El Monumento al Pastor de Ameyugo. Más de seis décadas mirando a las estrellas
Este conjunto escultórico, sito en el paraje de La Picota en la localidad burgalesa de Ameyugo, fue inaugurado el 30 de septiembre de 1961 en un acto que reunió a cientos de personas y autoridades encabezadas por el general Franco
La muerte del pastor Esteban Frechilla causó una gran conmoción en la sociedad castellana en el verano de 1959. Un rayo traicionero segó la vida de este palentino cerca de la localidad de Amusco dejando huérfanos en plena tormenta a su rebaño de ovejas y a sus perros centinelas.
El escritor y político Javier Martín-Artajo y Álvarez conoció esta tragedia y reflexionó sobre la dura labor de estos cuidadores de ovejas y cabras que consagraban su vida a un sacerdocio nómada entre campos y montes de pastos. Escribió un artículo sobre este suceso que tanto le conmocionó y planteó levantar un homenaje a estos trabajadores que tanta riqueza habían generado a Castilla desde siglos atrás.
Tras barajar varios emplazamientos, se decidió situar el conjunto monumental en el kilómetro 307 de N-I, junto al lugar que llaman La Picota, cerca del pueblo burgalés de Ameyugo. Para ejecutar la obra se contrató a dos personalidades muy relevantes de la época. Del proyecto se encargó el prestigioso arquitectoVíctor López Morales y de la realización de las esculturas el artista santoñés Víctor de los Ríos, muy popular por sus creaciones para pasos de Semana Santa de varias ciudades españolas. La inauguración, que reunió a mucha gente y decenas de personalidades bajo la lluvia, estuvo presidida por el jefe del Estado, el general Franco, el 30 de septiembre de 1961.
La escultura del pastor
La figura imponente del pastor, de más de siete metros, 27 toneladas de peso y tallada en roca de Campo Real, se alza orgullosa junto a la conocida también como 'muela de Napoleón'.
El zagal, ayudante sin igual
Los zagales, chicos adolescentes que acompañaban a los pastores para aprender el oficio, están homenajeados en esta escultura que está situada fuera el espacio monumental de La Picota, frente a las otras dos figuras y la roca.
El perro, fiel compañero de andanzas
En posición de descanso pero con la mirada alerta al rebaño, la figura del perro refleja la complicidad y la compañía que este animal siempre ha representado para los pastores.
Sencilla monumentalidad
El arquitecto Víctor López Morales diseñó, jugando con la inclinación de la ladera y la propia roca, el Monumento al Pastor. Las esculturas fueron obra del artista santoñés Víctor de los Ríos.
La cartela
En la ladera de La Picota y a los pies de la figura del pastor se encuentra la cartela que da testimonio de las personalidades que fueron fundamentales para la construcción del Monumento al Pastor: el escritor y político Javier Martín-Artajo y Álvarez, el escultor Víctor de los Ríos y el arquitecto Víctor López Morales.
La capilla de la Anunciación del Ángel a los pastores
Junto a la escultura del pastor, una pequeña cueva conforma una capilla natural donde se celebran actos litúrgicos como el que aconteció el día de la inauguración.
Franco inaugura el monumento
Tras una mañana de festejos, exhibiciones de perros pastores y una comida popular, el general Franco llegó a las cercanías de Ameyugo para inaugurar el monumento a las 5 de una lluviosa tarde.
Lluvia y vítores al 'caudillo'
Como todo acto público que protagonizaba el dictador, este acto en Ameyugo fue una ceremonia de adhesión al régimen franquista por parte de los allí congregados.
Autoridades políticas, militares y eclesiásticas
El dictador estuvo rodeado aquel 31 de septiembre de 1961 en Ameyugo de parte de su Gobierno y de figuras de la Iglesia como el nuncio del papa, Ildebrando Antoniutti, o el arzobispo de Burgos, Luciano Pérez Platero.
Pastores de toda España
La Picota reunió aquel día a pastores de toda la geografía del país, que acudieron perfectamente ataviados y hasta algunos acompañados de varias de sus ovejas y sus perros.
Un gigante junto a la N-I
Desde aquel 30 septiembre de 1961 habrán sido millones los coches, las motos y los camiones que habrá visto pasar por la N-I este pastor de piedra, que subido a una gran roca, asoma como un coloso. Todas las noches, hasta las más nubladas, vigila desde hace más de 60 años su rebaño de estrellas.