El Correo de Burgos

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El comercio de barrio languidece por el tirón del centro y Gamonal

El consumo no despega y tras unas rebajas de invierno «similares a otros años» temen que «la climatología afecte a la continuidad de ventas de temporada» El pequeño comercio pide «el mismo trato» que a las grandes superficies puesto que «revierte sus ganancias en la ciudad»

La calle Laín Calvo adornada para una edición anterior de BurgoStock. ECB

La calle Laín Calvo adornada para una edición anterior de BurgoStock. ECB

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MARTA CASADO / Burgos
Burgos

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La situación del comercio no termina de mejorar en una coyuntura poco favorable al pequeño comerciante. El consumo no despega, con unas rebajas desiguales que «a unos muy bien y otros no tanto», que les resta enteros en su pelea con las grandes superficies y que le hace mirar al cielo antes de abrir la persiana. La incertidumbre reina en el sector pero, con todo, el número de comercios se mantiene estable. «Los cierres se compensan con las nuevas aperturas» aunque el movimiento es evidente en el paseo por las ciudades. De esta situación se salvan zonas como la milla de oro burgalesa, la calle Santander, que mantiene el número de comercios. También se mantienen como enclaves comerciales la Plaza Mayor y Laín Calvo. En cuanto a los barrios se salva Gamonal que sigue siendo un foco comercial muy importante para la ciudad. «El problema es que la ciudad se ha reducido a estos dos espacios comerciales y el comercio de barrio está desapareciendo», señala el vicepresidente de la Federación de Empresarios del Comercio, Julián Vesga. A este respecto el presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, Raúl Martínez, considera que «en las tiendas de barrio las de alimentación (carnicerías, pescaderías fruterías) resisten y sí que están presentes, aunque otro tipo de comercios es menos común».Las rebajas no han sido la tabla de salvación para el comercio. El consumo no termina de despegar tras años de crisis y las dudas sobre qué pasará mañana el comprador retrae aquellas compras que no van más allá de la necesidad. «A quien le ha ido bien el porcentaje de mejora no sube las dos cifras», señala el vicepresidente de la Federación de Empresarios del Comercio, Julián Vesga. Para el presidente de la Asociación de Empresarios del Comercio Histórico, Raúl Martínez, el periodo de descuentos «empezó muy bajo, pero se ha ido animando al final con lo que ha habido un 5% más de ventas», calcula. Considera que «la gente está más decidida a comprar un poco un día otro poco otro, y que ha vuelto esta tendencia de ser previsor y comprar al inicio de temporada».Con todo, la guerra por la supervivencia del pequeño comercio tiene varios caballos de batalla. A la actitud del consumidor hay que unir la impredecible pelea con el clima, «la climatología marca mucho las ventas, especialmente en el sector del cuidado de la persona que hace que una temporada vaya a tirones, como ha pasado en invierno, o que sea más estable» sentencia Vesga. Aunque el gran caballo de batalla es la pelea con las grandes superficies con márgenes de compra y venta con los que no pueden competir y un apoyo de las administraciones que echan de menos. «La administración no utiliza la misma vara de medir con las grandes superficies que con el pequeño comercio, solo pedimos que se nos trate igual, ni mejor trato ni peor solo el mismo», reivindica Vesga. Reconocen que «ponerse medallas por el número de empleos que va a generar determinada superficie no tiene mucho valor porque estas superficies se quedarán con la mitad del empleo». En cambio, defienden que «el comercio local contribuye no sólo a la mejora de la ciudad, a crear ambiente de ciudad viva, sino que también repercute todos sus ingresos en su zona de actuación, lo que se gana no se va a no sé a dónde», reivindica Martínez.En cuanto a la libertad de horarios el responsable de la asociación de comerciantes del Casco Histórico considera que la sensibilidad política es nula. «Hasta que no se den cuenta que es un error no lograremos nada, además como no viven de esto ¿cómo evitarlo? Es difícil, pero, desde luego, el pequeño comercio no puede abrir de forma ininterrumpida», destaca. Apela, en esta batalla, a la responsabilidad del consumidor. «Los clientes son los que se deberían plantear que tipo de ciudad quiere, donde quiere que repercuta el dinero que se gasta y qué calidad y servicio desean, está en su mano».

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