Un Corpus vespertino, pero multitudinario
La procesión salió de la Catedral bajo amenaza de lluvia, pero con la presencia de multitud de fieles
La carroza de plata con la Custodia al comienzo de la procesión.
La ciudad de Burgos volvió a celebrar la solemnidad del Corpus Christi en horario vespertino por tercer año bajo la presidencia del arzobispo Mario Iceta y con el protagonismo de la Catedral.
En la Seo se celebró a las seis de la tarde la misa solemne en el altar mayor con la participación del coro de la Catedral, presidida por el arzobispo, previa a la procesión eucarística por las calles del centro de la ciudad.
Iceta señaló este domingo en su mensaje pastoral a los burgaleses que «en el día del Corpus Christi, la Belleza se viste de fragilidad y toda la grandeza de Dios –presente bajo la apariencia de pan vulnerable, pequeño y quebradizo– desborda su amor hasta los confines de la tierra».
La multitud en la plaza de Santa María a la salida de la procesión.
El líder de la iglesia burgalesa recordó, igualmente, que también se celebra el día de la Caridad, en el que «hemos de poner nombre y rostro a los más débiles».
Iceta ponderó la labor hacia este colectivo que desarrolla Cáritas y que calificó como «preciosa e impagable» y recordó que desde Cáritas «se han atendido a casi 7.000 familias en 2022, se ha resaltado la dimensión universal de la caridad o se ha capacitado para el empleo, con la esperanza como seña distintiva de su labor».
Tras la misa en la Catedral y bajo amenaza constante de lluvia y algunas gotas de agua salió pasadas las siete de la tarde la tradicional procesión en la que la custodia con el Santísimo recorre las calles del centro de Burgos en la carroza de plata, arropada por la banda de música de la Archicofradía del Santísimo Sacramento y representantes de las cofradías de la Semana Santa burgalesa y las organizaciones penitenciales y asistenciales, junto con un centenar de niños y niñas que este año han recibido su Primera Comunión.
Presencia infantil en la procesión del Corpus 2023.
La umbrela precede al tintinábulo que anuncia la llegada del Cabildo Metropolitano escoltando la carroza hacia el paseo del Espolón. Entre filas de fieles se llega a la plaza mayor donde el el arzobispo carga con la Custodia y desde el balcón del Consistorio bendice a todos los burgaleses. La procesión finaliza al regresar a Plaza del Rey San Fernando, donde los Gigantillos realizan sus tradicionales bailes previos al salto del Tetín en la calle de La Paloma.