La Junta invierte 17 millones en mejoras en Atapuerca en 30 años

Entre el sedimento de los cientos de yacimientos que horadan la sierra de Atapuerca se encuentra la materia prima que le da nombre en el ámbito científico, divulgativo y cultural. Pero la infraestructura que ha hecho posible esa investigación y divulgación posterior trata de pasar desapercibida entre los caminos de la Sierra. Esa «arquitectura efímera» ha supuesto una inversión en el entorno de los yacimientos de Atapuerca de 17 millones de euros desde que la Junta de Castilla y León tiene competencias en temas de patrimonio. Es decir, desde los años 80 con una media de 425.000 euros al año prácticamente que han puesto a este rincón de Burgos en el foco mediático y científico en las últimas décadas.

«Aunque las inversiones han sido fuertes especialmente en los últimos 15 años hay una inversión prolongada en el tiempo en forma de un apoyo decidido y continuo por este lugar y por la investigación», señaló ayer el director general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Enrique Sáiz. El responsable regional realizó ayer una visita a la última infraestructura del complejo, la cubierta de Cueva Fantasma. Una intervención sobre 900 metros cuadrados de superficie realizado con una «estructura ligera similar a la que hay en la entrada, Galería, Dolina y Sima del Elefante» y que ha supuesto una inversión cercana a los 300.000 euros. Los trabajos se han prolongado seis meses ya que arrancaron en mayo, se realizó un parón durante las semanas de excavación y trabajo de campo que en Cueva Fantasma se aprovecharon para iniciar un sondeo estratigráfico del yacimiento en la zona de sombra de la cavidad, y se retomaron una vez acabaron los trabajos arqueológicos hasta su finalización en estos días.

Una estructura que no sólo protege el yacimiento que ya está abierto sino, también, a los excavadores que podrán trabajar en una zona completamente expuesta al sol del verano que imposibilita el trabajo más allá del mediodía. Pero, supone, un ejemplo del trabajo estrecho entre investigadores y administración regional y la capacidad de adaptarse a lo que el yacimiento ofrece. «Es una actuación importante para nosotros porque, aunque no estaba en el plan director de infraestructuras muestra muy bien como compaginamos el trabajo de los codirectores y la Junta para compaginar planificaciones en el tiempo en campañas de investigación y en infraestructuras pero también como podemos adaptar nuestras previsiones a hallazgos inesperados».

De esta manera en 2016 se realiza una limpieza de la antigua cantera de las Torcas para la elaboración de los senderos botánicos y se revelaron importantes rellenos. Se realizaron catas iniciales que ofrecieron restos fósiles y un parietal humano, que por el entorno en el que apareció, los investigadores creen es neandertal. Era el momento de actuar. «A raíz de estos hallazgos y tras la propuesta que nos trasladaron desde el equipo en verano de 2017 nos pusimos en marcha para planificar esta estructura», explica Saiz. Reconoce que «para nosotros es un reto configurar la preservación de este lugar posibilitando la investigación y la divulgación».

Entre las infraestructuras que se ha puesto en marcha se parte de la estructura de entrada a los yacimientos, el cerramiento en los 90 de Cueva Mayor y el acceso a la Sima de los Huesos posterior. Pero también los andamios de Gran Dolina, Galería y Elefante donde, además y por circunstancias sobrevenidas de la tendencia del yacimiento, se tuvo que romper la trinchera del ferrocarril y colocar un puente. En ese área se habían localizado los restos humanos más antiguos de Atapuerca, y prácticamente los más antiguos de Europa, el Homo sapiens. Como en Cueva Fantasma la respuesta fue rápida y en consonancia con el entorno. «En cuanto encontramos por sorpresa y sin ni siquiera haber empezado a excavar un resto humano enseguida nos pusimos en contacto con la Junta de Castilla y León y todo ha funcionado de una manera coordinada y perfecta», explicaba antes de la visita el codirector de las excavaciones, José María Bermúdez de Castro.

Neandertal

De esta manera a la limpieza preliminar, que ya dio restos humanos, le siguió este año el inicio de un sondeo al abrigo de la roca de la cantera. Para el próximo año se podrá empezar a contextualizar el fósil humano. «Creemos que es neandertal casi con toda seguridad, pero mientras no tengamos un contexto adecuado no podemos publicarlo y es la zona en la que, ya con la cubierta, podremos empezar a trabajar en la próxima campaña». La idea es compaginar los trabajos del sondeo junto a la pared de la cueva con esta excavación e ir incorporando más personal en las próximas campañas en función de los resultados. Pero no se prevé un incremento con superficie de excavación similar a la de Dolina, con más de 20 personas simultáneamente trabajando en la superficie superior. «Los resultados nos dirán si hay que coger más personas, otros yacimientos se van a ir terminando y se podrá reforzar este y se podrá coger más personal pero de forma sostenible porque cien personas más no es factible ni desde el punto de vista económico ni logístico pero un pequeño incremento de investigadores sí podría darse».