El Correo de Burgos

Zona de Bajas Emisiones de Burgos. Su implantación afectará a una veintena de talleres

La Asociación de Empresarios de Automoción de Burgos teme que la puesta en marcha de la norma reduzca la actividad de los talleres ubicados en la zona delimitada. Pide una adaptación «progresiva» a la ley y que «tenga en cuenta las necesidades de las personas y a las empresas»

Taller de la capital burgalesa que podría verse afectado por la implantación de la ZBE.

Taller de la capital burgalesa que podría verse afectado por la implantación de la ZBE.SANTI OTERO

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Los talleres burgaleses están preocupados por su futuro. Los profesionales del sector temen que la llegada del vehículo eléctrico, unida a la implantación de la Zona de Bajas Emisiones en las ciudades de más de 50.000 habitantes suponga un notable descenso del volumen de trabajo. La Asociación de Empresarios de Automoción de Burgos (Adeabur) se muestra especialmente intranquila por la situación de la veintena de talleres que «se encontrará dentro de la zona restringida a la circulación», tal y como señala el presidente de la entidad, Gabriel Martínez.

Las dudas de los profesionales «son tanto en el plano económico como en el operativo». Y es que, si bien el concejal de Movilidad, Levi Moreno, aseguró hace tan solo una semana que habrá exenciones de paso a la Zona a de Bajas Emisiones para vecinos y negocios como los talleres, el sector se siente preocupado.

«Entendemos que se trata de una normativa europea que hay que cumplir pero en este proceso es muy importante el cómo se haga», apunta Martínez, quien pone de manifiesto que «no somos los talleres los que decimos el modelo de movilidad de los clientes si no los clientes quienes condicionan nuestro servicio». De ahí que el portavoz de la asociación haga especial hincapié en que el acceso a los talleres de nuestros clientes debe ser eficaz y rápido».

Hablando de cifras, la asociación ha calculado que la Zona de Bajas Emisiones con las tres áreas activadas «afectará a unos 15.000 vehículos» en la capital burgalesa. Llegado el momento, Adeabur señala que de esos 15.000 vehículos potenciales clientes, «unos 6.000 desaparecerán» porque «habrá mucha gente que no pueda acceder al vehículo eléctrico».

Esa pérdida supondrá «perder clientes». Y es que, «al contrario de lo que se puede pensar, a lo talleres también nos interesa que la gente renueve su vehículo y compren coche porque son nuestros clientes del futuro».

La previsible reducción del volumen de compra unido a que los automóviles que el conductor tenderá a comprar serán de carácter eléctrico «pueden generar una situación muy complicada para el sector». Y es que no hay que olvidar que en España los talleres pequeños son mayoría y se trata de negocios que han podido alimentarse del envejecimiento del parque.

El gradual crecimiento de los vehículos eléctricos en detrimento de los de combustión «supondrá que se reduzcan operaciones de mantenimiento habitual como los cambios de aceite o de otros elementos propios de los vehículos de gasolina y diésel, para pasar a ocuparnos de cuestiones como los neumático, los frenos, las suspensiones, que son comunes a todos los vehículos».

Así, considera que «solo los talleres que sean capaces de afrontar un proceso de reconversión, adaptándose a la nuevas necesidades del mercado podrán mantener la actividad normal».

Evolución

Martínez asegura que el sector «apuesta por la evolución». De hecho, recuerda que «siempre hemos estado en continua y constante evolución», pero considera que «por el momento no estamos listos». En este sentido, señala que «las infraestructuras generales del país no están preparadas para canalizar la necesidad de tanta electricidad» .

«No habrá potencia suficiente en la mayor parte de las comunidades de vecinos en cuanto se suman más de cuatro vehículos a la red, como tampoco habrá cargadores ni potencia suficiente en la vía pública» a no ser que «se levante todo Burgos para proporcionar la tensión suficiente a todos los vehículos eléctricos».

Así las cosas, considera que «la implantación de la ZBE será muy amplia y muy restrictiva». En su caso personal asegura que es un «usuario habitual del transporte público», pero apunta que, «como el resto de ciudadanos, si necesito el coche quiero poder acceder». En este sentido y con la norma aún por desarrollar se pregunta «qué ocurrirá si una personas necesita llevar a su hijo al centro de salud o si tiene que recoger a sus padres con movilidad reducida».

Muchas hipótesis que «deberán ser aclaradas por la normativa». Un documento que «si bien debe cumplir con la ley debe tener en cuenta las necesidades de los ciudadanos y no hacer daño a las empresas».

La norma

El plan de implantación de la Zona de Bajas Emisiones, teniendo en cuenta que el TSJCYL ha ratificado la sentencia que suspendió el contrato para su puesta en marcha, se desarrollaría de forma progresiva y no será hasta el 1 de enero de 2027 cuando los burgaleses empiecen a percibir las primeras restricciones. Ya el 1 de enero de 2030 será cuando la ciudad cuente con las medidas más restrictivas al tráfico.

Contempla la creación de tres zonas: zona cero; zona básica, que «estará delimitada por las calles Madrid y Progreso y por la calle San Lesmes» y una zona ampliada que «llegará hasta la avenida Cantabria, delimitando el área con las calles San Francisco, Bulevar y Plaza Castilla», apunto el edil.

Será el 1 de enero de 2027 cuando se implemente la zona básica, que lleva aparejadas las primeras restricciones con la limitación de entrada a vehículos sin etiqueta y con etiquetas B y C y la puesta en marcha de las cámaras de vigilancia sean cuales sean los índices de contaminación.

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