El Correo de Burgos

SEMANA SANTA BURGOS 2023

La Virgen de la Soledad comparte su dolor con devotos y cofrades

La procesión salía pasadas las 19.30 horas de la Iglesia de Santa Águeda y Santiago / El canto de las salesas en honor a la Madre volvió a ser uno de los momentos más especiales / Por séptimo año consecutivo no hubo indulto

Las hermanas salesas cantan a la Virgen de la Soledad. TOMÁS ALONSO

Las hermanas salesas cantan a la Virgen de la Soledad. TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Siete años. Ese es el tiempo que lleva la procesión de la Virgen de la Soledad sin indultar a un preso burgalés y es que, un año más, el Ministerio de Justicia ha vuelto a denegar la petición de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santiago. Sea como sea y con o sin indulto, los fieles y devotos no faltaron a la cita con la Madre doliente, que sin consuelo y bajo un manto de luto partía a las 19.30 de la iglesia de Santa Águeda y Santiago.

Con la calle abarrotada de locales y turistas empezaba a sonar el himno nacional y tras los aplausos, una sentida saeta  producía el silencio entre los presentes, solo roto por algún que otro ‘Viva la Soledad’. Arrancaba así la procesión, que como cada año, volvía a hacer parada obligada frente al  convento de las Hermanas Salesas, donde la mayor parte de los fieles se dan cita para oír a las monjas cantar a la Virgen.

Tras la parada, la procesión continuó por plaza Castilla, Aparicio y Ruiz, Eduardo Martínez del Campo, el paseo de la Audiencia y el Arco de Santa María. Lo hizo a calor de la fe y la devoción de decenas de fieles emocionados. La Soledad levanta pasiones y es que es una de las imágenes más icónicas y bellas de la Semana Santa burgalesa.

Se trata de una imagen de principios del siglo XX y aunque se desconoce con exactitud la fecha en que fue entregada por el imaginero Ildefonso Serra, sí  se sabe que fue en1905 cuando salió por primera vez en procesión por las calles de nuestra ciudad. Durante estos más de cien años ha sufrido dos modificaciones, la primera de ellas a causa de un incendio en la Catedral y la segunda en 1992, cuando se realizó un trabajo de policromía en toda la talla, ya que la imagen se encontraba muy deteriorada por las diferentes capas de barniz y por el paso del tiempo.

A lo largo de la historia, la imagen ha poseído distintos vestidos, confeccionados con tejidos ricos como seda y terciopelo, pero es el conjunto que se le coloca para Semana Santa el de mayor valor. Se comenzó a confeccionar a principios del siglo XX, y en su primera fase ya está acabado en 1905, con los bordados que aún vemos en el mismo.

«Es una pena que otro año más se deje sin indultar a un preso porque ese es uno de los momento más especiales de la procesión y de la Semana Santa en Burgos». Así  lo asegura Ana, «devota de la Soledad» , tal y como explica.

A pesar de que no hubo parada en el Arco de Santa María, la emoción se dejó  sentir igualmente con la entrada de la Soledad en la Plaza del Rey San Fernando. Con la caída del Sol y la Catedral como testigo regresaron los aplausos y los ‘vivas’ para la Madre de Jesucristo.

Era momento de regresar al templo y tras acceder por la calle Nuño Rasura, la imagen continuaba por la calle Santa Águeda hasta la iglesia del mismo nombre.  La Virgen fue despedida entre aplausos y con la esperanza de que en tan solo unas horas volverá a reencontrarse con su Hijo resucitado.

 Junto a la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santiago desfilaron  miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad así  como la Hermandad del Santísimo Cristo del Milagro de Aranda de Duero. Todas a ellas al paso que marcaba la Banda de cornetas y tambores de ‘Nuestra Señora de la Soledad’.

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