Tierra de reyes, vides y montes

Desde tiempo inmemorial La Horra es uno de los pueblos punteros en el cultivo y producción de los afamados vinos amparados hoy por la Denominación de Origen Ribera delDuero. Se conoce que ya en siglo XIX se recolectaban más de 100.000 cántaras -1.600.000 litros- de vino al año, cantidad que actualmente se rebasa con creces como lo prueba el hecho de la existencia de ocho modernas bodegas en la localidad. Este producto es la principal fuente de ingresos de esta noble villa en la que el cultivo del cereal tiene también su importancia. Hasta tal punto que La Horra cuenta con un museo dedicado al vino en el que se expone la historia del brebaje en el pueblo, así como varios utensilios con los que se cultivaba. Este museo se encuentra en una bodega subterránea en la zona denominada cogollos con numerosas bodegas y sus famosas zarceras cónicas.

Situado en la comarca de La Ribera con capital en Aranda de Duero, de la que se distancia apenas veinte minutos en coche, la historia de este municipio fue ligada a la del vecino Roa, bajo cuya jurisdicción permaneció hasta el 11 de julio de 1725, cuando el rey Felipe V le otorgó la ‘Real Carta Ejecutoria de Exención de Jurisdicción’, causa por que este se independizó de su colindante.

Pero la vida de esta zona va más allá. Como en muchos otros lugares de la provincia, el territorio donde ahora se asienta la villa fue parte hasta finales del siglo X de la Extremadura castellana, tierra de nadie que durante mucho tiempo permaneció desértica y sin población, separando el por entonces Condado de Castilla, perteneciente al Reino de León. Esta tierra fue así testigo de las afrentas entre moros y cristianos y de las idas y venidas de Almanzor hasta la muerte del conocido guerrero. A partir de entonces, los cristianos avanzaron en su lucha por conquistar las tierras del Califato, lo que facilitó asentamiento de población en esta zona.

En canto a la festividad de la localidad, las celebraciones patronales del pueblo son en honor a Santa Eulalia y que tienen lugar del diez al doce de febrero, siendo este último el día grande en el que se celebra una misa en honor a la patrona.

Gran importancia guardan también otros eventos como la fiesta del Nativo Ausente que se celebra el tercer fin de semana de agosto y que está dedicada a todos los paisanos que en el pasado se vieron obligados a abandonar el pueblo y que se sumaron a las muchas citas festivas. Por otra parte, La Horra se encuadra en la ruta de la Ribera del Duero. En esta los visitantes recorrerán la tierra del vino por excelencia mientras disfrutan de un impresionante patrimonio artístico y de villas de gran personalidad. En cuanto a la gastronomía, no faltan productos tan típicos de la tierra como la morcilla y el lechazo para dejar así, un buen sabor de boca a todos los visitantes que se acerquen a la localidad.