El Correo de Burgos

Por amor al arte. De Colombia a Burgos y del grafiti al rotulismo clásico como forma de vida

Michael Pérez es el autor de decenas de rótulos, pizarras y escaparates de la ciudad.
Llegó a Burgos desde su Cartagena de Indias natal hace dos décadas y tras una vida de ‘idas y venidas’ buscando su sitio, encontró su pasión en el rotulismo y el lettering

Michael junto a algunos de sus trabajos.

Michael junto a algunos de sus trabajos.©Tomas Alonso

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Burgos

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A buen seguro que en varias ocasiones te has quedado mirando las pizarras con menús o propuestas gastronómicas de bares y restaurantes de la capital burgalesa. Muchas son auténticas obras de arte y una pequeña muestra del trabajo que desde hace siete años desarrolla Michael Pérez Arenas (@michael_letters_). Este colombiano de origen y burgalés de adopción y corazón desde hace veinte años ha encontrado en el rotulismo clásico no solo una profesión si no una manera de expresarse y una forma de vida.

Michael llegó a Burgos desde Cartagena de Indias con tan solo diez años. «No fue sencillo adaptarse a un país nuevo, con nuevas costumbres y donde estás solo con tu madre y tu hermana», recuerda el rotulista. Fue en aquellos momentos cuando descubriría el mundo del grafiti y del hip-hop.

«Me encantaba pintar y bocetear. Encontré ahí mi forma de expresar mis emociones en un momento complicado. En aquellos años sentía que no encajaba por mi color de piel, en aquel momento en Burgos no había tanta gente de fuera de España, y no me resultaba fácil hacer amigos, algo que afortunadamente cambió con los años. Además no me gustaba estudiar. No encontraba mi hueco», relata.

Con la adolescencia y una madre «muy preocupada por el futuro», Michael entró en el Padre Aramburu para formarse. «Mi madre quería que aprendiera un oficio y empecé con Automoción para seguir con el Electricidad y Sistemas de Telecomunicaciones e Informática», señala. Siete años de formación en los que el dibujo y el grafiti siguieron estando muy presentes en la vida de Michael.

Lejos de quedarse en Burgos y ante la falta de trabajo, decidió probar suerte viajando por Europa para intentar seguir pintando. «Fueron años difíciles y el momento que lo cambió todo fue un encontronazo con la justicia. Me pedían cárcel por pintar unos grafitis y ahí me di cuenta de que mi vida tenía que tomar otro rumbo».

Michael muestra algunos de sus rótulos.

Michael muestra algunos de sus rótulos.©Tomas Alonso

Michael no fue a la cárcel, pero sí tuvo que realizar trabajos en beneficio de la comunidad. «Toqué fondo en aquel momento pero seguía pensando que pintar era lo que más me gustaba y que tenía que darle una salida profesional», relata. Así, el joven empezó a investigar sobre rotulismo y letteting y a practicar. «Mientras tanto escribí a varios profesionales del sector por redes sociales para tratar de aprender de ellos pero nadie me quiso ayudar salvo Adrián, @eldeletrista», explica.

Michael encontró en Adrián a un «maestro y a un amigo. Ël fue quien me dio la valentía para seguir en este mundillo gracias a sus palabras y a su ayuda». En aquel momento, Michael Meyers, uno de los rotulistas estadounidenses más reconocidos daba un curso en Barcelona y el joven no dudo en pedir dinero prestado para ir a formarse».

Así empezó  todo. El artista comenzó hace siete años a «practicar y a practicar» y poco a poco fueron llegaron los trabajos profesionales en diversos locales de la ciudad: tanto pizarras, como rótulos en persianas y escaparates, murales, etc. «Todo ello hecho a mano y sin ningún tipo de plantilla», señala. Pero el camino «no ha sido fácil. De cien sitios en los que ofrecía mi trabajo, me encontraba con noventa ‘noes’». «Ahora empiezo a ver los frutos de todo el esfuerzo. Mis amigos me decían que me iba a morir de hambre», asegura entre risas.

Un hueco en la ciudad

Michael confirma que ha sido en los últimos años cuando el lettering ha cogido más peso. «Ahora hay muchos niños y adultos interesados en la escritura creativa, pero hace unos pocos años no era así. Tampoco a nivel profesional». Y es que el artista recuerda que, cuando empezó en el mundo del rotulismo, pensó en irse a otras ciudades donde ya estaba más asentado como Madrid o Barcelona. «No lo hice por recomendación de Adrián. Él me animó a cubrir ese hueco que había en la ciudad y tenía toda la razón».

De hecho, uno de los sueños del artista es «poner a Burgos en lo más alto del rotulismo» y recuerda que «en las grandes capitales ya se están protegiendo rótulos antiguos que forman parte del patrimonio gráfico de estas ciudades».

El artista trabaja en una de sus creaciones.

El artista trabaja en una de sus creaciones.©Tomas Alonso

El proceso

Para sus creaciones, Michael mantiene una entrevista previa con el futuro cliente. «Lo que hago es un trabajo pero no soy una máquina, y en cada una de mis creaciones trato de transmitir mis emociones, por eso es importante que tenga una buena conexión con el cliente». Una vez sabe lo que quiere el cliente, el artista crea un boceto en papel y una vez aceptado se pasa a escala real. Para la creación, usa diversas técnicas como pinturas esmaltadas, pan de oro o spray. «Hoy en día muchos comercios y bares quieren tener su comercio decorado y transmitir en esas obras sus valores», señala Michael, quien también ofrece talleres de lettering de vez en cuando.

Aunque asegura estar «muy orgulloso» de todos sus trabajos, se muestra especialmente contento con el realizado en pan de oro en el Riviera. «Plasmar tu arte en un lugar icónico de la ciudad como la antigua cafetería del Teatro Principal es ya de por sí impresionante», afirma.

Durante estos días, los burgaleses que quiera conocer el trabajo de Michael pueden hacerlo en el centro comercial Camino de la Plata gracias a una pequeña tienda efímera que ha abierto junto al anticuario Brian del Val. «Allí pueden verme pintar en directo y estaré encantado de atenderles», apunta.

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