El Correo de Burgos

La Escuela Infantil Río Vena ya tiene placa

El centro, que arrancó el curso en septiembre con 70 alumnos y 16 profesionales, es un ejemplo de construcción eficiente, sostenible y funcional que la convierten en "la mejor escuela infantil de España" tras dos millones de inversión. 

Patio interior con vistas a la zona central de la escuela. TOMÁS ALONSO

Patio interior con vistas a la zona central de la escuela. TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Hace dos meses y medio que los niños corren a sus anchas por este espacio amplio y funcional en el que se ha transformado la Escuela Infantil Río Vena. Lejos quedan los ladrillos caravista y los personajes de Disney que durante ocho años fueron desgastándose por la falta de uso tras un cierre inesperado en 2015. Hoy luce como escuela nórdica con materiales nombres de madera, hormigón y mucha luz gracias a sus enormes cristaleras. Es "la mejor de la red infantil, compuesta por cuatro centros, y yo reo que está entre las mejores de España", expuso el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa. 

La inauguración, en la que estuvieron presentes concejales de todos los grupos municipales y personal de Servicios Sociales, se celebró, con toda la pompa y el protocolo, cuando los niños llevan desde el mes de septiembre utilizando las instalaciones. Se ha descubierto una placa, que conmemora su apertura por parte del alcalde de Burgos, y todos ellos han conocido las funcionalidades, criterios medioambientales y de eficiencia que convierten al nuevo edificio en «un ejemplo de centros construidos para los usuarios, los edificios que cuidan de sus ocupantes», señaló el presidente de la Plataforma de Edificación Passivhause, Arturo Andrés Jiménez.

 

Un estudio realizado por la plataforma en centros escolares de todo el país midiendo 700.000 parámetros de temperatura, humedad y condensación de CO2 determinó que los alumnos sólo estaban en situación de confort una de cada seis horas. De ahí que valoren especialmente un edificio «creado para sus usuarios, ellos son los protagonistas y se ha adaptado todo a su escala, los materiales son amables, la acústica confortable que sea una infraestructura amable para los niños», señaló uno de los arquitectos del proyecto, Jairo Rodríguez. 

El edificio es eficiente en cuanto a gasto energético y emisiones al Medio Ambiente. «El consumo energético es casi nulo, la evolvente térmica continua, aprovechamiento del sol con orientaciones más favorables y un sistema de ventilación controlada y de recuperación del calor», son otras de las aplicaciones arquitectónicas aplicadas en este proyecto que busca ser un ejemplo de construcción sostenible en la obra civil pública. «Es un edificio hecho al detalle, con mimo para mejorar la confortabilidad de la escuela y el equipo docente pueda desarrollar su trabajo», explicó la concejal de Servicios Sociales, Sonia Rodríguez.  

 

 

El centro cuenta con  73 alumnos de los que las aulas de 0 a 1 año y de 1 a 2 están completas y los pequeños entre dos y tres años están al 50% al disponer los colegios desde este curso en este ultimo grupo con aulas financiadas por la Junta Castilla y León. Este último aspecto ha obligado a reorganizar las aulas. «En el inicio del curso se planteaba una matrícula de 102 niños con tres aulas de 2 a 3 años con un ratio de 20 alumnos cada una, dos aulas de 1a2 años con 13 niños por clase y dos más de 0 a 1 año con ocho pequeños en cada zona. «Al subvencionar las aulas de 2 a 3 años en los colegios nos hemos visto mermada la proporción de niños de estas edades y lo que se ha hecho es convertir un aula de dos a tres para 1 a 2 y cubrir con 13 niños en lista de espera», explicó la directora del centro María Teresa del Monte. La puesta en marcha del centro ha permitido incorporar 16 personas más entre 13 cuidadores, dos personas de la limpieza y una cocinera. 

Diez años de un cierre polémico

El curso 2012-2013 fue el último en el que este rincón de la calle Juan de Padilla circularon sillas de niño y pequeños dando sus primeros pasos. La falta de mantenimiento de las instalaciones, que demandaban y había acordado con el Consistorio la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, Ampa, del centro, fue la razón por la que se decretó su cierre sin ninguna alternativa. La movilización realizada por los padres, que llegaron a sumar 13.000 firmas en favor del mantenimiento de actividad, cayó en saco roto. Las instalaciones cerraron sus puertas en el curso siguiente. 

No sería hasta 2015 cuando un acuerdo plenario por unanimidad dio los primeros pasos para la ejecución del proyecto de la escuela. En 2016, tras valoraciones técnicas, se planteó la necesidad de demoler las actuales instalaciones y edificar un nuevo centro. A finales de 2017 sea adjudica el estudio de detalle, proyecto de demolición, proyecto de edificación y dirección de obras a A2G. El proyecto básico se aprobó en junio del año siguiente y el de ejecución en noviembre. Se adjudicó la demolición a Construcciones Ortega por 95.819 euros y la construcción del nuevo centro a Geoxa por más de dos millones de euros. En junio de 2020 las antiguas instalaciones ya eran historia y, en el mes de julio, arrancó la construcción del nuevo edificio que acabó en junio de 2022. 

 

 

Daniel de la Rosa recordó su compromiso en 2013 por «devolver un servicio público». Palabras de agradecimiento vertió, a pesar de la polémica generada entre los presentes, al ex alcalde Javier Lacalle por incluir esta intervención en el programa de inversiones conjunto que la falta de mayoría absoluta le obligaba a firmar con el PSOE en la oposición. «Pactamos con el entonces alcalde, Javier Lacalle, agradecer que se incorporó al presupuesto el recuperar este centro», explicó. 

 

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