Un día para presumir

Un día en positivo y para presumir. Para estar juntos y salir a la calle y bailar y disfrutar y, por qué no, reivindicar con una sonrisa. Que un día es un día y hay horas para todo. Así se planteaba Síndrome de Down su jornada mundial. Y cumplió.

Un cuento servía para empezar con calma. La íntima atmósfera de la librería Mar de Hojas avivaba la magia. Los alumnos de Saldaña abarrotaban la sala y tras escuchar el relato Marta es detective lanzaban sus preguntas a Marisa Fernández, madre de la protagonista y escritora de esta aventura. De ahí, al baile.

A golpe de zumba visibilizaba después la agrupación su mensaje en el centro de la ciudad. «Somos conocidos relativamente y actos como estos son aún necesarios. ¿Hasta cuándo? Hasta que las personas con síndrome de Down estén en igualdad con el resto de los ciudadanos, y no solo en derechos, también en la participación en los bienes y servicios que ofrece la comunidad», explicaba ayer el gerente de la agrupación local, Luis Mayoral.Pero hay más. Porque son muchas las razones de las personas con síndrome de Down para sacar pecho y en eventos como este, en el que el foco se detiene sobre ellos, para variar, se animan a demostrarlo: «Tienen grandes virtudes como la lealtad, la nobleza y la capacidad de esfuerzo, elementos que son necesarios y queremos hoy hacerlos presentes y reclamarlos».

A tal exhibición se añade otra razón de peso para lanzarse a las calles. «Es un mensaje para los responsables de las políticas públicas, les instamos a que no se olviden de que estamos aquí», añadía Mayoral.INCLUSIÓN

Se tornaba así el discurso reivindicativo, sin perder el tono positivo. Para la ocasión el portavoz de la agrupación local centraba el ‘tiro’ en la educación, tema de rabiosa actualidad en el que se zambullía de lleno: «La escuela es un elemento clave y la ordinaria tiene que hacer un esfuerzo para convertirse en inclusiva. Para ello necesita, claro, recursos, medios y sobre todo mucha formación. No cuestiono el trabajo que los maestros, que son los que sostienen la escuela y hacen grandes esfuerzos, realizan ahora mismo pero es necesario dar un paso más porque otra escuela es posible, otra en la que los alumnos no solo están, sino que participan y aprenden».Mayoral consideraba así que debe buscarse un equilibrio para que los centros educativos reflejen la diversidad de la propia sociedad en la que todos «somos iguales en derechos pero tenemos distintas capacidades». «Es importante saber gestionar esa diversidad», apostillaba para defender la coexistencia de escuelas ordinarias con vocación inclusiva y educación especial. «Lo ideal es que existan las opciones y haya libertad para elegir lo que cada familia considera mejor», indicó, antes de continuar la fiesta que, ya por la tarde, sonaba a chelo y saxo.