El Correo de Burgos

MUNICIPAL / MOVILIDAD

El comercio de Santa Clara aplaude el cierre al tráfico y pide más días de prueba

La experiencia piloto convence a propietarios de negocios y a muchos vecinos, pero también suscita quejas por la pérdida de plazas de aparcamiento / Carpintero tacha de «positiva» la iniciativa

La hora del vermú tuvo su «ambiente» pese a la amenaza de lluvia y la celebración del festival Tribu.-ISRAEL L. MURILLO

La hora del vermú tuvo su «ambiente» pese a la amenaza de lluvia y la celebración del festival Tribu.-ISRAEL L. MURILLO

Burgos

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«En cinco horas no puedes saber si está bien o mal. Es como si haces una dieta un mes para probar». APhilippe, propietario de la tienda delicatessen Mis Caprichos, le parece buena idea que se peatonalice el tramo de la calle Santa Clara entre Tinte y Santa Cruz. Al menos de entrada, al igual que los responsables de otros negocios con los que convive día a día. Aún así, se muestra partidario de que la experiencia se lleve a cabo durante más tiempo. «De lunes a lunes», por ejemplo. Así se podría valorar mucho mejor las ventajas e inconvenientes que traería consigo el cierre al tráfico rodado salvo el imprescindible carga y descarga que muchos establecimientos necesitan sí o sí.Casi todos los vecinos del barrio ya estaban al tanto de que ayer, entre las 11 y las 16 horas, este tramo de Santa Clara se cortaría al tráfico para ver si la iniciativa resulta factible. No obstante, la gran mayoría de los transeúntes caminaba, como siempre, por las aceras. Bien por costumbre, bien por si las moscas, como si los coches fuesen a reconquistar la calzada en cualquier momento. Incluso los más precavidos miraban hacia la calle Miranda antes de cruzar, pero la valla de advertencia impedía el paso de vehículos y nadie se despistó.Carlos también cree que esta prueba piloto debe repetirse «en más ocasiones». Tras la barra de la Bodeguilla Santa Clara, aguardaba impaciente la hora del vermú con la esperanza de que la lluvia no hiciese acto de aparición. «La iniciativa es fenomenal, si sale bien sería algo excepcional», reconocía el hostelero convencido de que la peatonalización «no supone un trastorno para la vía pública porque es una calle estrecha y tampoco habría problemas de circulación al tener varias salidas».Lo mismo opina Lorena, de la peluquería H20. A diferencia del experimento frustrado de la calle Santander, que obligaba a «dar muchas vueltas», quien conduce por esta zona no se queda «incomunicado». Además, no le cabe duda de que la iniciativa permitiría que «pase más gente y se fije más tiempo en los escaparates». Por otro lado, como madre de tres niños y residente en la vecina calle Tinte, agradecería sobremanera la peatonalización permanente porque más de una vez se ha visto obligada a «bajar a la carretera para pasar» cuando el trasiego de transeúntes es elevado.También le vendría «estupendamente» esta medida a Mónica, propietaria de la panadería La Sonrisa, para «pasear con los niños». Y a Menci, que todos los días acude al establecimiento pese a vivir «un poco más lejos». Las dos aplauden la propuesta, aunque Mónica espera que se permita el acceso limitado de vehículos de reparto porque «si no hay carga y descarga me hacen una faena». A ella y a la gran mayoría de negocios ubicados en este tramo de menos de 100 metros.«Ojalá salgo adelante y prospere la experiencia», insistía Carlos convencido de que «allí donde se crean zonas peatonales el comercio se revaloriza», hasta el punto de «triplicar su valor». Aún recuerda las críticas que generó el cierre al tráfico en la calle Laín Calvo. Hasta donde sabe, nadie de los que puso el grito en el cielo por aquel entonces sigue echando de menos el trasiego constante de coches.

Maite, directora del hotel Fórum Evolución, también desearía que la prueba piloto se repita más días -«un día entero», por ejemplo»- hasta convertirse en permanente. El principal handicap de su negocio es que «los clientes, cuando llegan, no pueden aparcar para dejar las maletas y a veces la Policía les pone multas». Si finalmente el Ayuntamiento se decanta por esta alternativa, sus huéspedes podrían «entrar en la calle, descargar y después aparcar».Ni le afecta ni le beneficia la decisión final a Rosa, de la copistería Santa Clara. La tienda se encuentra justo antes, en confluencia con la calle Tinte, y «los coches pasan igual». Aún con todo, le parecería «bien». También a Maite, vecina del barrio y defensora del cierre siempre y cuando se lleve a cabo «solo en este tramo». Lo único es que probablemente haya «más tráfico en la calle Progreso», pero duda que se registren grandes atascos.La concejala de Seguridad Ciudadana y encargada de organizar este «corte puntual» enmarcado en la Semana de Movilidad, Blanca Carpintero, valoraba la experiencia como «positiva» a tenor de las opiniones recabadas de vecinos y comerciantes, que afrontaron las horas sin tráfico «muy a gusto». Pese a la tímida lluvia a la hora del vermú, pudo comprobar el «ambiente» en los bares y cafeterías de Santa Clara. No en vano, quiso dejar claro que esta prueba piloto «no implica ninguna experiencia que se vaya a realizar a futuro». Todavía es pronto para tomar decisiones. Lo primero es consultar las valoraciones en el barrio y trabajar desde el área de Movilidad, dirigida por el edil Josué Temiño.¿Dónde aparco?A Sara le pilló el cierre «por sorpresa». Creía que era «la semana pasada» y cayó en la cuenta cuando volvía a casa después de pasear al perro poco después de las 11 de la mañana. «La van a preparar», señalaba la joven porque, en su opinión, «va a ser muy complicado aparcar». Puede que este tramo no disponga de muchas plazas, pero si el corte es definitivo resultará «más difícil» estacionar.Tampoco ve con buenos ojos la propuesta Luis, vecino de la Plaza Vega. Le parece «totalmente absurdo» porque «no hay una riada masiva de gente que va a comprar o mirar escaparates». Además, considera que supondría «un gasto de dinero a lo tonto», máxime cuando «hay cosas que son más urgentes, más necesarias y de más utilidad». Parafraseando a José Luis Corcuera, «los experimentos, en casa y con gaseosa». Y no con pruebas piloto a pie de calle, sino con «métodos estadísticos, matemáticos y de medición del tráfico rodado».

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