Ingeniería de la Salud tendrá la mitad de créditos prácticos

La UBU ‘parirá’ en los próximos años sus primeros titulados en Ingeniería de la Salud y serán profesionales preparados «para aportar soluciones tecnológicas en distintas etapas de la práctica y la investigación clínica». Así lo aseguraba ayer el rector, Manuel Pérez Mateos, en la presentación del nuevo grado del campus local en el salón de actos del Hospital Universitario de Burgos. Los consejeros de Educación y Sanidad, Fernando Rey y Antonio Sáez, participaron en un evento que también contó con la presencia del gerente del complejo que lo acogía, Miguel Ángel Ortiz de Valdivielso, el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Burgos, Joaquín Fernández de Valderrama, y el presidente de FAE, Miguel Ángel Benavente.

Se escenificaba así la confluencia de intereses tras la apuesta de la UBU por esta «titulación 4.0» única en el norte de España. En todo el país solo otras dos universidades la ofertan: en Sevilla y Málaga. Precisamente la escasa oferta y «la creciente demanda de profesionales» que aúnen conocimientos tecnológicos y sanitarios, «por parte tanto de servicios públicos de salud como de empresas privadas», animaba a los responsables del campus burgalés a solicitar la implantación de estos estudios. Pérez Mateos destacó el carácter «experimental» del plan diseñado, con «más de la mitad de los créditos prácticos: unos 133,5 de los 240 totales» que se distribuyen en cuatro cursos de 60 cada uno y 40 plazas que «podrían incrementarse en el futuro», admitía.

Los avances registrados en el ámbito de actuación del grado de Ingeniería de la Salud perfilan un nuevo modelo de asistencia sanitaria. Y en él la UBU quiere tener presencia, a juzgar por los retos que, siempre según detalló ayer el rector, asume con esta titulación enfocada la aplicación de «nuevas tecnologías en la telemedicina, la robótica médica, la monitorización de la salud, el tratamiento inteligente de los datos (Big Data) y otras mejoras dirigidas a reducir tiempos de espera, afinar diagnósticos y optimizar tratamientos».

Más allá de la «diferenciación» que supone esta oferta pionera -que es «distinta, especialmente en los matices», insistía Pérez Mateos, a la Ingeniería Biomédica que incorpora al mismo tiempo la Universidad de Valladolid-, su puesta en marcha está relacionada con la existencia previa en la ciudad de «grupos de investigación que exploran este terreno y la vigencia de convenios de colaboración con empresas del sector así como con el HUBU». Realidades que, además, se combinan con un alza reciente del presupuesto destinado a TIC sanitarias y, sin embargo, el freno que supone para el desarrollo de proyectos tecnológicos vinculados con la salud la «actual falta de recursos humanos con formación suficiente sobre inteligencia artificial, minería de datos o Big Data», apostilló el rector, decidido a combatir tal escasez.