CORONAVIRUS
Las personas con autismo reclaman más empatía
La Asociación Autismo Burgos recuerda que los paseos terapéuticos durante el confinamiento son «esenciales» para asociados y sus familias
Hoy se celebra el Día Mundial del Autismo y lo hace en unas circunstancias especiales para quienes padecen este trastorno y para sus familias. Hace unos días el Ministerio de Sanidad aprobaba una instrucción recogiendo la petición de Autismo España que solicitaba otorgar permiso a las personas con Trastorno del Espectro Autista y un acompañante para salir a dar un paseo terapéutico siempre y cuando sea necesario durante el tiempo que dure el confinamiento. «Era una autorización muy necesaria porque las personas con autismo no entienden qué está ocurriendo y una de sus necesidades más importantes es tener su vida estructurada y organizada», apunta Simona Palacios, presidenta de Autismo Burgos.
Precisamente esa ruptura de la rutina y «verse encerrados en casa sin poder ir a sus colegios o al centro de día provoca en muchos situaciones complicadas para ellos mismos y para sus propias familias», explica Palacios, quien señala que «al no entender lo que ocurre tienen conductas muy disrruptivas, que además pueden llevarles a una crisis. Llegar a una alteración es relativamente sencillo pero volver a la normalidad es mucho más complicado».
En este sentido, la presidenta de Autismo Burgos asevera que «los paseos les sirven para desfogar un poco y para ver que la vida sigue» porque «sabemos que un encierro prolongado para ellos puede ser devastador y en muchos casos puede suponer un retroceso de su proceso evolutivo, de todo lo trabajado y logrado hasta el momento». Las familias de la asociación «salen a la calle con todas las medidas de seguridad oportunas y tratan de pasear por lugares poco transitados para mantener la máxima distancia con la población».
Afortunadamente, Palacios asegura que «en Burgos ha habido muy pocos problemas». Se refiere a episodios de vecinos que increpan a madres o padres que pasean con sus hijos con TEA por el mero hecho de estar haciéndolo. «Sabemos que en otras ciudades se han producido varios episodios de este tipo y la sociedad debe entender que estas personas deben salir por el bien de su estabilidad emocional y física y la de sus familias».
Dado que desde el Gobierno se permite a las personas con discapacidad con alteraciones conductuales poder pasear y aunque en algunos puntos del territorio nacional han surgido iniciativas privadas para que las personas con Autismo u otros trastornos no sean increpadas cuando salen a la calle porten o lleven puesta una prenda azul, tanto desde la asociación a nivel nacional como desde la entidad burgalesa señalan que «no tenemos la necesidad de utilizar identificativos para ejercer los derechos que nos son inherentes y reconocidos».
Palacios apunta que «ninguna persona tiene la obligación de tener que recurrir a identificativos que pueden llegar a ser estigmatizantes para ejercer sus derechos» porque «esta situación pasará y la vida seguirá y no tenemos por qué ‘marcarnos’ señalando cuál es nuestra condición». Por eso, lo único que piden desde la asociación burgalesa es «es ser respetados y no increpados ni insultados», además de apuntar que llevar una prenda azul puede dar pie a que otras personas se aprovechen de la situación para eludir eventuales sanciones, mediante la utilización de este tipo de identificativas visuales.
Además de tener la posibilidad de salir a pasear, desde la asociación están en contacto continuo con las familias para «proporcionarles rutinas, actividades y pautas personalizadas que les permitan llevar el día a día lo mejor posible hasta que recuperemos la normalidad», comenta y asegura que «aunque las familias están llevando esta situación con toda la paciencia del mundo, también están inquietas por saber hasta cuándo van a poder seguir».
El caso de Nahia
Nahia tiene cinco años y es una de las asociadas más jóvenes de Autismo Burgos. Es una niña «tremendamente activa que no para quieta en todo el día», explica su madre, Lidia Seco. Asegura que con el anuncio del confinamiento ella y su pareja se preocuparon por cómo la pequeña llevaría esta situación porque «ella no entiende lo que pasa y es una niña con muchísima energía, muy activa y antes del aislamiento teníamos que salir a pasear mañana y tarde».
Nahia realiza una actividad. ECB
Afortunadamente «por el momento no hemos precisado de esos paseos terapéuticos y Nahia se ha conformado cuando nos ha pedido ir al parque y le hemos dicho que ‘está roto’». Sin embargo, la falta de rutina «les afecta mucho» y «ya hemos tenido algún episodio ‘complicado’». Precisamente por eso, Lidia no descarta que su hija necesite salir a dar un pequeño paseo en un momento dado. Explica que el colectivo «se siente amparado» y recuerda a la población general que los paseos «no son un capricho, es una actividad que muchas personas con autismo necesitan por el bien de su salud y el de las familias» y recuerda que «en una situación así no es plato de gusto para nadie tener que salir, también tenemos miedo».
Como señalan desde la asociación, Lidia tampoco se muestra partidaria de tener que portar una prenda azul para evitar ‘reprimendas vecinales’. Aunque considera que «lo suyo es informar, formar y sensibilizar», entiende que «en algunos casos las familias hayan decidido usar las prendas azules para no tener que dar explicaciones ni sentirse juzgados».