El Correo de Burgos

EVOLUCIÓN HUMANA

Unidos por un sueño

Los vecinos de Ibeas premian la labor de los tres responsables científicos del yacimiento con la alubia de oro

Carbonell y Bermúdez de Castro recogieron ayer la Alubia en Ibeas.-R. OCHOA

Carbonell y Bermúdez de Castro recogieron ayer la Alubia en Ibeas.-R. OCHOA

Publicado por
MARTA CASADO
Burgos

Creado:

Actualizado:

Desde finales de los 70 hasta los 80, ‘los cueveros’ (como denominaban los vecinos a esos jóvenes barbudos de pantalón corto que se pasaban el día en las cuevas) se convirtieron en la anécdota de cada verano en Ibeas de Juarros. En el Ayuntamiento disponían de salas para realizar el triaje de los fósiles, y los chavales que iban a bañarse a la poza del pueblo les veían lavar la tierra.Así se fraguó una amistad que se convirtió en colaboración para dar a conocer lo que hacían los cueveros. Una relación consolidada en el tiempo, forjada en los momentos más difíciles del proyecto científico y que se mantiene viva gracias a la labor de la Asociación Cultural de Amigos del Hombre de Ibeas-Atapuerca (Acahia) en una comida de hermandad entre investigadores y vecinos que se sigue celebrando desde los años 90 en la plaza de Ibeas.Ayer estos chavales hoy adultos crearon en 2008 los premios la Alubia de Oro como forma de homenajear una de las legumbres típicas de la localidad, la alubia roja de Ibeas, el ingrediente imprescindible para la olla típicamente burgalesa.En la cuarta edición de este galardón los reconocimientos fueron a parar a José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga, que no pudo asistir al estar a esa misma hora impartiendo una conferencia sobre neandertales en el simposio sobre el Pasado profundo de Europa en Gran Bretaña y sur de Europa que se celebró en el Museo Británico de Londres. Recogió su premio Rebeca García, miembro del equipo de investigación.«Hemos recibido muchos premios a lo largo de nuestra trayectoria pero los más emotivos para mí han sido cuando me hicieron hijo predilecto del pueblo en el que nací y este, que es como mi segundo pueblo», explicó Eudald Carbonell. Bermúdez de Castro remarcó la hospitalidad de los vecinos con «unos desconocidos, raros con pantalones cortos pero poco a poco nos integramos, lo pasábamos muy bien por la noche pero por el día trabajábamos mucho, en esos tiempos perdía cuatro kilos a pesar de los cuatro platos de alubias que tomaba al día», reconocía.Más información en la edición impresa

tracking