El Correo de Burgos

TURISMO

El turismo en Burgos recupera los niveles prepandemia y crece un 40% respecto a 2021

La provincia cerró el mes de julio como máxima receptora de visitantes extranjeros de Castilla y León / El sector hotelero advierte que se registraron «bastantes cancelaciones de última hora por la ola de calor»

Un grupo de turistas frente a la Catedral. SANTI OTERO

Un grupo de turistas frente a la Catedral. SANTI OTERO

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El potencial turístico de Burgos se va recuperando poco a poco tras la estrepitosa caída, extensible al resto de España, debido a la pandemia. El pasado mes de julio, los establecimientos hoteleros de la provincia recibieron a 101.352 viajeros, un 0,4% más respecto a 2019. Con el fin de las restricciones sanitarias, el sector se retrotrae al último verano 'normal' en el que nadie imaginaba lo que estaba por venir. Además, los niveles de ocupación han experimentado un notable crecimiento en relación al año pasado. En concreto, un 40,1%. Por otro lado, el nivel de crecimiento sobre 2020, cuando el turismo asomaba tímidamente tras un inesperado confinamiento, se sitúa en el 125%. Y es que en aquel aciago ejercicio, Burgos apenas contabilizó 45.040 visitantes durante el mes de julio. La Encuesta de Coyuntura Turística Hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE) también refleja el liderazgo de la provincia en lo que a turistas residentes en el extranjero se refiere a lo largo del pasado mes. En total, 45.879 viajeros superando así a Salamanca, que no en vano encabeza el ranking autonómico, en términos globales, con 102.017. Una diferencia apenas perceptible en términos porcentuales pero estable a lo largo del tiempo, con León siempre a la zaga compitiendo con Burgos dentro de este ámbito. Sea como fuere, la estadística del INE pone de manifiesto que la provincia aportó el 19,4% de los 520.256 visitantes que recibió Castilla y León en julio. Dicho de otra forma, se confirma que prácticamente uno de cada cinco turistas eligieron Burgos como destino. Lo que apenas varía es el número de pernoctaciones, independientemente de las circunstancias que trajo consigo el Covid-19. Según los últimos datos, la estancia media fue de 1,5 días. Nada nuevo bajo el sol, aunque siempre hay que tomar estas cifras desde la prudencia porque los estudios del INE dentro de este apartado no se pueden extrapolar a todo el sector. Otro elemento a tener en cuenta es el progresivo aumento del turismo en lo que va de año, algo que entra dentro de la normalidad debido a las fechas en las que nos encontramos. En cualquier caso, la ocupación hotelera se ha ido incrementando mes a mes, aunque el principal pico se ubica en el último mes de referencia respecto a junio, que se cerró con 76.433 viajeros. Hablamos, por lo tanto, de una subida por encima del 32%, «Semanas variopintas»Los datos difundidos por el INE contrastan con la percepción del sector. Según detalla el portavoz de la Asociación Burgalesa de Hospedaje, Luis Mata, las previsiones de julio no se cumplieron, principalmente, por un inesperado factor. Con «bastantes cancelaciones de última hora por la ola de calor», la ocupación fue más baja de lo esperado y supuso, como es lógico, una «caída de las pernoctaciones». Esa es la visión que se tiene en Burgos capital, aunque a Mata no le cabe duda de que el panorama será similar en el resto de la provincia aunque siempre pueda haber excepciones. No obstante, señala que uno de los principales reclamos turísticos de esta tierra, el Camino de Santiago, ha sido «el más afectado» por las altas temperaturas. Si algo está claro es que los hoteles afrontan un verano «mucho mejor» que el de 2021 porque «todavía estábamos lastrados por el Covid». Aún con todo, sostiene que «no hemos llegado» a las cifras alcanzadas en 2019 pese a las «previsiones de llegar». Así las cosas, remarca que en julio se han vivido «semanas variopintas» en cuanto al número de visitantes en vez de la clásica afluencia más o menos uniforme a lo largo del mes. ¿Por qué ha afectado tanto a Burgos la ola de calor si se ha dado en todo el país? Básicamente, porque en una provincia tan poco acostumbrada a este fenómeno «los sitios no están acondicionados». Por no hablar de las zonas de costa, donde el mar hace de «barrera» y la subida del mercurio se sobrelleva mejor. Subida de preciosEl encarecimiento de la vida también afecta, como a la gran mayoría de sectores, a los alojamientos turísticos. «Aún vendiendo más caro, se gana menos», asevera Mata mientras precisa que, en términos generales, la subida de los precios -y de los salarios, matiza- ronda el 20%. Entretanto, los últimos datos del INE determinan que el aumento de las tarifas en los hoteles se sitúa por encima del 10%. Ante esta tesitura, ¿cómo se comportan los clientes? ¿Gastan menos que antaño o disfrutan de las vacaciones como si no hubiese crisis? «El que se preocupa por lo que pueda venir ni sale», responde Mata convencido de que detrás de este perfil también se esconde un buen número de cancelaciones. Mucho se teme que la situación «irá a más» durante los próximos meses. Por la propia crisis en sí pero también porque el turismo extranjero va desapareciendo con la llegada del otoño. En este sentido, subraya que los visitantes ingleses o alemanes tienen «mayor poder adquisitivo» y eso se nota a la hora de hacer caja. 

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