El Correo de Burgos

EDUCACIÓN

La mejor tesis en Aeronáutica

La investigación del burgalés Roberto Merino recibe el premio al mejor trabajo europeo en el que profundiza en cómo reducir el ruido de los aviones / Es un problema «cada vez más grande»

El investigador burgalés Roberto Merino.-ISRAEL L. MURILLO

El investigador burgalés Roberto Merino.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
PAULA GIL
Burgos

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El burgalés Roberto Merino ha recibido el primer premio a la mejor tesis doctoral en Ingeniería Aeronáutica concedido por la organización europea Clean Sky. El estudio merecedor del galardón ahonda en cómo reducir el ruido de los aviones pues «empieza a ser un problema cada vez más grande» dado que el transporte aéreo crece a un nivel «bastante rápido». Así, apuntó que cada quince años el número de aviones se duplica.

Destacó que investigaciones recientes vinculan el fragor de las aeronaves con enfermedades cardiovasculares o la sordera. La problemática también incide en el público infantil puesto que puede presentar problemas de aprendizaje.

Es por ello que el trabajo de Merino refleja qué partes de la nave producen un mayor estruendo. Para conseguirlo, el burgalés explica que con la colocación de diversos micrófonos por el transporte aéreo que actúan como una cámara «pero para el sonido» y tras numerosas fórmulas matemáticas, consigue extraer una conclusión. Así, la más «vistosa» demuestra que «en las ruedas del avión hay una cavidad que al interactuar con el viento produce un sonido que resulta muy molesto».

Así, algo tan «sencillo» como cerrar esos agujeros puede «mejorar» el ruido. «Es algo que se pasa por alto». Es por esto que Merino aboga por presentar la iniciativa en diversas conferencias. Es más, alguna que otra empresa ya ha contactado con él, hecho que incrementa sus ganas a la hora de profundizar sobre el tema así como estudiar otras ramas relacionadas.

Comentó también que las turbinas de viento son también elementos a tener en cuenta puesto que aunque «se hayan puesto bastante de moda por cuestiones ecológicas, también hacen mucho ruido». Y es que vecinos que residen próximos a estos ya manifestaron diversas quejas por su sonido, según apuntó el investigador.

En la misma línea, Merino como colaborador, ha ayudado a un grupo de jóvenes a estudiar como colocar en las aspas de las turbinas una especie de «picos de sierra» lo que «ayudaría bastante a reducir el ruido». Explicó que este tipo de acciones se traducen en un incremento económico puesto que actualmente los generadores de viento no operan por las noches debido a los estruendos. De ser así, la producción de estos se vería incrementada, lo que se traduce en un mayor rendimiento.

Así las cosas, la ausencia de alguna asignatura relacionada con la acústica durante sus estudios de ingeniería aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid y la más pura «casualidad», fueron las razones para trabajar en su tesis sobre la temática mencionada. «Al principio me tocó aprender como todo el mundo, pero me gustó».

Y es que Merino actualmente no sabe con certeza por qué decidió estudiar ingeniería aeronáutica aunque señala que el hecho de que su hermano haya estudiado lo mismo, tuvo algo que ver además que siempre ha sido un chico de números y no de letras.

De vuelta a su tesis, elaboró todo su trabajo en la Universidad de Delft, en Holanda, dado que hace cuatro años se desplazó por una oferta laboral en la que las condiciones laborales superaban las de España, según comentó. Así, se adentró en esta aventura en la que reconoció que aunque al principio «fue bastante raro trasladarse a un país en el que no conoces a nadie» finalmente «me gustó».

Es por ello que como mínimo, este investigador residirá en Delft otros tres años más pues cuenta con un contrato de investigación con la institución académica para continuar con el estudio. En esta ocasión profundizará acerca de la psicoacústica, rama que analiza cómo afectan los sonidos al ser humano. De momento, los primeros diagnósticos revelan que un estruendo «muy tonal» resulta molesto para cualquier usuario.

Así las cosas, este investigador destacó que al terminar la carrera fue cuando se le presentó la posibilidad de realizar el doctorado. «Nunca me había llamado la atención pero tienen un concepto distinto» dado que contó con «total libertad» para desarrollar su trabajo. «Fue lo que me gustó desde el principio», apuntó.

Por otra parte, Merino también se ha adentrado por primera vez en el mundo laboral dado que compaginará su investigación con el empleo en una consultora que ha mostrado interés en el trabajo del burgalés por lo que compaginará ambas actividades.

De cara a la entrega del galardón, reconoció que fue «una sorpresa, no me lo esperaba» puesto que «no tenía muchas esperanzas». Así, Merino sospecha que la gran cantidad de artículos que publicó tuvieron mucho que ver a la hora de ser proclamado como ganador, pues superaron la decena. «Tuve suerte», manifestó el burgalés.

De cara al futuro, tras finalizar los tres años acordados con la Universidad, Merino manifestó la posibilidad de convertirse en profesor de esta institución académica. Aunque de momento tiene tiempo para pensarlo, apuntó que no se cierra a nada.

De esta manera y con la trayectoria de la que puede presumir, Burgos, tierra que le ha visto crecer, se ha convertido para él en destino de visita y vacaciones, al menos en un futuro próximo.

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