El Correo de Burgos

30 AÑOS DEL SEPRONA

Pioneros y a la vanguardia en la protección del medio ambiente

Cinco miembros del Seprona de la Comandancia de Burgos hablan de la evolución del servicio de la Guardia Civil, del salto de una labor preventiva a una de investigación

De izquierda a derecha, Javier Nieto, Javier Ayala, Jesús Pérez, Mario Martín y Pedro Martínez.-ISRAEL L. MURILLO

De izquierda a derecha, Javier Nieto, Javier Ayala, Jesús Pérez, Mario Martín y Pedro Martínez.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
M. R.
Burgos

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Son pioneros y a la vez son vanguardia y referencia para otros cuerpos policiales deEuropa. ElServicio de Protección de la Naturaleza, más conocido como elSeprona, de la Guardia Civil ha pasado ya la barrera de los 30 años. Un periodo de tiempo en el que ha pasado de ser un servicio de vigilancia y de prevención, en épocas en la que no había ni sensibilizacíón ni protección del medio ambiente, a ser una policía judicial específica que investiga delitos contra el medio ambiente.

Cinco integrantes delSeprona de laComandancia de Burgos hacen balance de la historia del servicio, cómo era antes y cómo es ahora.Son el teniente Pedro Martínez, responsable del Seprona; el sargento JavierAyala, y los guardias Mario Martín, Javier Nieto y Jesús Pérez. Representan el presente pero también el pasado, el de los inicios de finales de los años 80, el de las patrullas motorizadas que se crearon en el año 1982, la primera de ellas en Villasana de Mena.

El teniente Martínez señala que en estos 30 años ha cambiado mucho el servicio. «Antes era eminentemente vigilancia, preventivo, y ahora está aumentando la parte de investigación».En estos 30 años, ha pasado de ser «una policía judicial genérica a ser una policía judicial específica de medio ambiente».

El germen delSeprona fueron las patrullas motorizadas,que se dedicaban a la vigilancia y acciones preventivas en materia de caza, pesca e incendios forestales. El agente Martín estuvo en una de esas patrullas, a lomos de una Montesa H6,«las primeras que tuvimos». Recuerda que «éramos como guardias normales de puesto que, en vez de los caballos, llevábamos las motos de todoterreno».Esa labor va evolucionando hacia una especialización, a través de los primeros cursos, que son«el punto de inflexión, donde se empieza a ser el Seprona».Se empiezan a vigilar «cosas que entonces eran normales» y que hacía todo el mundo en los pueblos, como cambiar el aceite al tractor, yque «hoy nos parecen una salvajada».

Una actualidad en la que elSeprona es «una policía de medio ambiente y creo que hemos servido de profesor, de espejo a Europa, porque fuimos la primera policía medioambiental de Europa». Actualmente, el Seprona cuenta con seis patrullas territoriales y desde el año 2014 hay una de nueva creación que tiene de demarcación toda la provincia. Los agentes Javier Nieto y Jesús Pérez forman parte de una de esas patrullas, con sede en Santa María del Campo.En su labor «tocamos muchos palos», explica el agente Nieto. Un día a día en el que hay «mucha labor inspectora y administrativa», desde el control de residuos, cotos de caza y pesca o explotaciones agropecuarias hasta el cumplimiento de la normativa de sanidad y seguridad animal, donde ahora«mucha sensibilización y recibimos muchos avisos de ciudadanos para ir a comprobar el estado de animales de compañía, para ver que estén bien documentados».A eso se añaden labores de investigación. El agente Pérez ha hecho un curso de investigación de incendios. El trabajo varía en función de la época del año y cada vez, apunta el teniente Martínez, «nos llegan más comunicaciones de vecinos, a través del teléfono, el correo electrónico»

En la actualidad, recuerda el teniente Martínez, se persiguen delitos contra patrimonio histórico, se realiza la vigilancia de campos e investigación de cebos envenenados, así como de contaminación atmosférica, incendios forestales, «no solo de prevención y extinción, vamos más allá, hacia la investigación de las causas, a la identificación de los autores y en su caso a su investigación y detención».

Investigación

Un antes y un después en elSeprona lo marca la modificación del Código Penal en 1996, tal y como recuerda el sargento Javier Ayala. «donde ya se especifican los delitos medioambientales, y las últimas modificaciones que se han incluido de forma bastante amplia el maltrato de animales de compañía».Es desde entonces cuando se refuerza el área de investigación.

En ese sentido, señala que «hemos sido pioneros en muchas investigaciones». A su vez, recuerda que estos cambios han hecho que sean de delito actividades que antes se hacían con normalidad, no ya el cambio de aceite, sino ahogar una camada de gatos. Otros delitos también graves, como los envenenamientos, requieren el trabajo del equipo de investigación. «Algunos nos han llevado hasta dos años de investigación», apunta. En incendios, esta investigación alcanza cotas de excelencia, ya que se consigue resolver la autoría de un incendio a través de vestigios mínimos, como una colilla o las huellas de una herradura. «El trabajo es como que hace policía judicial.Se trabaja con los vestigios que deje el fuego», explica el teniente Martínez.El análisis desde el terreno en el que se ha producido el incendio hasta «la forma de los árboles, cómo han quedado calcinados», todo para localizar el punto de inicio del fuego. En este trabajo, que lleva mucho tiempo, ayuda también la buena relación que existe con el servicio territorial de medioambiente y el contar enBurgos con la teniente fiscal responsable de medio ambiente y urbanismo. Muchas de las operaciones llegan desde Interpol y desde Europol.De hecho, el único guardia civil destinado enEuropol es del Seprona.

Respecto a la concienciación, el sargento Ayala indica que ha habido una evolución también de la ciudadanía en este tiempo,«sobre todo en animales domésticos, eso está claro». En otro tipo de delitos, como la contaminación ambiental, «es más difícil, ya que gestionar los residuos de forma adecuada requiere dinero y eso es más complicado». Esa concienciación ha mejorado, apunta el teniente Martínez, en los vertederos ilegales, que se «están reduciendo.De hace diez años a ahora se han reducido muchísimo». El agente Nieto apunta que la concienciación viene determinada por una franja de edad y por un determinado núcleo de población. «En personas mayores y de pueblos pequeños es más difícil que entiendan que tienen que cumplir una normativa medioambiental», explica.

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