Paraíso con historia y belleza

Se sitúa a la sombra de la sierra de los Montes de Oca al inicio de la Pedraja, acunada entre la ladera y el río Oca que la atraviesa. La historia de Villafranca Montes de Oca, íntimamente ligada a la ruta jacobea, se remonta a la época romana, pues es la sucesora de la ciudad romana de Auca Autrigona. Cuando la incursión musulmana, esta zona quedó arrasada y hasta la Alta Edad Media no volvió a aparecer citada como tal. En la etapa visigoda fue sede episcopal y el siglo X la conoció como centro de verdadera influencia político-religiosa, hasta que en 1.075, el rey Alfonso VI ordenó trasladar la sede episcopal a Burgos y esto, unido a las luchas del rey aragonés Alfonso I el Batallador contra su esposa, la reina leonesa doña Urraca, acabaron con su hegemonía decisoria.

Del rico pasado en iglesias y ermitas, hoy la población conserva sólo tres. La antigua parroquia de Santiago, junto al castillo y muy probablemente románica, desapareció a finales del siglo XVIII cuando se construyó la actual, en la que se reutilizaron algunas de sus piedras. Al sur de la villa se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de Oca, de origen prerrománico y con reformas de época gótica y posteriores. Y por último, pero no menos importante, los vestigios del antiguo monasterio de San Felices de Oca, ruinas solitarias y desvencijadas situadas al nordeste de la villa, junto al Camino de Santiago.

El hospital de peregrinos de San Antonio Abad, del siglo XIV con una fachada de los siglos XVy XVI, luce un escudo de la época de los Reyes Católicos así como un patio interior con restos del XV. El Hospital de la Reina, denominación con la que es conocido, fue fundado por la reina Juana Manuel y ricamente dotado por ella para su subsistencia. Junto con el Hospital del Rey en la capital, fue el centro en el que la corona atendía a los peregrinos y pobres de la provincia.

Villafranca Montes de Oca creció a lo largo del Camino Francés por lo que presenta hasta el día de hoy una disposición longitudinal a ambos lados de la vía. A mediados del siglo XIX, Villafranca presentaba una población de 740 habitantes, mucho mayor que la actual, aunque hoy en día sigue siendo una pequeña cabeza comarcal que dispone de algunos servicios como farmacia y hoteles de lo más turístico para los que quieran descansar de la ciudad. Sus tradiciones todavía perduran, como la comida que tras la matanza llevan a cabo todos los años por San Antón. Uno de los actos principales de la fiesta es la bendición de panes que conservan para los animales domésticos cuando están enfermos. Después de la misa, tradicionalmente, se ofrecía una limosna a los enfermos del hospital. Destacan también sus danzas tradicionales muy cercanas al folclore riojano como el paloteo y la Valseada de Arco.

Si bien, su festividad principal tiene lugar el segundo domingo de agosto cuando celebran la romería en la Ermita de la Oca, a la que se asiste en procesión portando las imágenes de la Virgen y de San Isidro, además de las insignias religiosas del pueblo, a las que a veces se suman algunas de las villas que antiguamente pertenecían a la jurisdicción de Villafranca.

La procesión, acompañada de danzantes vestidos con pololos, enaguas, bandas cruzadas al pecho y pañuelos alrededor de la cabeza, conforman el uniforme perfecto para las interpretaciones de entradillas y seguidillas para que, posteriormente, dirigidos por el cahiburrio, entonen cinco piezas recuperadas de 1992.

Finalmente, tras la misa y las danzas todos se reúnen para comer en los alrededores de la ermita. Asimismo, en torno a la celebración, se organizan los días anteriores y posteriores, actividades diversas como exposiciones, excursiones, juegos tradicionales e infantiles, conciertos y verbenas.

En sus alrededores, montes, bosques y desfiladeros invitan a pasear. Acercarse hasta los pies del San Millán en la Sierra de la Demanda, o una agradable marcha por el desfiladero del río Oca, aguas arriba de la ermita y recorrer el bonito valle donde se encuentra el despoblado de Alba son algunas de las atractivas opciones que Villafranca Montes de Oca y su entorno ofrecen.