Un préstamo para cargar la autoestima

Desde el momento del diagnóstico de cáncer y a lo largo de toda la enfermedad, durante los tratamientos e incluso después con la vuelta a casa, la paciente y su familia deben adaptarse a numerosos cambios que suponen un importante impacto emocional. Uno de esos cambios es la pérdida del cabello, una situación que pueden mermar la imagen que cada mujer posee de sí misma, y por ende, generar secuelas negativas sobre su autoestima. Esto ocurre porque, de alguna manera, la imagen de una persona sin cabello es el rostro del cáncer y vuelve pública la enfermedad, a pesar de que muchas mujeres preferirían tenerla en reserva.«Muchas de las pacientes que se enfrentan a un diagnóstico de cáncer lo primero que preguntan es si se les va a caer el cabello», explica Ainhoa Burgaleta, trabajadora social de Asociación Española contra el Cáncer en Burgos (AECC), quien recuerda que «la apariencia estética es la que expone la enfermedad a la sociedad y hay pacientes que no quieren que se sepa».Al contrario de lo que ocurre con las prótesis de silicona, las pelucas «no están subvencionadas por el Sacyl». Y no es un producto barato. El precio de una peluca puede oscilar entre los 250 y los 600 euros, en el caso de las pelucas de fibra y de 800 a 1.500 euros, las de pelo natural, aunque también puede ser superiores.A la vista del alto coste de este tipo de productos, muchos pacientes no se plantean comprar una o tienen que hacer un esfuerzo económico importantesí si quieren adquierla. Con el objetivo de que todos los pacientes oncológicos puedan acceder a una peluca de calidad sin tener que afrontar un importante coste económico, la AECC en Burgos cuenta con el banco de pelucas.«Actualmente contamos con unas 150, que han sido donadas por pacientes que se han recuperado de la enfermedad. Ya no la van a necesitar y la ponen a disposición de la asociación para que otros pacientes puedan usarlas», explica la trabajadora social, quien apunta que «el ahorro que un paciente puede tener si acude al banco de pelucas puede destinarlo a otras necesidades que tendrá como paciente oncológico».Así, cualquier persona que necesite una peluca puede acudir a la asociación, tanto a través de su sede ubicada en calle Ascensión de Nuestra Señora como del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) porque «contamos con pelucas en ambas centros». El único requisito para acceder a este recurso es «aportar un informe médico que certifique que se es paciente oncológico», comenta la trabajadora de la asociación. «Si en el momento de solicitarla encuentra una peluca que le gusta y se ajusta a sus necesidades se la puede llevar, es un procedimiento muy sencillo», añade.Hay pelucas de «todos los tipos y para todos los gustos», comenta Burgaleta, quien explica que «una vez recibidas en la asociación, se hace una selección de las que pueden prestarse y posteriormente se lavan e higienizan en la peluquería del hospital».Verse bien y reconocerse en el espejo es el objetivo de este servicio que ofrece la AECC. «No verse bien, no sentirse a gusto con el aspecto propio provoca ansiedad en muchos pacientes, algo que muchas veces puede paliarse con una peluca, por eso les animamos a que vengan a que se pasen por la asociación. El objetivo es que conozcan el banco y ya luego que decidan si quieren usarlo o comprase una», comenta la trabajadora social.Además de pelucas, la asociación tiene un servicio de préstamo de camas articuladas, sillas de ruedas, andadores y cojines y colchones antiescaras. «Hemos ido haciendo acopio de estos artículos a lo largo de los últimos 11 años», comenta y recuerda que «el préstamo es gratuito y sin límite de tiempo».Donación de cabelloAunque alrededor de una decena de peluquerías de la capital burgalesa realizan cortes de pelo solidarios para luego destinar el cabello recogido a asociaciones que hacen pelucas solidarias, también la AECC es punto de recogida de cabello.La asociación publicaba ayer en redes sociales la nueva normativa de recogida de cabello. «La longitud del pelo donado debe alcanzar los 35 centímetros y debe entregarse recogido por dos gomas en los extremos y envuelto en papel (no de aluminio), además el pelo siempre tiene que entregarse seco», señala la Burgaleta.