La Ribera se une a la movilización por la mejora de la atención sanitaria

En una comarca que no es dada a manifestaciones ni a protestas, la precariedad sanitaria ha hecho mella en la Ribera del Duero. En los pueblos no se habla de otra cosa: «hay que ir a la manifestación que se ha convocado el sábado en Valladolid». Es la consigna y todos los pueblos están unidos y decididos.

A la hora de ayudar a los vecinos en el desplazamiento, cada pueblo se ha ideado su propia solución. Algunos han unido esfuerzos para habilitar un autobús como Vadocondes, Peñaranda y La Vid. Otros se apoyan en municipios vecinos como Gumiel de Izán que finalmente utilizará parte de los siete u ocho autobuses (cuatro ya están llenos) que pondrá Aranda de Duero. «Es importante que la gente se apunte cuanto antes y no lo deje para última hora para poder planificar», apremia Sofía Plaza como portavoz desde las asociaciones de vecinos convocantes.

Sobran los motivos. «Los médicos ya no pueden más y sin médicos, el mundo rural se nos muere», advierte convencida de la importancia de que la comarca reivindique unida. «Tenemos que exigir lo que es nuestro y para ello tenemos que salir», anima.

El llamamiento ha calado y aunque la iniciativa parte de Aranda de Duero, la comarca se suma a una causa que afecta a todos. Por ello, otros municipios como Huerta del Rey, Roa, Sotillo de la Ribera o Arauzo de Miel, han puesto también autobuses con el fin de ayudar a los vecinos en los traslados.

Aunque en la gran mayoría de los pueblos, los Ayuntamientos sufragan el coste como Sotillo de la Ribera, Roa o Huerta del Rey (que tras llenar con Arauzo de Miel el primer autobús de 55 plazas planea ya el alquiler de uno de 16), hay alguna excepción. En Aranda de Duero, los vecinos cuentan con el apoyo de los grupos políticos – incluido el equipo de gobierno- pero no del Ayuntamiento porque según explican desde Alcaldía no lo permite el departamento de Intervención.

Por otro lado, la iniciativa social cobra protagonismo en Sotillo de la Ribera gracias al empeño de la asociación de mujeres La Encina. «Desde el verano hemos visto como cada semana se recortan las jornadas de consultas médicas y como los horarios cambian de día en día», argumentan desde un colectivo que no está solo. «Desde el primer momento en que se lo propusimos al Ayuntamiento, la colaboración ha sido total», agradecen con la mirada puesta en el autobús que van a poner a disposición de los vecinos. «La gente protesta mucho en la consulta, en casa, pero hay que dar el paso porque el momento es demasiado malo para no moverse», apremian desde un colectivo que cuenta con medio centenar de socios.

En el caso de Caleruega, al no haber salido lista suficiente para el autobús –dado, en parte, a la elevada edad de sus vecinos- al Ayuntamiento liderado por la alcaldesa, Lidia Arribas, ha emprendido una recogida de firmas y prepara ya la pancarta con la que visibilizarán su presencia en la manifestación. «Iremos en coches y estamos informando de los autobuses que salen de la zona», anima.

Desde Arauzo de Miel se unen al llamamiento con profunda preocupación tras pasar una semana entera sin médico en el pueblo. «Aquí hay mucha gente mayor que no tiene coche o no puede conducir. No nos pueden dejar abandonados», denuncia la concejala, Dolores Merino, quien está sufriendo en carnes propias una lista de espera que, según recrimina, va mucho más allá de los sesenta días en los que el consejero de Sanidad aseguró, estaba la media. «Para una gastroscopia tengo que esperar nueve meses y hoy (por ayer) he ido al dermatólogo y me han dado para septiembre. Esto es nuestra sanidad», lamenta.

Por ello, la edil anima a los ciudadanos a movilizarse. «El consejero no puede decir que es una manifestación organizada desde Podemos porque es un movimiento ciudadano que lo único que busca es que se arregle el problema».

Con este objetivo, Arauzo de Miel se une a Huerta del Rey con dos autobuses. «Tenemos que ir todos los que podamos», insiste sin perder de vista las bajas temperaturas y la nieve. «Puede echar para atrás a muchos», advierte a sabiendas del peligro de una N-122 que lleva treinta años para convertirse en autovía.

En Roa, la alcaldesa, Carmen Miravalles, anima: en el autobús raudense de 55 asientos todavía hay plazas. «Aquí estamos muy concienciados porque el centro de salud cada vez está peor», afirma mientras da un dato. «Las guardias que antes estaban con dos, ahora se han quedado con un médico para 28 poblaciones. Esto es vergonzoso».

A la falta de efectivos se une otro problema en este ambulatorio que atiende a 5.854 pacientes: la obsolescencia de una instalación que se ha quedado pequeña y anticuada. «Desde que se construyó hace más de treinta años no ha habido ninguna reforma importante», reprocha.

En su opinión, la respuesta a las fórmulas que está buscando la Junta de Castilla y León para mejorar la Sanidad en la región y luchar contra la despoblación, deben partir por el mantenimiento de la Atención Primaria. «Si no tenemos siquiera un médico de cabecera, ¿cómo quieren que nos quedemos en el medio rural?», cuestiona sin olvidar la inestabilidad de pediatría. «Aquí los niños solo se pueden poner malos los martes y jueves y eso si viene la pediatra».

Para los convocantes de esta manifestación, es primordial que no se caiga en el error de politizar una movilización que siempre ha sido ciudadana. «Hay que dejar las siglas y los colores políticos a un lado porque la salud es un problema muy serio», defiende el también portavoz, José Antonio Cuadrado Gómez, agradecido a un personal sanitario que pese a las dificultades «está haciendo todo lo humanamente posible». «Hay que ir todos a una».

Los autobuses partirán de Aranda de Duero, el sábado, día 26, a las 9.30 horas de Santa Catalina, Jardines de Don Diego y Tamaca. El punto de encuentro en Valladolid tendrá lugar en la plaza Madrid. «Desde allí saldremos todos juntos», informan con la esperanza de que este desmantelamiento no esconda un plan orquestado para que la sanidad pública «se vaya al garete».