La tecnología 4.0 comienza a ser ya imprescindible en la industria

El I encuentro sobre serious games, simuladores e interactivos 3D tuvo como objetivos el diseño, desarrollo y uso de los serious games y de los simuladores así como su metodología y la apreciación de los interactivos 3D que ofrecieron en tiempo real una nueva visión de campos como la industria, la educación, ferias o patrimonio. El director gerente del Instituto Tecnológico de Castilla y León, José María Vela, destacó que a pesar de que «la gente piensa que estamos hablando de juegos, estas tecnologías son aplicadas a un amplio espectro de ámbitos industriales».

La jornada abierta a expertos y estudiantes relacionados con las aplicaciones de la informática, se convirtió en un punto de encuentro en el que se pudo evaluar como se encuentra el sector además de analizar su desarrollo y aplicación en la industria. El director del ITCL explicó que la tecnología 4.0, marco en el que se encuadra la realidad virtual, no será la primera herramienta que se utilice, puesto que «seguramente todas las industrias van a comenzar por captura, análisis e integración de datos» mientras que otras tecnologías «están llamando a la puerta por que necesariamente debemos aplicarlas», lo que supondrá «grandes oportunidades de empleabilidad para los profesionales».

A lo largo de la jornada se mostraron diferentes desarrollos promovidos tanto por empresas como por administraciones públicas que han aplicado de una manera concreta y real las nuevas tecnologías a sus productos.

OTRAS APLICACIONES

Por otra parte, el director territorial de ICE en Burgos, Antonio Martín, apuntó que desde su entidad, este tipo de actuaciones tienen como objetivo fomentar dos ejes principales: la investigación básica de los centros para generar conocimiento y la formación en materias tecnológicas. Por último, el presidente de la Fundación CajaCírculo, Emilio de Domingo, trasladó su experiencia al «palpar y ver como funcionan estos simuladores de cara a la enseñanza de patrimonio», a través de los que cualquiera podrá coger una antorcha o visitar un yacimiento, lo que definió como «una experiencia emocional».