El Correo de Burgos

SOCIEDAD

Mauricia Ibáñez, madre a los 64 años, respalda a Ana Obregón: «Bien por ella»

La burgalesa que perdió la custodia de sus mellizos da la «enhorabuena» a la actriz pese a las diferencias con su caso: «A mí era fácil criticarme porque me habían quitado a mi hija mayor»

Mauricia Ibáñez, la burgalesa que dio a luz con 64 años, a las puertas de los juzgados de Burgos. ISRAEL L. MURILLO

Mauricia Ibáñez, la burgalesa que dio a luz con 64 años, a las puertas de los juzgados de Burgos. ISRAEL L. MURILLO

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La vida de Mauricia Ibáñez dio un giro de 180 grados, el segundo de su vida como madre, en febrero de 2017. A sus 64 años, acababa de dar a luz a dos mellizos cuando los Servicios Sociales se personaron en el hospital Recoletas de Burgos. Poco después, perdería la custodia de ambos amparándose en una supuesta situación de «desprotección y vulnerabilidad» de los bebés. 

Muchos se acuerdan estos días de la burgalesa que batalló hasta el final en los tribunales para recuperar a sus hijos e intentar hacer lo propio con su primogénita, hoy adolescente, criada desde pequeña por una sobrina en Canadá. El motivo: la reciente maternidad de Ana Obregón, a sus 68 años, por gestación subrogada

«Me parece bien por ella», asegura Mauricia, en declaraciones a este periódico, tras dar la «enhorabuena» a la actriz. Sobre el polémico asunto de los vientres de alquiler, opina que «se politiza todo de manera sucia» mientras remarca que la madre gestante «se ha prestado a un don para dárselo a esta señora». Así las cosas, añade que «hay que compensarlo por la buena labor que ha hecho». 

Aunque en su caso nunca hubiese recurrido a la gestación subrogada, la burgalesa respeta la decisión de quienes siguen ese camino mientras insiste en que las madres de alquiler hacen «una obra muy buena». No en vano, considera que su historia y la de Obregón son «distintas». En primer lugar, porque «los Servicios Sociales no se van a meter con Ana»

La paciente, Mauricia I. A., tendida en la camilla, momentos antes de que se le realizara la cesárea.

La paciente, Mauricia I. A., tendida en la camilla, momentos antes de que se le realizara la cesárea.

La principal diferencia, a juicio de Mauricia, es que «a mí era fácil criticarme porque me habían quitado a mi hija mayor». Y no solo eso, pues también «me acusaban de querer tener otro hijo por despecho». Ante tales argumentos que ella niega de pleno, esgrime que lo único que deseaba era ser madre y por eso «tuve fuerzas para empezar» un nuevo tratamiento de fertilidad en Estados Unidos. Por lo tanto, sabe de sobra lo que es «gozar de la ayuda de la Medicina» para que una sexagenaria pueda dar a luz sin poner en riesgo la vida de su hijo.

Como ya advertido en numerosas ocasiones, «si pudiera volvería a intentarlo a sabiendas de que me los iban a volver a quitar». No se arrepiente de nada, por una cuestión de «amor propio» y porque cree que «hubiésemos salido adelante». «Me ponen una persona de confianza y la pago de mil amores», asegura a fin de dejar claro que «podría haber estado con mis niños perfectamente». 

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