El Correo de Burgos

Las mujeres escalan en puestos directivos en el primer trimestre

Seis de cada diez gerentes contratados este año son mujeres / Solo son el 33% de los contratos en industria y el 5% en construcción

Emiliana Molero durante una comparecencia con los responsables del ITCL.-ISRAEL L. MURILLO

Emiliana Molero durante una comparecencia con los responsables del ITCL.-ISRAEL L. MURILLO

Burgos

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La nómina anual de una mujer trabajadora es más de 7.000 euros inferior a la de un hombre. Según datos del Ministerio de Hacienda, las mujeres cobran de media 16.572E en la provincia mientras que la media del salario masculino está en 23.572E. Una desigualdad que no nace por el ingreso menor por un mismo trabajo, sino porque ellas acceden a contratos de jornada reducida o en sectores con peores convenios.

«La diferencia de la media salarial entre hombres y mujeres no está relacionada con la discriminación salarial, por ley al mismo trabajo el mismo salario, pero sí es cierto que hay sectores con los convenios más favorables a los que ellas no acceden», explica la secretaria general de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), Emiliana Molero. Pero también es cierto, como reconocen las delegadas sindicales de mujer, que «el techo de cristal es una realidad y en el ascenso profesional a la mujer le penaliza el solo hecho de estar en edad de ser madre, sin ni siquiera serlo».La sociedad lleva desde el 8 de marzo de 2018 en una espiral de cambio y sensibilización frente a la igualdad. Y en el primer trimestre del año ese techo de cristal empieza a romperse. Así se desprende de la Estadística de Contratación del Servicio Público de Empleo Estatal, que revela que en el primer trimestre del año se han realizado 39 nuevos contratos de dirección y gerencia en las empresas y compañías de Burgos. De ellos, el 60% corresponde a mujeres y 23 han alcanzado la cota más alta de una organización empresarial frente a 16 hombres. Es mejor inicio del año en la contratación de alta dirección con rostro femenino que en el mismo periodo del año pasado. Se contrataron más jefes, 52, de los que sólo 19 eran féminas. Y supone un salto cualitativo respecto a la situación de la mujer ejecutiva en la última década. En 2009 se contrataba a 40 y de ellos sólo 14 eran mujeres.«Una empresa, una compañía al seleccionar cualquier perfil y el directivo también, busca al mejor candidato, al que presenta una mejor actitud, un mayor compromiso da igual si es hombre o mujer», insiste Molero. Afirma que son muchos los asociados que, además, alaban el perfil femenino en puestos ejecutivos porque «valoran su meticulosidad y compromiso con su labor».FAE ha puesto el foco en la necesidad de tender puentes entre las vocaciones profesionales de la mujer y los sectores masculinizados que «generalmente están asociados a mejores salarios». De ahí que se prepare un programa de sensibilización escolar para «hacer atractivas las actividades más técnicas, acercarles robots, laboratorios, lo que es una fábrica para generar vocaciones científicas, técnicas e investigadoras entre las niñas», explica Molero. Algo que considera clave en el ámbito industrial, por los mejores salarios y mayor estabilidad frente a otros sectores, y en el técnico y tecnológico porque «son el futuro en entornos laborales 4.0 donde la robótica y la programación generarán los puestos de trabajo del futuro y ellas no pueden quedar al margen».Una iniciativa que llevaría a los colegios a directivas, tecnólogas y científicas para que expliquen su experiencia en las aulas. Una pedagogía que afrontan desde FAE pero que es necesaria a juzgar por los datos.Según el ritmo de contratación del primer trimestre del año los trabajos cualificados para la industria manufacturera realizaron 79 contratos y solo cinco estaban protagonizados por mujeres. En el grupo de empleados cualificados en maquinaria e instalaciones ellas protagonizaron 388 contratos de los 1089 realizados entre enero y marzo. Y si miramos a operarios de maquinaria móvil ellas son 86 de los 1.205 que fueron contratados en este periodo.Industria y construcción

Lorena Saiz sí ha llegado a ese sector tan masculinizado. Es ingeniera en Automática y Electrónica Industrial y trabaja en el Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL). Reconoce que en los puestos directivos de los trabajos que ha desempeñados están cubiertos por hombres, pero «no he notado que haya tenido que demostrar más que mis compañeros o que se me haya discriminado». Lorena apostó por su pasión, la tecnología, y el problema radica en que las vocaciones en educación superior están más focalizadas a la docencia o la salud. De ahí que en puestos técnicos vinculados a la salud y la enseñanza ellas ganen por goleada. Entre enero y marzo se realizaron un total de 1.131 contratos en este ámbito de los que 772 tenían nombre de mujer. Una tendencia que ha ido creciendo durante los últimos años.Todo lo contrario sucede en la construcción. Ellas están muy presentes en estudios superiores del ámbito de la construcción, pero sólo se ha contratado este año a 25 mujeres frente a 794 hombres. En el andamio la situación es aún peor. Los contratos de peones, que la estadística aglutina en construcción y agricultura, ascendieron a 8.065 pero ellas firmaron 2.479. En este sector el rostro femenino solo está en el 5% de los contratos mientras que en industria asciende al 33%. En el sector Servicios ellas son el 62%, con especial presencia en trabajos no cualificados con 2.532 mujeres contratadas hasta marzo frente a 877 hombres.En el ámbito científico ellas están muy presentes. Un ejemplo es Atapuerca. Allí figuran desde el principio y su presencia ha ido creciendo hasta tal punto que en la próxima campaña habrá dos mujeres como codirectoras del proyecto junto a cuatro hombres: María Martinón (también directora del Cenieh) y Marina Mosquera (investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social de Tarragona). En el equipo está integrada en el grupo que baja a la Sima de los Huesos Noemí Sala desde hace años. Reconoce que la barrera de acceso a la mujer es «apreciable en algunas fases de la carrera investigadora». De esta manera la investigadora del Cenieh confirma que «no he sentido barrera alguna durante la carrera universitaria ni tampoco a la hora de acceder a becas y contratos en la etapa predoctoral».Pero a la hora de asentar un contrato científico empiezan las trabas. «El panorama cambia en la fase de consolidación a la hora de acceder a ciertos contratos de investigación postdoctorales o en los puestos de responsabilidad», explica. Especialmente cuando llegó el momento de las vacas flacas en el que la inversión en investigación cayó considerablemente. «La caída de recursos la hemos notado nosotras y ellos y cuando aumenta la competitividad es donde he percibido que las mujeres han de demostrar mejores competencias que los hombres para el mismo puesto de trabajo», concluye. Eso sí, expone como ejemplo en positivo el trabajo investigador en Atapuerca es un «ejemplo de equipo paritario entre hombres y mujeres».Educación es la palabra que Sala utiliza para poner freno a esta situación. También igualdad, considera Lorena Sáiz, es equiparar los permisos de paternidad y maternidad. Política y educación pueden hacer por esa igualdad que ha cobrado protagonismo en la agenda de cualquier responsable político. El 8M volvió a ejemplificar un grito unánime por esa igualdad que es de derecho pero aún queda por hacer para conseguir que sea de hecho.

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