El Supremo confirma la pena de 25 años al asesino de Benita Núñez

El Tribunal Supremo ha ratificado la pena de 25 años impuesta a José Tomás Villalibre por el asesinato a cuchilladas de Benita Núñez en Aranda de Duero (Burgos) la madrugada del 17 de julio de 2016. El Alto Tribunal confirma así la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) que a su vez ratificaba el fallo de la Audiencia de Burgos tras ser declarado culpable por un jurado popular. También ratifica la pena de seis meses de prisión por el delito de allanamiento de morada. Además, deberá indemnizar con 112.080 euros al hijo y con 94.350 euros a la hija de ambos, así como con 92.400 euros a las cuatro hermanas y con 63.125 euros a la madres de la víctima.

La Sala II del Tribunal Supremo desestima así el recurso que había presentado el acusado y considera que actuó con alevosía, ya que acorraló a su víctima en la cocina de la casa. Además hubo un«acometimiento sorpresivo» con un cuchillo de grandes dimensiones, ya que en «un momento dado de la discusión, busca un cuchillo, lo coge» y agrede a Benita, quien pide auxilio y el condenado le tapa la boca, «generándole heridas y le asesta los ataques». Es cuando ella intenta defenderse con las manos y le produce las heridas.

Respecto al allanamiento de morada, la sentencia delSupremo ratifica lo que señalan los dos fallos anteriores, que Villalibre, después de que se hubiese separado de su víctima, ya no tenía permiso para entrar en la vivienda, ya que según la resolución de divorcio «atribuyó su uso y disfrute» a la víctima. Villalibre y la víctima se habían divorciado.En el sentencia de divorcio se estableció que Benita se quedara con la vivienda familiar de la calle Fernán González, en Aranda de Duero.

El acusado, que no asumió la separación, intentó restablecer la relación con Benita. Así, el 16 de julio de 2016, Villalibre supo, a través de una serie de mensajes por teléfono que se cruzó con ella, que iba a ir a un concierto de Melendi con dos amigas. De ese modo, aprovechó para ir a la vivienda que en su día compartieron pero a la que no podía entrar al ser atribuida por el juzgado a Benita. Accedió con unas llaves que aún conservaba. Una vez dentro, se sentó en el sofá esperando a que Benita llegara a casa. La víctima llegó en torno a las dos de la madrugada y al verlo en casa se inició una discusión entre ambos por el reparto de la vivienda y otros bienes.

Cuando ambos estaban en la cocina, el condenado cogió un cuchillo y acometió hacia ella, quien tratando de defenderse puso las manos, provocándole heridas en las manos antes de que le asestará la puñalada mortal. Para evitar que se escucharan sus gritos de auxilio le tapó la boca con la mano y le dio dos cuchilladas, una de ellas mortal. Dos vecinos habían avisado a la Policía al escuchar ruido en la vivienda y gritos de una mujer pidiendo auxilio. Los primeros agentes que acudieron al domicilio llegaron a escuchar los gritos. Tras llamar varias veces a la puerta, se produjo el silencio en el interior y, pasados unos minutos, Villalibre abrió la puerta. Los agentes encontraron el cadáver de Benita en la cocina. Antes de abrir, el acusado alteró la escena del crimen, ya que recolocó los muebles de la cocina y colocó un cuchillo en una mano de la víctima.