El Correo de Burgos

TROTABURGOS / CORUÑA DEL CONDE

Raíces romanas y espíritu volador

La localidad ribereña se encuentra la vera de Clunia y fue la cuna de uno de los precursores mundiales de la aviación, Diego Marín Aguilera

Ermita del Santo Cristo de San Sebastián.-ECB

Ermita del Santo Cristo de San Sebastián.-ECB

Burgos

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En el suroeste de la provincia de Burgos -muy cerca de la frontera con Soria- y en el valle del río Arandilla se yergue orgullosa Coruña del Conde, una localidad ribereña que lleva marcado a fuego su rico pasado histórico.

A su vera se encuentran las ruinas de la Ciudad Romana de Clunia, el antiguo asentamiento arévaco en el que el rebelde Sertorio se enfrentó a Pompeyo en el año 75 antes de Cristo.

Y cuenta entre sus principales reclamos turísticos el hecho de ser la cuna de Diego Marín Aguilera, uno de los precursores de la aeronáutica en España que a finales del siglo XVIII se lanzó desde el castillo del municipio con un ingenio volador surgido de su inventiva.

Los restos de Clunia, una populosa ciudad que albergó en su periodo de máximo apogeo a unos 20.000 habitantes, incluyen entre sus principales hitos un teatro con capacidad para albergar a varios miles de espectadores -uno de los mayores de la Hispania romana y que actualmente se encuentra en proceso de rehabilitación-.

También resultan de interés las termas, una basílica, el templo, tabernae (tiendas) y viviendas datadas entre los siglos I al V. Clunia fue el centro jurídico y religioso de la Celtiberia.

De la época visigoda han permanecido en la zona restos como una necrópolis en el vecino Hinojar del Rey y las trazas de la ermita del Santo Cristo de San Sebastián.

Linde de frontera, Coruña del Conde pasó a manos musulmanas en varias ocasiones durante el siglo X y vio el paso de los ejércitos califales al menos en dos ocasiones: en 920 (Abderramán III) y 994 (Almanzor). Al final quedó bajo dominio cristiano en el año 1011.

La localidad de Coruña del Conde se engalana ante el viajero que la visita, entre otros monumentos de postín, con la ermita románica del Santo Cristo y un castillo legendario. Esta fortaleza, de los siglos XIV-XV -aunque su origen se remonta al siglo X-, fue disputada por Almanzor y los castellanos durante las incesantes guerras que mantuvieron en el siglo X.

En lo alto del cerro que domina la villa se yerguen las ruinas de la fortaleza, del que se conservan maltrechos algunos tramos de paredes y cubos cilíndricos y prismáticos almenados.

Por su parte, desde la atalaya en la que se erige la ermita del Santo Cristo de San Sebastián el viajero podrá disfrutar de una extensa panorámica del valle del río Arandilla, cruzado por dos sugestivos puentes romanos de tres ojos que anuncian la proximidad de Clunia, pues eran paso obligado para llegar a la calzada que conducía a la ciudad romana.  Resulta de obligada visita para el viajero aficionado al arte románico. 

De las antiguas murallas que rodeaban la localidad apenas quedan restos visibles, salvo un arco frente a uno de los puentes romanos. Hoy da acceso a la plaza mayor desde la carretera. Se trata de un arco de medio punto rebajado al final de dos paramentos de piedra paralelos sobre los cuales existe una cubierta tejada a cuatro aguas.

Coruña del Conde ha pasado también a la historia por el lugar de nacimiento de Diego Marín Aguilera, quien a finales del siglo XVIII consiguió alzar el vuelo por primera vez conocida en la historia de la humanidad. Este lugareño, precoz inventor y pastor de profesión, pasó años estudiando el vuelo de las aves que abundaban por la zona para idear una máquina voladora. Ante el estupor de sus vecinos, el artefacto salió volando con el rumbo que había determinado su creador (llegar hasta Soria haciendo escala en una colina del Burgo de Osma ), se elevó unos seis metros y continuó volando, hasta perderlo de vista, hasta una distancia de medio kilómetro.

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