El Correo de Burgos

Creado:

Actualizado:

En la mayoría de pueblos serranos se ha pingado ya el mayo, que es una costumbre secular que se lleva a cabo tanto si hay elecciones como si no. Los mozos y también los casados, que ahora no hay tanta gente en los pueblos, bajasen un pino del monte y con mucho esfuerzo lo plantan en medio de la plaza antes de irse a comer tan felices. Es una fiesta hoy pintoresca y antes fue una machada, pero vete tú a prometerles a unos tipos que se levantaban un pino de veinte metros no sé qué de la fuente, del frontón o de la ermita. Había que cumplir. Hoy, los candidatos de los partidos de Burgos van a hacer el paripé en una sesión que es más una gymkana que una pingada del mayo en condiciones. Pero así es la vuelta a la campaña electoral, esa que comienza ya este viernes y que antes tenía la relevancia de las grandes citas. 

Hoy apenas es un encuentro con la democracia que es una prima de fuera que ha envejecido regular. En los pueblos se dice que se vota al alcalde, a la persona, al vecino. Pero no siempre es así. En el mío empataban los dos grandes hasta que salió uno de esos salvapatrias que todo lo cambian. 

Veremos a ver si en las municipales sigue, porque es lo que tienen los que son flor de un día que se pasa el día y se marchita la flor. En las capitales el nerviosismo es máximo porque la lupa está puesta en unos y otros no por lo que hayan metido en el zurrón de lo conseguido sino por lo que pesan en la saca de las expectativas. 

Las encuestas dirán pronto si hay que dar giros de timón a los impulsos de campaña, pero las estrategias parecen demasiado marcadas para dar saltos y aterrizar en donde se acierte. Aún sí, hay quien no se ha mirado el boletín de la provincia y se cree que en cada pueblo se presenta un señor de Madrid que sale muy bien en las fotos pero que no le da para tanto. Quedan quince días para pensar, leer y razonar el voto, aprovéchenlo y repasen lo dicho, visto, leído y prometido, que tampoco es tanto esfuerzo. Todo con tal de intentar acertar otro poco para las próximas elecciones, que nos van cuatro años en ellos. 

Decía Murakami que en la vida de los hombres hay un punto a partir del cual ya no podemos retroceder. Y, en algunos casos, existe otro a partir del cual ya no podemos seguir avanzando Y, cuando llegamos a ese punto, para bien o para mal, lo único que podemos hacer es callarnos y aceptarlo. Y seguir viviendo de esta forma. Que ese punto no sea ahora, que no es momento de inconformismos.

tracking