El Correo de Burgos

El programa pionero burgalés de justicia restaurativa 'Ave Fénix' logra financiación del Gobierno central

La abogada burgalesa Virginia Domingo es la creadora junto a otros profesionales de un programa para víctimas de delitos graves que ya ha desarrollado tres ediciones con éxito

Imagen de los juzgados de Reyes Católicos.

Imagen de los juzgados de Reyes Católicos.SANTI OTERO

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Tres ediciones. El ‘Programa Individual de Justicia Restaurativa para víctimas de delitos graves Ave Fénix’ ha cumplido tres ediciones. Lo ha hecho con éxito. Un éxito que ha supuesto lograr la financiación de la Dirección General de Naciones Unidas, Organismos Internacionales y Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.

Este programa, pionero a nivel nacional e internacional, «trabaja con personas que han sufrido un daño grave como abusos sexuales, violencia familiar y de género y otros delitos con resultado de muerte», explica la burgalesa Virginia Domingo, presidenta de la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa impulsora del programa en colaboración con Eges Bolivia.

El taller se ha estado desarrollando con participantes tanto de España como de Latinoamérica. Durante varios meses, los participantes han compartido sus historias, lo que echaron en falta cuando sufrieron el delito, sus necesidades, cómo les hubiera gustado ser reparados y cuáles son sus deseos para un futuro no muy lejano.

«Con el programa hemos querido proporcionar un espacio seguro a víctimas de delitos con independencia de su gravedad que necesiten ser escuchadas y compartir su historia y sus necesidades para poder comenzar su camino restaurativo hacia la ‘sanación’», apunta Domingo.

El primer grupo arrancó con la participación de cuatro personas, de la cuales dos continuaron de forma activa en el programa y otra persona lo hizo de forma ocasional. Las causas del abandono fueron de una de las personas fue la incompatibilidad de horario pero esta participante se pudo incorporar en el segundo grupo. Por tanto el nivel de participación ha sido un éxito», señala la promotora del programa.

Entre los participantes, Domingo explica que se ha trabajado «con víctima de abusos sexuales, con la madre de una mujer asesinada, una víctima de violencia de género y con una víctima de violencia intrafamiliar» además de con «víctimas españolas de abusos sexuales por parte de la Iglesia». Los programas han sido online porque «hay víctimas de países como Argentina y Bolivia».

La burgalesa recuerda que «la justicia restaurativa no es terapia y jamás se puede equiparar a hacer terapia, incluso es recomendable que las personas que quieran participar en este programa hayan pasado por un programa terapéutico, y necesiten algo más para continuar» y añade que «en este caso la justicia restaurativa y este programa individual sería un plus para todas aquellas víctimas que quieren continuar con su proceso de dejar de sentirse como tal».

En este sentido, la burgalesa asegura que el grado de satisfacción de las víctimas ha sido muy alto y se «corrobora con las palabras de las participantes en las últimas sesiones», que señalan que «desde que están en el programa se sienten mejor y más tranquilas». De hecho, «en este tercer grupo todas las participantes se han comprometido con el seguimiento».

Revictimización

El principal objetivo del programa es «romper con la revictimización» y es que para Domingo «el sistema penal preventivo y retributivo actual está configurado de tal forma que la víctima asiste como mero testigo a un hecho que la afecta tan directamente como es el delito». Así las cosas, «la tradicional concepción retributiva ha distanciado al infractor de la víctima, poniendo a esta última como un simple sujeto pasivo en su propio proceso».

En cualquier caso, la burgalesa recuerda que «las prácticas restaurativas no siempre se pueden llevar a cabo como deberían», es decir con reuniones reparatorias y conjuntas entre víctima y ofensor porque «o bien las víctimas no están preparadas o no es aconsejable su posible reunión con el ofensor o incluso las legislaciones de algunos estados no permiten estas prácticas».

En este punto, Domingo explica que el papel del facilitador el facilitador es «clave» si se dan estas reuniones para «poner de manifiesto que no hay un equilibrio entre las partes y por eso busca la responsabilización del ofensor y la reparación de la víctima». 

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