Las vacunas reducen a mínimos los casos de tosferina y varicela

Ni el mínimo lugar a dudas dejan los datos. La estadística en cuestión es tan sencilla como contundente. Y no, no caben interpretaciones. Las vacunas son eficaces y cumplen con su vital cometido: prevenir enfermedades. Hay ejemplos por doquier, algunos muy cerca, y toca subrayarlos con trazo grueso, más si cabe en una época en la que estos avances se cuestionan.

Así pues, conviene detenerse en un par de cifras relativas a la provincia de Burgos que constatan lo dicho. Desde 2015 hasta la actualidad los casos de tosferina y varicela han caído a mínimos. En concreto, los afectados por la primera, enfermedad respiratoria de graves consecuencias en bebés, han pasado en el periodo citado de 32 a 2. La segunda, y más ‘tradicional’, se desplomaba en el mismo plazo de 1.234 a 227. Tras estos descensos pronunciados están sendas vacunas.

La buena labor de la Red de Vigilancia Epidemiológica tuvo mucho que ver además en la contención de la tosferina. Los profesionales sanitarios que forman parte de este órgano -cuya finalidad es detectar la aparición, frecuencia, distribución y variaciones de problemas de salud- advirtieron un incremento de recién nacidos o niños de pocas semanas ingresados por esta causa concluyeron que había que cambiar de estrategia para evitar que la patología reemergiera. Dicho y hecho, comenzó entonces a vacunarse a las embarazadas a partir de la semana 28 de gestación. El éxito de la medida, a la luz de los números, es indiscutible.

«Cada enfermedad tiene sus características y los virus y las bacterias con los que compartimos campo de batalla cambian, son seres vivos y pueden sorprendernos. Por eso es fundamental estar alerta y manejar datos, conocer las coberturas de vacunación, saber dónde estamos y si es preciso adaptarnos», explica el jefe del Servicio de Epidemiología, José Luis Yáñez.

El caso de la varicela, con similares resultados, tuvo un origen distinto pues la inclusión de esta vacuna no respondía a una epidemia. Con todo, el temor a que tras un periodo de inactividad el virus regresara y produjera más complicaciones en la población no inmunizada a corta edad hizo que los expertos optaran por incluirla. Los efectos han sido inmediatos.

Son solo dos muestras pero rotundas. «Reflejan lo que ha pasado en términos globales con otras enfermedades», indica Yáñez, para detenerse en la realidad del sarampión, de triste actualidad fuera de las fronteras españolas por dispararse los casos, y los fallecidos por esta causa, en varios países europeos al calor de movimientos antivacunas.

«Aquí por suerte no ha llegado ese fenómeno y las coberturas de vacunación son adecuadas. Pero es preciso recordar que en 1983 en España se registraban 300.000 casos y ahora son 220. En Burgos, por ejemplo, no tenemos ninguno declarado desde 2012, cuando hubo uno que afectó a un adulto no vacunado que se contagió en Tailandia», detalla el epidemiólogo, para recordar que el sarampión es, de hecho, la enfermedad infecciosa más transmisible del mundo, por lo que hay que extremar las vigilancia cuando se ‘cuela’.

PAPERAS

La vacuna que previene del sarampión lo hace también de paperas y rubeola, de ahí que se denomine triple vírica. Burgos también está ‘libre’ de la última desde 2006. No así de la que combate la patología denominada oficialmente parotiditis. «De las tres es la menos inmunógena. Es una de las grandes asignaturas pendientes. Esto provoca que incluso en vacunados puede darse la enfermedad, aunque sea de manera más liviana», relata Yáñez.

En 2018 se registraban 114 afectados en la provincia, buena parte de ellos en la zona de la Ribera quince días después del Sonorama, lo que apunta a que la masificación de esta cita favoreciera el contagio.

MENINGITIS

Poco ayuda a mirar con los necesarios buenos ojos a las vacunas el ‘baile’ al que año tras año se somete al calendario y la coexistencia de las gratuitas -financiadas por Sacyl en el caso de Castilla y León- con otras de pago también recomendadas por los pediatras. Las dudas se disparan con estos detalles y al respecto los expertos invita a reenfocar: «No se puede dudar de la eficacia de las vacunas. Son los fármacos más seguros y también rentables, dado su razonable coste en relación con el ahorro en tratamientos que suponen. Sobre esto no hay discusión posible. A partir de ahí podemos debatir y seguro que se puede mejorar».

Uno de los próximos cambios podría ser la inclusión en el calendario oficial de la vacuna contra la meningitis B. «Es una buena vacuna y aunque no hay justificación epidemiológica, pues el número de casos de esta enfermedad es mínimo, sabemos que ahora el 60% de las familias decide comprarla tras informarse», aclara Yáñez, que aún desconoce detalles concretos sobre esta medida. De cumplirse lo anunciado Castilla y León sería pionera como ya lo fue con al sustituir la vacuna frente a la meningococo C por la tetravalente frente a ACWY.La protección frente a la gripe no remontaLas enfermedades infecciosas se banalizan porque se cree que son algo superado, gracias precisamente a las vacunas. No hay percepción del riesgo y por eso el debate se centra en los efectos secundarios. Y los tienen, claro, como todos los medicamentos. Pero hay que dejar claro que las vacunas son precisamente los más seguros que existen pues se ponen en personas sanas y contamos con un sistema de vigilancia farmacológica que funciona», clama contundente José Luis Yáñez.

El responsable de Epidemiología del Servicio Territorial de Sanidad conoce muy bien los efectos de la desconfianza. Los datos sirven de prueba. El relativo impacto que finalmente tuvo la pandemia de 2009 alentó discursos cargados de recelos cuyas repercusiones perduran. «El virus de la gripe cambia y el que llegó aquel año era nuevo», rememora, para lamentar que aquella alerta necesaria se ha traducido en una caída de la cobertura vacunal frente a la gripe. «Elevarla sigue siendo un reto para nosotros», añade.

En Burgos solicitan inmunización un 62% de la población de riesgo, «cinco puntos por debajo de las cifras previas a 2009», señala el experto. Al tiempo que este dato no remonta se sabe que «por cada 150 personas mayores de 65 vacunadas puede evitarse un fallecimiento» y que en el conjunto del país la gripe causa unas 15.000 muertes. Las cuentas son reveladoras.

Y la estadística en este caso también evidencia la eficacia de esta prevención. De hecho, el informe periódico de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León sobre la evolución de esta enfermedad arroja un impacto mucho mayor en no vacunados.

Con la temporada actual de gripe ya en ‘retirada’, y la intensidad de nuevo a la baja, cabe indicar que 236 casos han requerido ingreso en el HUBU. De ellos, 75 % eran graves. Todos los virus aislados hasta el momento eran de tipo A, bien H1N1 (119), bien H3N2 (108).