«Lo que nos hizo fuertes fue la unión de todos los trabajadores»

En un abrir y cerrar de ojos, el fuego había arrasado con casi todo. Parecía una pesadilla y los trabajadores de la fábrica de Campofrío en Burgos observaban impotentes un colosal incendio que ponía en grave riesgo su futuro laboral. Nadie olvida aquel fatídico 16 de noviembre en el que una de las empresas más emblemáticas y poderosas de la ciudad sufría el peor de los incidentes. En aquel momento, todo el mundo supo que debía arrimar el hombro para que el ave fénix renaciese de sus cenizas.Cinco años han transcurrido desde el fatídico incendio.Parece que fue ayer, pero en realidad se han dado tantos pasos que a veces da la sensación de que el siniestro ocurrió hace mucho más tiempo. Aún así, hay quien prefiere no ahondar lo sucedido porque ya se dijo todo en su momento. «Probablemente este sea uno de los peores días de nuestra vida», manifestaba desolado el por entonces presidente del comité de empresa, Hilario Sancho, mientras hacía un llamamiento a la «tranquilidad» de toda la plantilla porque todos, desde los propietarios de la compañía hasta más novato de los empleados, debían remar en el mismo barco.Lo importante a día de hoy es que «la fábrica va como tiene que ir». La compañía se recompuso y el temor inicial a una posible deslocalización acabó disipándose. Sancho no quiere echar la vista atrás porque el susto permanece intacto en su memoria y lo único que reitera es que «no esperábamos» que un incidente de tal magnitud pudiese registrarse en Campofrío. Lo que jamás olvidará, y no se cansa de repetirlo, es que «lo que nos hizo fuertes fue la unión entre nosotros». Cuando el futuro pintaba negro por culpa de las llamas, «todos los trabajadores y trabajadoras estuvimos juntos y luchamos para que la fábrica estuviese aquí».Tampoco pasa por alto Sancho el «apoyo de toda la sociedad» tras el incendio. Su «agradecimiento» se extiende a los «medios de comunicación» y a las «instituciones» que, desde el primer momento, trataron de impedir que la multinacional alimentaria se asentase en otra ubicación. «Todo el mundo se volcó con nosotros para ayudarnos», remarca convencido de que ese ‘todos a una’ resultó crucial para que la fábrica haya remontado el vuelo.No cabe duda de que el suceso conmovió de pleno a la sociedad burgalesa. En cuestión de minutos, desde la declaración del incendio pasadas las 6 y media de la mañana, el 112 recibió más de 250 llamadas de alerta. La enorme nube de humo que emanaba de la factoría hizo temer lo peor toda la ciudadanía, especialmente a los cerca de 400 vecinos de Cótar y Villafría que tuvieron que ser desalojados hasta confirmarse la ausencia de toxicidad en el aire.Una vez asimilado el golpe, los sindicatos se pusieron manos a la obra desde el minuto uno para impedir el traslado de la producción. El mismo día del incendio, el consejero delegado de la empresa, Fernando Valdés, anunciaba el inicio de un «proceso de diálogo» con los representantes de los trabajadores para reconducir la situación. Afortunadamente, la incertidumbre acabó con final feliz para la plantilla.