La participación, clave para el avance del pueblo gitano

Avances, sí, pero también retos. De ambos está salpicada la historia reciente de la comunidad gitana y a ellos se refirieron los cuatro portavoces de un pueblo que ayer celebraba con orgullo su Día Internacional. Rosalina Vicente, Amanda Pisa, Janire Lizárraga y Kelian Borja -en nombre de Pastoral Gitana, Secretariado Gitano, Promoción Gitana y Unión Gitana, respectivamente- tomaban la palabra ayer en el salón de Plenos del Ayuntamiento, ante los representantes de los distintos grupos municipales, para reivindicar su participación plena en la sociedad.

En particular se detuvieron en la integración de las personas gitanas «en todos los ámbitos de la esfera pública». Es un hecho que Lizárraga y Borja coincidían en destacar «del que no podemos más que alegrarnos, pues solo puede producirse cuando las personas tienen garantizados sus derechos sociales básicos: educación de calidad, empleo decente y vivienda digna». Con todo, en nombre de la comunidad al completo, instó a «seguir apostando por políticas, iniciativas y programas que contribuyan a asegurar estos derechos a las personas gitanas, sin dejar a nadie atrás, para que puedan ejercer plenamente su ciudadanía».

A este hecho se refirió Vicente, para recordar que, su reconocimiento formal se remonta a la Constitución en vigor, «hace tan solo cuatro décadas». En este tiempo, añadía, «podemos felicitarnos por los cambios pues es innegable que las condiciones de vida de la comunidad gitana han mejorado», afirmó tras enumerar la elevada escolarización, la culminación de estudios superiores, la apertura al mercado laboral o la progresiva desaparición del chabolismo como hitos.

Pisa tomaba el testigo para enlazar tal listado con un claro mensaje: «Pese a todo, la brecha de la desigualdad persiste y el pueblo gitano está sobrerrepresentado en los índices de pobreza y exclusión». De ahí, insistió, que la celebración de ayer -aprobada formalmente por el Consejo de Ministros hace un año- sea tan relevante pues conlleva un «reconocimiento a los símbolos y a la identidad de una comunidad asentada en España desde hace seis siglos, que ha sobrevivido a persecuciones y a un fuerte rechazo, que aún pervive».

Al respecto, la joven celebró cómo algunas regiones introducen su historia y cultura en el currículum escolar: «Su ausencia ha contribuido al desconocimiento y a basar las relaciones en prejuicios, heredados de una tradición de rechazo secular».

Lizárraga se encargó de reivindicar el papel de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, «también de las gitanas, que se han ido incorporando a este proceso» para lograr «un mundo nuevo sin racismo ni patriarcado», apostilló haciendo gala de «feminismo romaní».

‘EL ENCUENTRO’

Ejercía de anfitrión el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, en compañía de los portavoces del PSOE, Daniel de la Rosa, y Ciudadanos, Gloria Bañeres, así como el edil no adscrito y representante de Podemos, Raúl Salinero. El regidor se congratuló de escuchar este manifiesto en «un espacio que es de todos los burgaleses que viven en la ciudad» y tras asegurar que en la capital burgalesa se han dado grandes pasos hacia una convivencia totalmente normalizada, reconocían que «aún que por hacer».

En este sentido, Lacalle planteó la necesidad de acabar con el poblado del Encuentro «de forma progresiva», en la línea de lo ya avanzado hace días por la edil de Servicios Sociales, Gema Conde, y asumido por el socialista Daniel de la Rosa en su programa electoral como candidato a la Alcaldía. El primer edil insistió en que esta será «una prioridad» para el Partido Popular y estimó que, con todo, se tardará entre seis y ocho años en reubicar a las 40 familias que aún residen en este enclave. Buscará para ello, afirmó, ayuda de la Junta.