Un homenaje que deja huella

«Hola corazones, al irme de vuestro lado me he percatado de que los muertos estamos muy vivos. Cierto que nos falta el cuerpo, pero somos mucho más que eso. Desde esta nueva perspectiva miro al mundo y me siento afortunada de haber sido una de las pioneras del proyecto Aulas, en el que su misión fue trabajar en equipo para crear belleza y cercanía humana. Y especialmente ahora, que se habla tanto de las redes sociales, en Aulas hemos creado aquellas que generan el diálogo de tú a tú, la escucha, y la presencia del otro».

Sara e Isabel recordaron a dos de sus profesoras y compañeras de las Aulas María Zambrano, que fallecieron el año pasado. Las palabras conmovieron a toda la sala, donde el que más o el que menos lucía un pañuelo de papel, aunque también los hubo que se hicieron los fuertes.

Son tiempos de cerrar ciclos, y las alumnas, -predominaban ellas- pertenecientes a este programa municipal no iban a ser menos. Con la inauguración de una nueva exposición, pusieron el broche a un nuevo curso. Un total de 448 obras repletas de color, plasmaron algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad como la Catedral.

También hubo tiempo para los espontáneos. Una de las alumnas del grupo, sin ganas de retener su emoción, comentó que las actividades del Aula van más allá, creando algo especial. «He venido con mucha ilusión y voy a continuar con ella».

Y fue el turno de las familias, quienes fueron obsequiadas con unas tarjetas que recogen un testimonio claro del «cariño y admiración» que los alumnos «sentían y sienten» por las dos profesoras. Destacaron también su actividad docente así como su calidad humana porque «siempre estuvieron apoyando» a los alumnos. «Son un buen testimonio de la profunda huella que han dejado las dos profesoras en sus alumnos».

Familiares de Susana agradecieron el homenaje a los presentes y es que «a pesar de no haber podido atenderos a todos cuando estaba enferma», fue descrita como una mujer que amaba la belleza, a las personas y a su familia, alcanzando todos los objetivos que se marcó en la vida en los últimos años. «Se ha ido muy satisfecha». Los parientes de Carmen suscribieron cada una de las palabras con la idea de que «siempre estarán en nuestras vidas, esperamos que allí donde estén, sean muy felices».

Los halagos también estuvieron presentes durante la mañana, y es que el alcalde en funciones, Javier Lacalle, alabó la «amplia y creativa» perspectiva de los participantes, además de manifestar que las Aulas María Zambrano es «uno de los programas del Ayuntamiento del que nos sentimos más orgullosos», por lo que «seguiremos apoyándolo como es lógico».

Lacalle comentó que se trata de «una excusa perfecta» que invita a la convivencia entre personas que «en otras circunstancias no se hubieran conocido. Me consta que termina habiendo una relación personal extraordinaria», detalló.

Ejercicios de teatro, pintura, coro, manualidades, escritura, deportes, viajes culturales, cocina y tecnología son algunas de las actividades con las que cada año se intenta mejorar la calidad de vida de los mayores burgaleses, concretamente los de más de 60 años.

A punto de cumplir los 30, las Aulas María Zambrano pretenden propiciar un espacio de encuentro en el que se fomente la convivencia, participación e integración social, a través de diversas actividades y proyectos sociales, así como ofrecer un amplio abanico de posibilidades en la utilización del ocio y del tiempo libre.

Estimular y potenciar la ayuda mutua, la cooperación y la solidaridad en beneficio de las personas mayores y de la propia comunidad a través del voluntariado social y cultural es otro de los objetivos en el que se trabaja desde los inicios de este proyecto.