva la sacristía, el altar y la sede. Por fortuna, el templo fue restaurado en su momento y a día de hoy congrega a los fieles, que junto al resto de vecinos se reúnen en el templo, año tras año, para honrar a su patrona durante el Día Grande de las fiestas. Por su parte, la iglesia de San Martín de Tours, considerada la ‘ermita del pueblo’, luce un impecable estilo renacentista, en piedra sillar, con una nave principal y dos capillas anexas en el lateral derecho del inmueble.

Con la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC), la Torre-Palacio de los Díez Ortega constituye una parada obligatoria para todo aquel que visita Sotopalacios. La casona, también renacentista, se ubica en el margen derecho de la N-623 en dirección a Santander y muestra el escudo familiar de sus originarios huéspedes. Si algo destaca en la también denominada ‘Casa de los Toros’ son sus dos balcones. De hecho, apenas quedan en la Castilla actual obras similares, de ahí que sean objeto de múltiples instantáneas cada vez que alguien conoce la localidad por vez primera.

Otro de los grandes atractivos de Sotopalacios es su pertenencia a la antigua línea ferroviaria Santander-Mediterráneo, que poco a poco avanza en su proceso de reconversión en Camino Natural. De momento, la conexión con la capital está pendiente, pero no cabe duda de que esta ruta senderista e ideal para ciclistas supondrá un importante revulsivo turístico para toda la Merindad de Río Ubierna.

Cómo no, nadie puede irse de Sotopalacios sin catar morcilla. La localidad acoge a tres de los fabricantes más reconocidos de la provincia y la hostelería local sabe sacar partido a su potencial culinaria. Por si fuera poco, el municipio celebra una feria gastronómica centrada en el producto estrella de Burgos. De esta forma, el pueblo se da a conocer dentro y fuera de Castilla y León mientras contribuye a difundir las bondades de uno de los grandes manjares de la despensa local.

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