El Correo de Burgos

seguridad vial

La DGT espera reducir más de un 10% la siniestralidad en vías convencionales

La limitación de velocidad a 90, desde hoy en vigor, afectará a unos 400 kilómetros de la red estatal en la provincia / La tasa de mortalidad en accidentes con autobuses implicados es del 0,2%

Tres operarios sustituyeron ayer la señal de 100 kilómetros por una de 90 en la N-I.-RAÚL G. OCHOA

Tres operarios sustituyeron ayer la señal de 100 kilómetros por una de 90 en la N-I.-RAÚL G. OCHOA

Burgos

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El cambio de toda la señalización en la red viaria provincial ya no da lugar a equívocos. Desde hoy, la velocidad máxima en las carreteras convencionales españolas es de 90 kilómetros por hora. Con esta medida, la Dirección General de Tráfico (DGT) pretende reducir el número de víctimas mortales «entre un 10 y un 16%». Entre otras cosas, gracias a esa «certidumbre» a la hora de circular sabiendo cuál es el límite y obviar definitivamente la anchura del arcén para salir de dudas.La última señal de 100 kilómetros por hora aún instalada en Burgos, concretamente en la N-I junto a la zona de aparcamiento de vialidad invernal en Rubena, era ayer sustituida por una de 90 bajo la atenta mirada del jefe provincial de la DGT, Raúl Galán, y el subdelegado del Gobierno, Pedro de la Fuente. Con esta simbólica retirada, ambos hicieron hincapié en la necesidad de garantizar la «seguridad» en las vías secundarias de cara a reducir los índices de siniestralidad y, por ende, los «abismales» y «lamentables» datos que arrojan las carreteras de la red nacional, apuntó Galán.En este sentido, el máximo responsable de Tráfico en Burgos recordó que el 77% de los fallecimientos (1.013 personas) en 2017 tuvieron lugar en vías convencionales, mientras que en clave provincial el índice de siniestralidad ascendió a 11 de los 18 accidentes mortales (61%). Partiendo de estos datos y valiéndose de «estudios científicos», la conclusión de la DGT es que «la bajada de las velocidades medias de 1 kilómetro por hora supone un descenso del 2% de los accidentes con víctimas, de un 3% de los accidentes graves y de un 4% de los accidentes mortales».La nueva normativa fija una velocidad máxima de 80 para camiones, furgonetas y otros vehículos pesados. No así los autobuses, que ocupan la última posición del ranking de siniestralidad con una implicación en el 1,5% de los accidentes y una tasa de mortalidad del 0,2% sobre el total nacional. Además, la DGT ha constatado que el número de víctimas en carreteras convencionales que viajaban en coche de línea durante 2017 fue «cero».Otro de los objetivos que se persiguen con esta reducción de 10 kilómetros por hora en vías secundarias es garantizar una «mayor homogeneidad del flujo de tráfico». A este respecto, Galán tomó como referencia las conclusiones de diferentes estudios como «la curva de David Solomon» para subrayar que la uniformidad de velocidades disminuye el «riesgo de congestión» y, por ende, «aumenta la seguridad». Asimismo, consideró que este cambio es «relevante» no solo a nivel nacional -las carreteras provinciales y autonómicas ya fijan la limitación a 90-, sino también respecto a la Unión Europea, donde la «gran mayoría» de países se rigen por baremos similares.Para el subdelegado, la normativa que hoy entra en vigor es un símbolo de «modernidad», ya que en la actualidad «la industria automovilística apuesta por tener coches más seguros, más tecnológicos y no coches más potentes que vayan más deprisa». En su opinión, esta visión va «anidando» poco a poco en la conciencia de la ciudadanía, pues ahorrar «tres o cinco minutos» en «trayectos medios» de unos «300 kilómetros» al final «no nos lleva a ningún sitio».Aparte de los 90 kilómetros por hora en el conjunto de la red viaria nacional, la DGT implementará próximamente otra serie de medidas para «atacar las principales causas de la siniestralidad». Una de las más inminentes, siempre y cuando se apruebe su tramitación parlamentaria, será la retirada de 6 puntos y una sanción de 500 euros por usar el teléfono móvil al volante.Galán también detalló que la DGT trabaja en el desarrollo de un «paquete de medidas» encaminadas a «mejorar la conducción» de los futuros conductores que traten de sacarse el carné. Finalmente, junto a las «distracciones» y la «velocidad», el tercer «caballo de batalla» para reducir la siniestralidad en las carreteras será el control, cada vez más exhaustivo, del «consumo de alcohol y otras drogas». En definitiva, el «objetivo inmediato» de Tráfico será disminuir el ratio de 37 fallecidos por cada millón de habitantes de aquí a 2020.

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