La procesión del Corpus Christi regresa a las calles de Burgos
Decenas de burgaleses participaron en la celebración que partía de la Catedral tras la misa solemne
Aún con el Curpillos en la memoria reciente, las calles de la capital burgalesa volvían a engalanarse para celebrar el Corpus Christi. Lo hacía por segundo año en horario vespertino, después de que la Archidiócesis burgalesa decidiera en 2019 trasladar la celebración de la mañana a la tarde.
Así, después de dos años de pandemia, la Catedral volvía a acoger la misa estacional que tuvo lugar en la nave central de la Seo burgalesa, estuvo presidida por el obispo de Burgos, Mario Iceta, y concelebrada por el clero de la Catedral y por cuantos sacerdotes y religiosos. Tras la eucaristía, la procesión del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo partió al son de las campanas de la Seo burgalesa pasadas las 19.15 horas.
Gigantones y Gigantillos fueron los encargados de abrir la procesión, que salió de la Plaza del Reya San Fernando para continuar por las calles del centro de la ciudad. La banda de música de la Archicofradía del Santísimo Sacramento marcaba el inicio de la procesión. Tras ellos representantes de las cofradías de la Semana Santa burgalesa así como representantes de organizaciones penitenciales y asistenciales precedían a un centenar de niños y niñas que este año han recibido su Primera Comunión.
Burgos
Burgos vive con fervor popular y mucho calor la procesión del Curpillos 2022
NATALIA ESCRIBANO
La umbrela precede al tintinábulo que anuncia la llegada del Cabildo Metropolitano y junto a ellos la carroza con la Custodia. Decenas de burgaleses se acercaron al centro para participar en la celebración en la que también bailaron los danzante de la ciudad.
Con la comitiva en la Plaza Mayor, donde se encuentra el altar en honor a la Virgen de la Alegría, el arzobispo tomó la Custodia y subió hasta el balcón del Consistorio para bendecir a todos los burgaleses. Tras pasar por los cuatro altares, la procesión termina de nuevo en la Plaza del Rey San Fernando, donde los Gigantillos deleitaban a los presentes con uno de sus tradicionales bailes, que también disfrutaban del salto del Tetín.