El Correo de Burgos

SECTOR INMOBILIARIO / GASTOS

La vivienda compartida cae un 2,5% y cuesta 222 euros de media

Los interesados en utilizar esta fórmula prefieren arrendar al margen de las inmobiliarias

Imagen de un anuncio adherido a un poste para encontrar piso.-ISRAEL L. MURILLO

Imagen de un anuncio adherido a un poste para encontrar piso.-ISRAEL L. MURILLO

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PAULA GIL
Burgos

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Lejos quedan los tiempos en los que alquilar era una opción reservada para estudiantes que compartían piso, dado que el descenso en el precio del alquiler de una habitación provoca que cada vez sean más los perfiles que se decantan por esta opción. Así las cosas, en agosto ha caído un 2,5% respecto al mismo periodo del pasado año, pasando de 227 a 222 euros. Asimismo, la media de edad de las personas interesadas en utilizar esta fórmula es de 28 años, según reveló un estudio realizado por el portal inmobiliario líder en España, Idealista. Por otra parte, los inmuebles que se alquilan para compartir van desde las dos a las cuatro habitaciones, siendo los de tres el nicho de mercado más solicitado en la capital burgalesa.

Sin embargo, cuando un futuro inquilino comienza a buscar la que será su nueva vivienda o bien un propietario decide sacar al mercado del alquiler su piso, una de las primeras preguntas que surgen es si hacerlo a nivel particular o gestionarlo a través de un profesional inmobiliario especializado.

Esta última opción puede presentar un coste inicial, pero a la larga supone una serie de ventajas tanto para el propietario como para el inquilino. Como el asesoramiento a la hora de firmar el contrato o una mayor profesionalidad en la gestión posterior que evitará problemas, algo que cualquier arrendatario tiene en cuenta antes de la elección final.

Pero todo es cuestión de perspectiva. Para Noelia, una joven andaluza que realiza sus estudios en Burgos, su experiencia con una de las inmobiliarias de la capital fue «nefasta», pues explicaba a este periódico que tan solo se «limitaron» a enseñarle el piso «y poco más» para posteriormente exigirle dos meses de renta como gastos de gestión. Podrían llegar a pagarse a medias entre el inquilino y el propietario, pero eso depende del acuerdo entre el arrendador y el profesional. Además, durante su búsqueda, en otras inmobiliarias le exigieron avales bancarios o contrato de trabajo indefinido, en su caso inexistente, pues fueron sus progenitores quienes asumieron el coste de la habitación. Manifestó también que algunas personas se hacen pasar por profesionales del sector, por eso es importante asegurar de que el intermediario está colegiado de manera oficial.

Pero también tiene sus ventajas, pues confesó que a la hora de gestionar el papeleo, las inmobiliarias ofrecen una mayor profesionalidad que un particular además de resolver los problemas que puedan surgir posteriores a la firma, como posibles desperfectos.

Si el primer año apostó por una inmobiliaria para encontrar una habitación en una vivienda compartida, los dos siguientes decidió «probar suerte» por medio de un particular, alternativa que de primeras le resultó más sencilla para pactar el precio de la renta mensual además de que la firma del contrato no requirió de comisiones de ningún tipo, lo que le permitió ahorrar un mes de renta extra. Además de que le resultó más «sencillo» negociar la revisión de la renta si hay algún problema o si el precio del alquiler baja, dado que el contacto entre arrendatario y arrendador fue «directo», apuntó.

Aunque la estudiante de Cádiz comentaba que «prefiere» recurrir a un particular a la hora de arrendar una habitación, señaló ciertos aspectos a mejorar. Un ejemplo son los trámites y arreglos, que al no ser una persona que se dedica exclusivamente a esto, se demoran más en el tiempo. Sin embargo, la fianza suele ser el gran «quebradero de cabeza» de muchos inquilinos pues desconocen que pasa con ella, por lo que a ahora de devolverla, suelen poner más «problemas».

Por último destacó que existen arrendadores que aprovechan el trato directo con el inquilino para incluir en el contrato cláusulas en las que se especifica que será este quién asumirá la tasa de basuras o la comunidad de la vivienda. En cuanto al perfil, la demanda está diversificada. Un gran porcentaje son parejas que adquieren una habitación para ambos, lo que supone que en muchas ocasiones hay un ocupante más a las habitaciones disponibles. Por otra parte, estudiantes y trabajadores también recurren a la vivienda compartida.

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