El Correo de Burgos

PSICOLOGÍA

«El exceso de amor propio es la gran enfermedad de hoy en día. Hemos llegado a un punto surrealista»

A punto de alcanzar el medio millón de visitas en su página web, el psicólogo Fernando Pérez del Río analiza sin tapujos los problemas de la sociedad actual / «Los adolescentes me lo dicen en la consulta todos los días. Ya nadie escucha, la gente sólo te habla de sí misma y se va»

Fernando Pérez del Río, doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Burgos (UBU). TOMÁS ALONSO

Fernando Pérez del Río, doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Burgos (UBU). TOMÁS ALONSO

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Medio millón de visitas. La página web de Fernando Pérez del Río acaricia esa cifra. Enorme, apabullante incluso, para un humilde espacio de divulgación que también le sirve para dar visibilidad a su consulta. ¿Influencer? En absoluto, aunque sus reflexiones causen efecto en pantallas ajenas. Números aparte, si de algo se enorgullece este doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Burgos (UBU) es de un hecho incontestable que invita al optimismo: «Crear artículos con rigor teórico intentando ser entretenido ha dado buenos resultados».

La cosa tiene su mérito tal y como está el patio. Hacerse notar en la red no es tarea fácil. De ahí la broma que Pérez del Río no duda en secundar: «Si quieres esconder un cadáver, el mejor sitio es la segunda página de resultados de Google».  Hecho internet, hecha la trampa. No desde el principio, sino poco a poco y de manera sutil. «Los grandes buscadores, en principio amables y democráticos que nos prometían la igualdad, han pasado a favorecer la desigualdad beneficiando a los que simplemente más pagan».

«Los relatos psicoterapéuticos dirigidos al ‘yo’ han inflado a las personas hasta el ridículo».

Visto lo visto, el creador de Burgos Psicología se muestra cada vez más convencido de que el viejo sueño de la libertad a través de la red se ha convertido en «una gran farsa tras la que se oculta un mecanismo devorador de dinero». Y claro, «un negocio que no se publicita para posicionarse es casi inexistente aunque tenga miles de visitas».

Sobre estas cuestiones divaga a menudo por escrito el también redactor del actual Plan de Juventud del Ayuntamiento de Burgos. No es de extrañar que le venga a la mente, cada dos por tres, aquella frase de Fiódor Dostoyevski que hoy parece cobrar más sentido que nunca: «La mejor manera de evitar que un prisionero escape es asegurarse de que nunca sepa que está en prisión».

En esas estamos, con el predominio de gigantes como Google que podrían suponer una «seria amenaza a la democracia» y todas las multinacionales tecnológicas que «a la chita callando, han conseguido una posición de superioridad sin igual en la historia». Un moderno «antagonismo social», apunta el psicólogo palentino, que  tal vez conduzca a «una especie de nuevo feudalismo y ciberproletariado por estas enormes diferencias no solo económicas».  

¿Qué papel juega la ciudadanía en esta suerte de Matrix a la que nos vemos abocados? El primer gran escollo, analizado desde el campo de la Psicología, surge del «exceso de amor propio». Una cosa es autovalorarse y otra sufrir lo que Pérez del Río considera «la gran enfermedad de hoy en día». En su opinión, «hemos llegado a un punto surrealista» en el que cualquier cambio a nivel colectivo brilla por su ausencia. «Toda una excesiva ideología basada en la intocable idea de libertad personal» que, poco a poco, consigue que los vínculos (familia, pareja, amigos...) se vayan «debilitando de manera clamorosa».

«Los adolescentes me lo dicen en la consulta todos los días. Ya nadie escucha, la gente sólo te habla de sí misma y se va». Demoledor escenario el que nos presenta Pérez del Río, real como la vida misma mal que pese. ¿Qué lo alimenta? «El consumo, la publicidad, la captura de la imagen, el abandono de la religión y los rituales más los relatos psicoterapéuticos dirigidos al ‘yo’ han inflado a las personas hasta el ridículo», sentencia el docente de la UBU antes de recomendar el documental La teoría sueca del amor. En dicha cinta, duele observar que «uno de cada cuatro suecos muere en la más estricta soledad y nadie reclama su cuerpo». E impacta, cómo no, que «solo los vecinos, cuando huelen el cadáver, llaman a los funcionarios de turno».

«Los problemas mentales se han incrementado desde los años 90, justo cuando aparecen los nuevos antidepresivos».

Lo curioso del asunto, desde su prisma profesional, es que los artículos más leídos en Burgos Psicología sean alegatos «contra la autoestima, el exceso de empoderamiento, las trampas de la felicidad o los efectos negativos del mindfulness». Ante tal avalancha de humo que enriquece a gurús de tres al cuarto, aboga por «fomentar la lealtad del vínculo, la familia y la asociación»; «mejorar la coordinación con el extenso sector ONG» y «replantear el umbral de lo que se considera una enfermedad mental» en vez de «imponer unos criterios cada vez más laxos a la hora de poder realizar un diagnóstico».

Solo así se explica, según Pérez del Río, el abuso de psicofármacos en los tiempos que corren. «Los problemas mentales se han incrementado desde los años 90, justo cuando aparecen los nuevos antidepresivos». Partiendo de esta base, le parecería «apasionante» plantear un debate sobre «hasta qué punto el sistema público de salud mental tiene que tratar las demandas de malestares de la vida cotidiana» como «me ha dejado la novia, no acabo la tesis...». A su entender, «aunque se contratara a una legión de psicólogos y psiquiatras, la paradoja es que sabemos de sobra que la demanda de pacientes seguiría aumentando sin límite hasta la paródico».

¿Tener hijos? «Ni se tienen ni se tendrán»

La maternidad, si llega, cada vez más tarde. La madurez (mental), prácticamente lo mismo. Advierte Fernando Pérez del Río que buena parte de la sociedad «alarga su adolescencia como si se tratara de un hombre elástico». Un estilo de vida, desde su  punto de vista, «muy centrado en la sexualidad como la actual ideología queer o woke».

Ambas perspectivas convergen al afrontar una pregunta clave: ¿Por qué no se tienen hijos? «Ni se tienen ni se tendrán», responde  el psicólogo convencido de que, en el fondo, se trata de una «cuestión ideológica».

«Se tiene un hijo como experiencia y al final, cuando ya se ha ego-disfrutado-formado de todo lo demás».

«Se suele decir que no se tienen hijos por las condiciones laborales, pero la mitad de las mujeres que trabajan en Extremadura son funcionarias y tampoco tienen hijos». Con este ejemplo, lo que pretende poner de manifiesto -sin generalizar, claro está- es que hoy por hoy «se tiene un hijo como experiencia y al final, cuando ya se ha ego-disfrutado-formado de todo lo demás».

Tampoco comparte Pérez del Río aquello de que tener hijos conlleva una «enorme responsabilidad». Él, que tiene cuatro, lo considera «algo de lo más normal». No en vano, le parece injusto que «la máxima presión vaya dirigida hacia los progenitores», a los que «hay que ayudar todo lo que podamos». 

 

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