El Correo de Burgos

SANIDAD

Cacerolada y pitada contra el abandono de la hostelería

El sector sale a las puertas de sus locales para clamar por su grave situación

Imagen de la protesta de los hosteleros. SANTI OTERO

Imagen de la protesta de los hosteleros. SANTI OTERO

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Las cazuelas dejaron de bullir durante unos minutos para sonar con fuerza a manos de los responsables y los trabajadores de los establecimientos hosteleros tras un año de pandemia en el que se han sentido señalados en todo momento al ser el foco de las restricciones sanitarias.

Una cacerolada y una pitada a medio día a las puertas de los locales de hostelería para hacer visible y sonoro la situación de abandono en la que, consideran, les han dejado las instituciones. A través de una convocatoria por las redes sociales, la iniciativa buscaba esa «pitada general» por la situación crítica que atraviesa el sector.

Una cacerolada y una pitada a medio día a las puertas de los locales de hostelería para hacer visible y sonoro la situación de abandono

Junto a la protesta por la situación en la que está el sector está la incertidumbre sobre el futuro más inmediato, sobre cómo se van a concretar las medidas sanitarias en Semana Santa, detalles sobre la movilidad entre provincias o sobre el número de personas que pueden estar juntas que para un establecimiento de hostelería son claves.

Isabel Álvarez, responsable de Maricastaña, señalaba que «estamos esperando si van a dejar abiertas las provincias en la Comunidad o no». Una movilidad, ya que la entre comunidades está descartada, que vendría bien al sector.

Por otro lado, «tampoco sabemos si en el interior va a poder estar cuatro o seis personas, hay una gran incertidumbre, como siempre». Aunque las últimas ayudas «están empezando a llegar, no es suficiente, queremos saber qué está pensando la Junta para darnos un empujón a la hostelería y a toda la gente que hemos salido perdiendo en esta pandemia».

Por otro lado, «tampoco sabemos si en el interior va a poder estar cuatro o seis personas, hay una gran incertidumbre, como siempre»

La apertura en el interior, con limitaciones de aforo, ha dado algo de aire, «los fines de semana está muy bien porque la gente sale de casa pero no es suficiente». Por eso, Álvarez reclama las ayudas para poder sacar «a los empleados del Erte».

Abrir al 33% es poco, según la responsable de Maricastaña. «Yo el negocio no lo tengo montado para el 33%, lo tengo para el 100%». Aunque no se pueda abrir al 100%, «al menos un poco más». Y pide que si se retrasara a las 11 de la noche el toque de queda «una hora más salvaba económicamente a muchísimos establecimientos».

Lamenta que se «nos está metiendo a todos en el mismo saco cuando ves terrazas desmadradas». Apunta a que es necesario ser «más severos» con los que no cumplen.

 

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